¡Aguántense, pura vida! Resulta que en Estados Unidos se armó un maje tremendo con unos tipos de Campbell’s, esas sopas clásicas que nos acuerdan a la abuela. Un alto pillo, el vicepresidente de ciberseguridad, se mandó unas broncas en un audio que se filtró, diciendo cosas horribles sobre las sopas y hasta quién las compra. ¡Una verdadera torta!
Según parece, este señor, Martin Bally, empezó a echarle dureza a los productos de la compañía y a sus clientes. Lo escuchan decir que eran “comida para gente pobre” y cuestionando la calidad de los ingredientes. ¡Imagínate la vergüenza! El pobre hombre se creyó que estaba en confianza, pero le salió por la ventana, ¡qué sal!
Campbell’s, rápido, rápido, lo echó pa' fuera, obviamente. Confirmaron que era la voz de Bally en el audio y le dieron patada. Pero no solo eso, dijeron que sus productos son de alta calidad. Obvio, tienen que salvar las apariencias, ¿verdad, pues?
Lo curioso de todo esto es cómo llegó a la luz pública ese audio. Parece que un exanalista de seguridad, Robert Garza, lo demandó a Campbell’s porque lo corrieron. El mae Garza, aprovechando que el audio formaba parte del proceso legal, lo filtró. ¡Menuda movida! Él dice que Bally se burla de los clientes y afirma que las sopas tienen ingredientes rarísimos, como “carne bioingenierizada” o “pollo de impresora 3D”. ¡Uf, qué brete!
Y aquí viene lo más picante: Garza dice que después de reportar estas ocurrencias a su jefe, ¡lo corrieron a él! Su abogado dice que es claro patrón de represalias contra empleados que denuncian cosas turbias dentro de la empresa. Acusa a Campbell’s y a otros directivos de permitir un ambiente lleno de comentarios racistas, fiestas con drogas y castigos a los denunciantes. ¡Qué chimba, un ambiente así!
Después del escándalo, Campbell’s tuvo que moverse a toda prisa para limpiar un poco el desastre. Primero suspendieron a Bally mientras investigaban, luego confirmaron que era él y lo sacaron de la empresa. Publicaron un comunicado llamando “vulgares, ofensivas y falsas” las palabras de Bally y pidieron perdón por el daño. También publicaron un montón de datos defendiendo la calidad de sus sopas, jurando que no hay pollo impreso en 3D ni ingredientes extraños. ¡Tratando de rescatar la vara, vamos!
Expertos en marketing en Estados Unidos dicen que si Campbell’s quiere salir adelante, necesita mostrar transparencia en la investigación, mejorar la relación con los clientes y poner orden en la casa. Porque esto es más que un simple escándalo de un ejecutivo bocón. Esto daña la imagen de una compañía con mucha historia, que siempre ha sido asociada con la comida casera y familiar. Y ahora, ¡toca lidiar con la sospecha de que estaban vendiendo comida mañosa!
Bueno, mira tú, un caso así te hace pensar: ¿Creemos realmente que las empresas son tan honestas como quieren aparentar? ¿Será que detrás de las marcas que amamos se esconden secretos oscuros y comentarios desagradables? ¿Crees que este tipo de escándalos debería llevar a revisar más a fondo cómo se producen los alimentos que consumimos diariamente?
Según parece, este señor, Martin Bally, empezó a echarle dureza a los productos de la compañía y a sus clientes. Lo escuchan decir que eran “comida para gente pobre” y cuestionando la calidad de los ingredientes. ¡Imagínate la vergüenza! El pobre hombre se creyó que estaba en confianza, pero le salió por la ventana, ¡qué sal!
Campbell’s, rápido, rápido, lo echó pa' fuera, obviamente. Confirmaron que era la voz de Bally en el audio y le dieron patada. Pero no solo eso, dijeron que sus productos son de alta calidad. Obvio, tienen que salvar las apariencias, ¿verdad, pues?
Lo curioso de todo esto es cómo llegó a la luz pública ese audio. Parece que un exanalista de seguridad, Robert Garza, lo demandó a Campbell’s porque lo corrieron. El mae Garza, aprovechando que el audio formaba parte del proceso legal, lo filtró. ¡Menuda movida! Él dice que Bally se burla de los clientes y afirma que las sopas tienen ingredientes rarísimos, como “carne bioingenierizada” o “pollo de impresora 3D”. ¡Uf, qué brete!
Y aquí viene lo más picante: Garza dice que después de reportar estas ocurrencias a su jefe, ¡lo corrieron a él! Su abogado dice que es claro patrón de represalias contra empleados que denuncian cosas turbias dentro de la empresa. Acusa a Campbell’s y a otros directivos de permitir un ambiente lleno de comentarios racistas, fiestas con drogas y castigos a los denunciantes. ¡Qué chimba, un ambiente así!
Después del escándalo, Campbell’s tuvo que moverse a toda prisa para limpiar un poco el desastre. Primero suspendieron a Bally mientras investigaban, luego confirmaron que era él y lo sacaron de la empresa. Publicaron un comunicado llamando “vulgares, ofensivas y falsas” las palabras de Bally y pidieron perdón por el daño. También publicaron un montón de datos defendiendo la calidad de sus sopas, jurando que no hay pollo impreso en 3D ni ingredientes extraños. ¡Tratando de rescatar la vara, vamos!
Expertos en marketing en Estados Unidos dicen que si Campbell’s quiere salir adelante, necesita mostrar transparencia en la investigación, mejorar la relación con los clientes y poner orden en la casa. Porque esto es más que un simple escándalo de un ejecutivo bocón. Esto daña la imagen de una compañía con mucha historia, que siempre ha sido asociada con la comida casera y familiar. Y ahora, ¡toca lidiar con la sospecha de que estaban vendiendo comida mañosa!
Bueno, mira tú, un caso así te hace pensar: ¿Creemos realmente que las empresas son tan honestas como quieren aparentar? ¿Será que detrás de las marcas que amamos se esconden secretos oscuros y comentarios desagradables? ¿Crees que este tipo de escándalos debería llevar a revisar más a fondo cómo se producen los alimentos que consumimos diariamente?
