¡Qué atracón nos pegaron, raza! El dólar sigue dando tumbos y hoy cerramos con un nuevo récord histórico en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex). Al final del día, la divisa gringa llegó a los ¢492,48, es decir, casi un colón más caro que ayer. ¡Un pincho! Esto significa que nuestro esfuerzo diario vale menos y que comprar hasta unas gaseosas se pone más complicado.
Para ponerle contexto al asunto, esto ya es la tercera vez esta semana que rompemos récords. Y, para rematar, llevamos siete días seguidos con el tipo de cambio por debajo de los ¢500. Entre el lunes pasado y hoy, viernes, la caída ha sido de nada despreciable: ¡¢4,86! Digamos que si estabas ahorrando en colones, ahora tienes que sudar la gota fría para conseguir los mismos dólares que antes.
Según Adriana Rodríguez de Acobo, experta en finanzas, estamos en esa época del año donde la oferta de divisas se dispara por culpa del turismo alto y el pago de aguinaldos de las empresas transnacionales. Pero parece que el mercado está tan saturado que ni siquiera el Banco Central puede absorber toda esa plata. “Solo las decisiones del Banco Central sobre cuándo y cómo comprar divisas pueden influir en los precios,” nos dice la señora. ¡Qué brete el que tienen!
En pocas palabras, la situación es así: mucha gente quiere vender dólares (turistas que cambian sus monedas, empresas pagando), pero poca gente los necesita para comprar. Eso hace que el precio del dólar se dispare, porque la ley de la oferta y la demanda siempre manda. El Banco Central intenta meterle freno comprando dólares para bajar el precio, pero a veces no le alcanza.
Ahora, claro, algunos expertos dicen que no hay de qué preocuparse, que esto es normal en temporada alta. Pero la verdad es que para el ciudadano común, ver cómo el dólar sube es como verme un chunche escapándose de las manos. Cada viaje al supermercado, cada factura, se siente más caro. ¡Una torta!
La situación también afecta a las pequeñas y medianas empresas, que dependen de importar productos. Si el dólar sigue subiendo, tendrán que subir los precios o sacrificar ganancias. Y eso, a la larga, termina afectando a todos nosotros. Seamos sinceros, nadie quiere pagar más por el pan, la carne o cualquier otra necesidad básica. Ese es el verdadero problema.
Y hablando de problemas, me pregunto si el gobierno va a tomar alguna medida seria para controlar esta situación. ¿Van a seguir esperando a que la cosa se calme sola, o van a buscar soluciones reales para proteger el bolsillo del pueblo? Porque, díganlo conmigo, ¡esta vaya está apretándole el gorro al mae!
Entonces, mi gente, diganme: ¿creen que el Banco Central está haciendo lo suficiente para controlar el alza del dólar, o deberíamos esperar medidas más drásticas? ¿Cómo les está afectando esta situación a ustedes personalmente?
Para ponerle contexto al asunto, esto ya es la tercera vez esta semana que rompemos récords. Y, para rematar, llevamos siete días seguidos con el tipo de cambio por debajo de los ¢500. Entre el lunes pasado y hoy, viernes, la caída ha sido de nada despreciable: ¡¢4,86! Digamos que si estabas ahorrando en colones, ahora tienes que sudar la gota fría para conseguir los mismos dólares que antes.
Según Adriana Rodríguez de Acobo, experta en finanzas, estamos en esa época del año donde la oferta de divisas se dispara por culpa del turismo alto y el pago de aguinaldos de las empresas transnacionales. Pero parece que el mercado está tan saturado que ni siquiera el Banco Central puede absorber toda esa plata. “Solo las decisiones del Banco Central sobre cuándo y cómo comprar divisas pueden influir en los precios,” nos dice la señora. ¡Qué brete el que tienen!
En pocas palabras, la situación es así: mucha gente quiere vender dólares (turistas que cambian sus monedas, empresas pagando), pero poca gente los necesita para comprar. Eso hace que el precio del dólar se dispare, porque la ley de la oferta y la demanda siempre manda. El Banco Central intenta meterle freno comprando dólares para bajar el precio, pero a veces no le alcanza.
Ahora, claro, algunos expertos dicen que no hay de qué preocuparse, que esto es normal en temporada alta. Pero la verdad es que para el ciudadano común, ver cómo el dólar sube es como verme un chunche escapándose de las manos. Cada viaje al supermercado, cada factura, se siente más caro. ¡Una torta!
La situación también afecta a las pequeñas y medianas empresas, que dependen de importar productos. Si el dólar sigue subiendo, tendrán que subir los precios o sacrificar ganancias. Y eso, a la larga, termina afectando a todos nosotros. Seamos sinceros, nadie quiere pagar más por el pan, la carne o cualquier otra necesidad básica. Ese es el verdadero problema.
Y hablando de problemas, me pregunto si el gobierno va a tomar alguna medida seria para controlar esta situación. ¿Van a seguir esperando a que la cosa se calme sola, o van a buscar soluciones reales para proteger el bolsillo del pueblo? Porque, díganlo conmigo, ¡esta vaya está apretándole el gorro al mae!
Entonces, mi gente, diganme: ¿creen que el Banco Central está haciendo lo suficiente para controlar el alza del dólar, o deberíamos esperar medidas más drásticas? ¿Cómo les está afectando esta situación a ustedes personalmente?