Pues fíjate tú, parece que la construcción del proyecto Taras-La Lima sigue siendo un brete más grande que una carreta llena de mangos. Resulta que otro colapso del sistema de drenaje mandó agua hasta donde no hay pared, dejando a varios conductores varados y con el carro lleno de lodo, ¡qué situación!
Desde que empezaron las obras, este sector ha sido escenario de varios incidentes parecidos. Parece que el suelo no quiere cooperar, y cada lluvia es motivo de preocupación. Las autoridades ya saben que esto no es novedad, y desde hace tiempo están buscando cómo arreglar la papa.
Ahora, la Municipalidad de Cartago dice que van a ayudar con un hidrovaciador, un aparatito que sirve para aspirar agua a toda máquina. Según el alcalde Mario Redondo, este hidrovaciador va a ser clave para limpiar el drenaje y evitar que la próxima tormenta nos juegue otra mala pasada. Esperemos que funcione, porque la paciencia de la gente ya está más delgada que una hoja de plátano.
Las imágenes en redes sociales hablan por sí solas: vehículos atrapados en medio del agua, gente tratando de apartar el lodo con palas, y la frustración pintada en todas las caras. El tráfico, obviamente, se fue al traste, y muchos tuvieron que buscar rutas alternativas para llegar a sus casas. Una verdadera pesadilla para quienes transitan diariamente por esa carretera.
Y ahora viene lo interesante: la fecha de entrega del proyecto. Originalmente, decían que estaría listo en diciembre de este año o a más tardar en los primeros meses del 2026. Pero con todos estos problemas, uno empieza a preguntarse si alguna vez vamos a ver terminado este proyecto. Parece que cada arreglo trae consigo un nuevo problema, y así no llegamos a ninguna parte.
Además, no olvidemos que el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (LANAMME) ya había levantado algunas alertas sobre la calidad de los materiales utilizados. Dicen que hay deficiencias en el concreto de algunas estructuras, lo cual no ayuda a tranquilizar a nadie. Se necesita una revisión exhaustiva para garantizar que estas obras sean seguras y duraderas, diay.
Otro detalle que preocupa a la Municipalidad es que han tenido que invertir más dinero de lo planeado en la reubicación del sistema de acueducto que pasa por la zona. Al parecer, los trabajos en tierra requieren mover más tuberías de las que pensaban, lo que implica gastos inesperados. Están esperando que el Gobierno les dé una mano con estos costos, porque el bolsillo de los cartaguenses ya está bastante apretado.
En fin, la situación es complicada. Parece que el proyecto Taras-La Lima se ha convertido en una especie de maldición para los conductores y para la administración municipal. Con tantas idas y venidas, uno se pregunta: ¿Realmente tendremos una autopista segura y funcional en algún momento, o seguiremos viendo cómo el proyecto se arrastra indefinidamente, causando molestias y generando incertidumbre?
Desde que empezaron las obras, este sector ha sido escenario de varios incidentes parecidos. Parece que el suelo no quiere cooperar, y cada lluvia es motivo de preocupación. Las autoridades ya saben que esto no es novedad, y desde hace tiempo están buscando cómo arreglar la papa.
Ahora, la Municipalidad de Cartago dice que van a ayudar con un hidrovaciador, un aparatito que sirve para aspirar agua a toda máquina. Según el alcalde Mario Redondo, este hidrovaciador va a ser clave para limpiar el drenaje y evitar que la próxima tormenta nos juegue otra mala pasada. Esperemos que funcione, porque la paciencia de la gente ya está más delgada que una hoja de plátano.
Las imágenes en redes sociales hablan por sí solas: vehículos atrapados en medio del agua, gente tratando de apartar el lodo con palas, y la frustración pintada en todas las caras. El tráfico, obviamente, se fue al traste, y muchos tuvieron que buscar rutas alternativas para llegar a sus casas. Una verdadera pesadilla para quienes transitan diariamente por esa carretera.
Y ahora viene lo interesante: la fecha de entrega del proyecto. Originalmente, decían que estaría listo en diciembre de este año o a más tardar en los primeros meses del 2026. Pero con todos estos problemas, uno empieza a preguntarse si alguna vez vamos a ver terminado este proyecto. Parece que cada arreglo trae consigo un nuevo problema, y así no llegamos a ninguna parte.
Además, no olvidemos que el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (LANAMME) ya había levantado algunas alertas sobre la calidad de los materiales utilizados. Dicen que hay deficiencias en el concreto de algunas estructuras, lo cual no ayuda a tranquilizar a nadie. Se necesita una revisión exhaustiva para garantizar que estas obras sean seguras y duraderas, diay.
Otro detalle que preocupa a la Municipalidad es que han tenido que invertir más dinero de lo planeado en la reubicación del sistema de acueducto que pasa por la zona. Al parecer, los trabajos en tierra requieren mover más tuberías de las que pensaban, lo que implica gastos inesperados. Están esperando que el Gobierno les dé una mano con estos costos, porque el bolsillo de los cartaguenses ya está bastante apretado.
En fin, la situación es complicada. Parece que el proyecto Taras-La Lima se ha convertido en una especie de maldición para los conductores y para la administración municipal. Con tantas idas y venidas, uno se pregunta: ¿Realmente tendremos una autopista segura y funcional en algún momento, o seguiremos viendo cómo el proyecto se arrastra indefinidamente, causando molestias y generando incertidumbre?
