¡Pero qué vaina! Anoche, en medio de toda la jaleo del Festival de la Luz, la carroza del Banco Nacional decidió tomarse un descanso inesperado justo frente a la Contraloría. Como si fuera película, ¡pum!, una llanta explotó y ahí quedó, parada, bloqueando el desfile y generando un pequeño caos general.
Para los que no estaban allá, imagínate la escena: la gente expectante, esperando ver la carroza del Banco Nacional, y de repente, silencio… luego, el sonido de la llanta reventada. El Cuerpo de Bomberos llegó rapidísimo, claro, porque esos siempre andan atentos, pero igual el susto nos dio a todos. Al parecer, la carroza iba caminando tranquilamente, cuando de pronto, ¡bang!, se paró en seco, muy cerca de la gente. Menudo despiche.
Algunos funcionarios del banco, tratando de restarle importancia, dijeron que era “solo un detallito”. ¡Un detallito, diay! Cuando el desfile está parado y la Banda de Acosta tiene que buscarse la vida para poder pasar. ¿Se imaginan la cara de los músicos? Tenían que rebasar la carroza a pedradas, buscando dónde meterse. ¡Qué pena ajena!
Como referencia, esto pasó alrededor de las ocho de la noche, justo cuando ya varias bandas habían animado la Sabana Sur y otras carrozas, como las del Banco de Costa Rica, Kölbi y la Municipalidad de San José, ya habían cumplido con su parte. La gente ya estaba disfrutando del ambiente, emocionada con los juegos de luces y los bailes, y entonces llega este contratiempo. Una verdadera lástima para los que esperaban ansiosamente la presentación del Banco Nacional.
Y hablando de presentaciones, la verdad es que la carroza del Banco Nacional es siempre una de las más esperadas. Siempre tienen diseños bien elaborados y coreografías originales. Esta vez, aparentemente, la mecánica no quiso cooperar. Se rumora que quizás hubo algún problema con el eje, pero eso nadie lo ha confirmado oficialmente. Lo cierto es que el incidente generó mucha conversación entre la gente, algunos bromeando diciendo que la carroza necesitaba ir al taller, otros preocupados por cómo afectaría el resto del desfile.
La Banda de Acosta, como les comentábamos, se vio obligada a improvisar una ruta alternativa para continuar con su presentación. Lograron sortear el obstáculo y siguieron regalándonos su música, aunque seguramente no fue exactamente como tenían planeado. Hubo algunos aplausos de apoyo para la banda, reconociendo su profesionalismo ante la adversidad. Un respiro para el ánimo general, teniendo en cuenta lo que había pasado antes.
Más allá del inconveniente técnico, el Festival de la Luz sigue siendo una tradición que amamos los costarricenses. Demuestra nuestra creatividad, nuestro talento artístico y nuestra capacidad de celebrar juntos. Aunque hayan surgido imprevistos, la alegría y el espíritu festivo prevalecieron. Vimos magia, vimos color, escuchamos música vibrante y compartimos momentos inolvidables con nuestros familiares y amigos, aún con este pequeño resbalón.
Ahora, quiero saber su opinión: ¿Creen que estos pequeños percances técnicos arruinan la experiencia del Festival de la Luz, o forman parte del encanto espontáneo de estas tradiciones? ¿Ustedes preferirían un desfile súper pulcro y perfecto, o valoran más la autenticidad, incluso con sus imperfecciones?
Para los que no estaban allá, imagínate la escena: la gente expectante, esperando ver la carroza del Banco Nacional, y de repente, silencio… luego, el sonido de la llanta reventada. El Cuerpo de Bomberos llegó rapidísimo, claro, porque esos siempre andan atentos, pero igual el susto nos dio a todos. Al parecer, la carroza iba caminando tranquilamente, cuando de pronto, ¡bang!, se paró en seco, muy cerca de la gente. Menudo despiche.
Algunos funcionarios del banco, tratando de restarle importancia, dijeron que era “solo un detallito”. ¡Un detallito, diay! Cuando el desfile está parado y la Banda de Acosta tiene que buscarse la vida para poder pasar. ¿Se imaginan la cara de los músicos? Tenían que rebasar la carroza a pedradas, buscando dónde meterse. ¡Qué pena ajena!
Como referencia, esto pasó alrededor de las ocho de la noche, justo cuando ya varias bandas habían animado la Sabana Sur y otras carrozas, como las del Banco de Costa Rica, Kölbi y la Municipalidad de San José, ya habían cumplido con su parte. La gente ya estaba disfrutando del ambiente, emocionada con los juegos de luces y los bailes, y entonces llega este contratiempo. Una verdadera lástima para los que esperaban ansiosamente la presentación del Banco Nacional.
Y hablando de presentaciones, la verdad es que la carroza del Banco Nacional es siempre una de las más esperadas. Siempre tienen diseños bien elaborados y coreografías originales. Esta vez, aparentemente, la mecánica no quiso cooperar. Se rumora que quizás hubo algún problema con el eje, pero eso nadie lo ha confirmado oficialmente. Lo cierto es que el incidente generó mucha conversación entre la gente, algunos bromeando diciendo que la carroza necesitaba ir al taller, otros preocupados por cómo afectaría el resto del desfile.
La Banda de Acosta, como les comentábamos, se vio obligada a improvisar una ruta alternativa para continuar con su presentación. Lograron sortear el obstáculo y siguieron regalándonos su música, aunque seguramente no fue exactamente como tenían planeado. Hubo algunos aplausos de apoyo para la banda, reconociendo su profesionalismo ante la adversidad. Un respiro para el ánimo general, teniendo en cuenta lo que había pasado antes.
Más allá del inconveniente técnico, el Festival de la Luz sigue siendo una tradición que amamos los costarricenses. Demuestra nuestra creatividad, nuestro talento artístico y nuestra capacidad de celebrar juntos. Aunque hayan surgido imprevistos, la alegría y el espíritu festivo prevalecieron. Vimos magia, vimos color, escuchamos música vibrante y compartimos momentos inolvidables con nuestros familiares y amigos, aún con este pequeño resbalón.
Ahora, quiero saber su opinión: ¿Creen que estos pequeños percances técnicos arruinan la experiencia del Festival de la Luz, o forman parte del encanto espontáneo de estas tradiciones? ¿Ustedes preferirían un desfile súper pulcro y perfecto, o valoran más la autenticidad, incluso con sus imperfecciones?
