¡Pero qué vaina, raza! Aquí seguimos con el circo del juicio contra Irving Malespín y Celso Gamboa. Ya saben, el exjefe del PCF y el extribunalino que no pudo llegar a una audiencia. La cosa se ponía tranquila, casi llegando a los alegatos finales del Ministerio Público, cuando Malespín decide soltar la bomba. ¡De pronto, declaró! Imagínense la cara de los fiscales, pura sorpresa, como cuando te das cuenta de que olvidaste comprar pan.
Resulta que Malespín, después de meses de silencio sepulcral, se animó a hablar con los jueces Carmona, Cervantes y Madrigal. Y con su testimonio, abrió la puerta a presentar pruebas que nadie sabía que existían. Es como encontrar un botón perdido debajo de la alfombra después de buscarlo por años. El caso, recuerden, gira alrededor de un documento sospechoso, supuestamente redactado por Malespín en 2019, donde dice que Gamboa lo visitó en el PCF, causando su demora a la cita judicial. Un cuento chino que, hasta ahora, parecía ir perdiendo fuerza.
El documento en cuestión rezaba que Gamboa iba camino a un trámite en Cartago, pero se quedó atascado por unos carros cerca del edificio del PCF. El problema, pa’ colmo, es que ni en las listas de visitantes ni en las cámaras de seguridad apareció Gamboa por ningún lado. Era como si se hubiera evaporado. La Fiscalía tenía toda la evidencia en su contra, creíamos que ya era sentencia segura… pero ¡aguas!
Ahora, resulta que Malespín asegura que hay otros accesos al edificio Mira en Zapote que nunca se revisaron. ¡Otros accesos, wey! Como si fuera película de espías. Dice que las cámaras de seguridad ahí tampoco captaron nada. Su abogado, Randall Céspedes, aprovechó la oportunidad para pedir permiso para mostrar unas fotos de redes sociales, con gente entrando y saliendo por esos mismos accesos y los problemas de parqueo que siempre hay por allá. Una jugada maestra, diría yo.
La Fiscalía, obvio, se opuso. “Esto no es admisible”, dijeron. Le pidieron a los jueces que les dieran tiempo para revisar esas fotos y ver si son auténticas. Y los jueces, como buenos jueces, dieron la razón a ambos lados. Admitieron las pruebas, pero le dieron un plazo a la Fiscalía para que haga su trabajo. ¡Un brete, vamos!
Céspedes, el abogado, no se anduvo con rodeos: “Estamos atacando la tesis de la Fiscalía. Ellos solo mostraron dos cámaras, una del lobby y otra entrada. Olvidaron los demás accesos peatonales y vehiculares. Perfectamente alguien podría haber entrado y salido sin que aparezca en las imágenes”. Además, agregó que tienen derecho a declarar cuando quieran, y que decidieron hacerlo justo ahora para mostrar estas fotos. ¡Una estrategia muy bien pensada, sin lugar a dudas!
La fiscala Edith Morera, con cara de pocos amigos, argumentó que esas pruebas no cumplen con los requisitos legales. Dijo que la defensa conocía el diseño del edificio desde el principio y que no hay nada nuevo que aclarar. Ahora, tendrá que organizar una visita técnica al edificio Mira con la policía judicial para verificar lo dicho por Malespín. ¡Uy, qué lío se armó!
La verdad, la cosa está más turbia que café descafeinado. Todo este drama legal, todo este dinero público gastado, por un documento falso y unos carros que impidieron a un exmagistrado llegar a una audiencia. Al final del día, ¿creen ustedes que Malespín está tratando de salir del agujero con estas pruebas o simplemente quiere prolongar el proceso? ¡Déjenme saber sus opiniones en los comentarios!
Resulta que Malespín, después de meses de silencio sepulcral, se animó a hablar con los jueces Carmona, Cervantes y Madrigal. Y con su testimonio, abrió la puerta a presentar pruebas que nadie sabía que existían. Es como encontrar un botón perdido debajo de la alfombra después de buscarlo por años. El caso, recuerden, gira alrededor de un documento sospechoso, supuestamente redactado por Malespín en 2019, donde dice que Gamboa lo visitó en el PCF, causando su demora a la cita judicial. Un cuento chino que, hasta ahora, parecía ir perdiendo fuerza.
El documento en cuestión rezaba que Gamboa iba camino a un trámite en Cartago, pero se quedó atascado por unos carros cerca del edificio del PCF. El problema, pa’ colmo, es que ni en las listas de visitantes ni en las cámaras de seguridad apareció Gamboa por ningún lado. Era como si se hubiera evaporado. La Fiscalía tenía toda la evidencia en su contra, creíamos que ya era sentencia segura… pero ¡aguas!
Ahora, resulta que Malespín asegura que hay otros accesos al edificio Mira en Zapote que nunca se revisaron. ¡Otros accesos, wey! Como si fuera película de espías. Dice que las cámaras de seguridad ahí tampoco captaron nada. Su abogado, Randall Céspedes, aprovechó la oportunidad para pedir permiso para mostrar unas fotos de redes sociales, con gente entrando y saliendo por esos mismos accesos y los problemas de parqueo que siempre hay por allá. Una jugada maestra, diría yo.
La Fiscalía, obvio, se opuso. “Esto no es admisible”, dijeron. Le pidieron a los jueces que les dieran tiempo para revisar esas fotos y ver si son auténticas. Y los jueces, como buenos jueces, dieron la razón a ambos lados. Admitieron las pruebas, pero le dieron un plazo a la Fiscalía para que haga su trabajo. ¡Un brete, vamos!
Céspedes, el abogado, no se anduvo con rodeos: “Estamos atacando la tesis de la Fiscalía. Ellos solo mostraron dos cámaras, una del lobby y otra entrada. Olvidaron los demás accesos peatonales y vehiculares. Perfectamente alguien podría haber entrado y salido sin que aparezca en las imágenes”. Además, agregó que tienen derecho a declarar cuando quieran, y que decidieron hacerlo justo ahora para mostrar estas fotos. ¡Una estrategia muy bien pensada, sin lugar a dudas!
La fiscala Edith Morera, con cara de pocos amigos, argumentó que esas pruebas no cumplen con los requisitos legales. Dijo que la defensa conocía el diseño del edificio desde el principio y que no hay nada nuevo que aclarar. Ahora, tendrá que organizar una visita técnica al edificio Mira con la policía judicial para verificar lo dicho por Malespín. ¡Uy, qué lío se armó!
La verdad, la cosa está más turbia que café descafeinado. Todo este drama legal, todo este dinero público gastado, por un documento falso y unos carros que impidieron a un exmagistrado llegar a una audiencia. Al final del día, ¿creen ustedes que Malespín está tratando de salir del agujero con estas pruebas o simplemente quiere prolongar el proceso? ¡Déjenme saber sus opiniones en los comentarios!