¡Aguántense, parce! La cosa está caliente en Heredia, y no precisamente por el frío de las montañas. Resulta que Marta Esquivel, la exministra que anda buscando chamba como diputada por Pueblo Soberano, anda dando vueltas con su ‘arraigo’ a la provincia. Según nos cuenta la jugada, ese arraigo tiene que ver con una finca ancestral, cortesía de su abu. Pero bueno, como dicen por ahí, ¡más vale pájaro en mano que ciento volando!
Para ponerlos en el contexto, la candidata Esquivel ha recibido más que unas cuantas miraditas torcidas desde que anunció sus intenciones de meterle pata – perdón, de servir a Heredia. Mucha gente se preguntaba, y con razón, ¿qué demonios hace una señora que nació y creció en San José postulándose por otra provincia? Se escucharon hartas quejas en las redes sociales, ¿se imaginan la bronca? La gente le echaba encima con justificación, porque, vamos, no era precisamente una floreña de corazón.
En una entrevista exclusiva para Telediario de Canal 8, Esquivel intentó aclarar el panorama. Dijo que tiene “una particular relación” con Heredia, gracias a que su abuelo tenía una finca allá. Añadió que su papá también tiene propiedades en las montañas, y recordó un momento especial con su hija, tomando una foto hermosa entre la bruma. ¡Imaginen la postal! Suelo pensar que esas fotos pueden valer más que mil discursos sobre compromiso social... pero bueno, ya saben, cada quien se apoya como puede.
Pero la cosa no termina ahí, ¿eh? Esquivel, recordemos, canceló un debate con otro candidato a diputado por Heredia, justo a últimos de octubre. Una cancelación abrupta, que levantó aún más sospechas. Muchos se quedaron pensando si tendrá miedo de enfrentar a sus oponentes, o si simplemente prefiere evitar preguntas incómodas. El caso es que dejó sabor a poco, y ahora todos andamos con la mosca detrás de la oreja.
Y hablando de historia, parece que la señorita Esquivel cambió su domicilio electoral a Heredia apenas unos meses atrás. Un movimiento estratégico, claro, para poder cumplir con los requisitos legales y lanzarse a la contienda. Pero esto, como mínimo, levanta cejas. ¿Se cree que somos panaderos? Todos sabemos que para tener arraigo en un lugar hay que vivirlo, sentirlo, comer picadillo con tortillas en una soda humeante, entender las costumbres… no basta con cambiar un papelito.
Ahora bien, hablemos de la finca. ¿De qué tamaño estamos hablando? ¿Qué tipo de producción tenía? ¿Fue realmente significativa para la familia Esquivel? Estas son preguntas clave para entender mejor la conexión de la candidata con Heredia. Porque, díganme ustedes, ¿una finca que perteneció al abuelo justifica una carrera política en la actualidad?
Algunos analistas políticos señalan que este caso pone de manifiesto una problemática más amplia en Costa Rica: la facilidad con la que algunos candidatos se cambian de provincia para buscar votos. Una práctica que, aunque legal, genera desconfianza y frustración en la ciudadanía. Es como si la geografía fuera un simple accesorio para ganar elecciones, sin importarles conectar de verdad con la gente.
En fin, la candidata Esquivel sigue defendiendo su postura, argumentando que su amor por Heredia es genuino. Pero la polémica persiste, y la opinión pública está dividida. ¿Será que logrará convencer a los florenses de que merece su voto? ¿O este intento de “arraigo” se quedará solamente en palabras vacías? Les pregunto a ustedes, diay, ¿creen que una finca del abuelo es suficiente para representar a toda una provincia?
Para ponerlos en el contexto, la candidata Esquivel ha recibido más que unas cuantas miraditas torcidas desde que anunció sus intenciones de meterle pata – perdón, de servir a Heredia. Mucha gente se preguntaba, y con razón, ¿qué demonios hace una señora que nació y creció en San José postulándose por otra provincia? Se escucharon hartas quejas en las redes sociales, ¿se imaginan la bronca? La gente le echaba encima con justificación, porque, vamos, no era precisamente una floreña de corazón.
En una entrevista exclusiva para Telediario de Canal 8, Esquivel intentó aclarar el panorama. Dijo que tiene “una particular relación” con Heredia, gracias a que su abuelo tenía una finca allá. Añadió que su papá también tiene propiedades en las montañas, y recordó un momento especial con su hija, tomando una foto hermosa entre la bruma. ¡Imaginen la postal! Suelo pensar que esas fotos pueden valer más que mil discursos sobre compromiso social... pero bueno, ya saben, cada quien se apoya como puede.
Pero la cosa no termina ahí, ¿eh? Esquivel, recordemos, canceló un debate con otro candidato a diputado por Heredia, justo a últimos de octubre. Una cancelación abrupta, que levantó aún más sospechas. Muchos se quedaron pensando si tendrá miedo de enfrentar a sus oponentes, o si simplemente prefiere evitar preguntas incómodas. El caso es que dejó sabor a poco, y ahora todos andamos con la mosca detrás de la oreja.
Y hablando de historia, parece que la señorita Esquivel cambió su domicilio electoral a Heredia apenas unos meses atrás. Un movimiento estratégico, claro, para poder cumplir con los requisitos legales y lanzarse a la contienda. Pero esto, como mínimo, levanta cejas. ¿Se cree que somos panaderos? Todos sabemos que para tener arraigo en un lugar hay que vivirlo, sentirlo, comer picadillo con tortillas en una soda humeante, entender las costumbres… no basta con cambiar un papelito.
Ahora bien, hablemos de la finca. ¿De qué tamaño estamos hablando? ¿Qué tipo de producción tenía? ¿Fue realmente significativa para la familia Esquivel? Estas son preguntas clave para entender mejor la conexión de la candidata con Heredia. Porque, díganme ustedes, ¿una finca que perteneció al abuelo justifica una carrera política en la actualidad?
Algunos analistas políticos señalan que este caso pone de manifiesto una problemática más amplia en Costa Rica: la facilidad con la que algunos candidatos se cambian de provincia para buscar votos. Una práctica que, aunque legal, genera desconfianza y frustración en la ciudadanía. Es como si la geografía fuera un simple accesorio para ganar elecciones, sin importarles conectar de verdad con la gente.
En fin, la candidata Esquivel sigue defendiendo su postura, argumentando que su amor por Heredia es genuino. Pero la polémica persiste, y la opinión pública está dividida. ¿Será que logrará convencer a los florenses de que merece su voto? ¿O este intento de “arraigo” se quedará solamente en palabras vacías? Les pregunto a ustedes, diay, ¿creen que una finca del abuelo es suficiente para representar a toda una provincia?
