¡Diay, cómo pasa el tiempo, eh! A muchos de nosotros nos va a tocar buscar otro lugar donde echar el almuerzo rápido porque la Soda Castro, esa soda familiar que tanto nos ha alimentado en la Plaza Víquez, anunció su cierre. Sí, así mismo, se acabó el rancho rico, los batidos y esas paletas que eran puro manjar. La noticia cayó como una bomba este finde, justo cuando íbamos pensando en irnos por un churrito.
Para los que no saben, la Soda Castro ya lleva dando vueltas desde 1950, aunque la versión que todos conocemos en la Víquez abrió sus puertas en 1997. Don Abel y Doña Sara, los fundadores, dejaron un legado de comida sencilla pero deliciosa, esas ensaladas de fruta que te refrescaban hasta el alma y los batidos hechos con cariño. Siempre tenías la seguridad de encontrar algo rico y barato, perfecto para esos días que el brete estaba duro.
Según lo que pusieron en Facebook –porque claro, hoy en día todo se cuenta por redes sociales–, cerrarán definitivamente a partir del lunes primero de diciembre. No entraron en mayores detalles sobre el motivo, pero expresaron su gratitud hacia todos los que los apoyaron durante estos años. Una lágrima se me cayó, no miento. Se siente raro saber que un lugar tan icónico desaparecerá de la plaza.
Recordemos que la Soda Castro no era cualquier sitio; era parte del paisaje de la Víquez. Era ese punto de encuentro para estudiantes, trabajadores, vecinos... Un lugar donde se compartían risas, cotorras y, por supuesto, mucha comida rica. Recuerdo cuando iba con mis primos después de salir del colegio, pedíamos dos batidos enormes y nos llenábamos la barriga a buen precio. ¡Esos eran tiempos!
Lo que hace especial a esta soda es que mantenían vivas las recetas originales de Don Abel y Doña Sara, aquellas mismas que hicieron famosa a la primera Soda Castro allá por los cincuentas. Eso es difícil de encontrar hoy en día, casi todo es prefabricado y sin sabor. Ellos se esforzaban por mantener la calidad y ofrecer un producto auténtico, algo que realmente apreciamos los clientes.
Este cierre nos recuerda lo frágil que puede ser un negocio familiar, especialmente en tiempos donde la competencia es feroz y los costos se disparan. Aunque no sabemos cuáles fueron los factores exactos que llevaron a esta decisión, seguro que no fue fácil llegar a ella. Uno se queda pensando si será la pandemia, el aumento de los precios de los alimentos, o simplemente el cansancio de seguirle a la Vara tanto tiempo…
Y hablando de eso, hay que darle las gracias a Don Abel y Doña Sara, y a toda la familia Castro, por habernos brindado tantos años de sabor y alegría. Su soda formó parte importante de nuestras vidas, un refugio donde siempre podíamos encontrar un plato caliente y una sonrisa. De verdad, dejó un vacío grande en el corazón de muchos quiteños y amantes de la comida típica costarricense.
Ahora bien, con el cierre de la Soda Castro, surge la pregunta: ¿qué otras sodas tradicionales están al borde de desaparecer en nuestro país? ¿Será que estamos perdiendo nuestra identidad culinaria frente a las cadenas de comida rápida? ¡Compárteme tus recuerdos de la Soda Castro y cuéntame cuál es tu soda favorita en los comentarios!
Para los que no saben, la Soda Castro ya lleva dando vueltas desde 1950, aunque la versión que todos conocemos en la Víquez abrió sus puertas en 1997. Don Abel y Doña Sara, los fundadores, dejaron un legado de comida sencilla pero deliciosa, esas ensaladas de fruta que te refrescaban hasta el alma y los batidos hechos con cariño. Siempre tenías la seguridad de encontrar algo rico y barato, perfecto para esos días que el brete estaba duro.
Según lo que pusieron en Facebook –porque claro, hoy en día todo se cuenta por redes sociales–, cerrarán definitivamente a partir del lunes primero de diciembre. No entraron en mayores detalles sobre el motivo, pero expresaron su gratitud hacia todos los que los apoyaron durante estos años. Una lágrima se me cayó, no miento. Se siente raro saber que un lugar tan icónico desaparecerá de la plaza.
Recordemos que la Soda Castro no era cualquier sitio; era parte del paisaje de la Víquez. Era ese punto de encuentro para estudiantes, trabajadores, vecinos... Un lugar donde se compartían risas, cotorras y, por supuesto, mucha comida rica. Recuerdo cuando iba con mis primos después de salir del colegio, pedíamos dos batidos enormes y nos llenábamos la barriga a buen precio. ¡Esos eran tiempos!
Lo que hace especial a esta soda es que mantenían vivas las recetas originales de Don Abel y Doña Sara, aquellas mismas que hicieron famosa a la primera Soda Castro allá por los cincuentas. Eso es difícil de encontrar hoy en día, casi todo es prefabricado y sin sabor. Ellos se esforzaban por mantener la calidad y ofrecer un producto auténtico, algo que realmente apreciamos los clientes.
Este cierre nos recuerda lo frágil que puede ser un negocio familiar, especialmente en tiempos donde la competencia es feroz y los costos se disparan. Aunque no sabemos cuáles fueron los factores exactos que llevaron a esta decisión, seguro que no fue fácil llegar a ella. Uno se queda pensando si será la pandemia, el aumento de los precios de los alimentos, o simplemente el cansancio de seguirle a la Vara tanto tiempo…
Y hablando de eso, hay que darle las gracias a Don Abel y Doña Sara, y a toda la familia Castro, por habernos brindado tantos años de sabor y alegría. Su soda formó parte importante de nuestras vidas, un refugio donde siempre podíamos encontrar un plato caliente y una sonrisa. De verdad, dejó un vacío grande en el corazón de muchos quiteños y amantes de la comida típica costarricense.
Ahora bien, con el cierre de la Soda Castro, surge la pregunta: ¿qué otras sodas tradicionales están al borde de desaparecer en nuestro país? ¿Será que estamos perdiendo nuestra identidad culinaria frente a las cadenas de comida rápida? ¡Compárteme tus recuerdos de la Soda Castro y cuéntame cuál es tu soda favorita en los comentarios!