¡Ay, Dios mío! Quién lo diría, la tranquilidad de San Rafael Arriba de Desamparados hecha pedacitos. Un intento de bajonazo terminó en balazos este jueves, dejando a un agente del OIJ con unos buenos sustos y a un sospechoso mordisqueando el polvo. Aquí les va la vaina, bien clarito.
Todo empezó cuando el funcionario, que andaba tranquilamente en su moto, se topó con dos tipos que parecían decididos a quitarle el vehículo. Según los testigos, los vándalos intentaron forzarlo, buscando agarrarle la moto por todos lados, ¡una verdadera torta lo que hicieron! Al parecer, querían llevarse la nave andando, sin importarles nada.
El tipo, consciente del peligro y viendo que ya iban pa' largo, reaccionó rápido y sacó su arma de reglamento. Un par de estampidos rompieron la calma del barrio, alertando a todos los vecinos. ¡Qué sal nos daba a todos!
Y ahí sí, la cosa se puso fea. Uno de los maleantes salió volando como bala, llevándose una bala perdida, mientras que el otro, más listo o con más maña, se echó a correr, desapareciendo en la maraña de calles de Desamparados. Los vecinos dicen haber visto al agente pidiendo ayuda a toda prisa, mientras que el bato herido yacía tirado en medio de la calle.
La Fuerza Pública llegó rapidísimo, acordonando la zona y buscando al cómplice que se había escapado. La policía judicial también se frotó las manos, recogiendo todas las evidencias para armar el rompecabezas y atrapar a estos delicuentes. Se movilizaron varios carros patrulla, buscando al hampa, ¡con señuelo y todo!
Pero esto no es ningún caso aislado, ¿eh? Los vecinos de San Rafael Arriba llevan meses quejándose del aumento de asaltos y robos en la zona. Ya ven, el problema va escalando y parece que nadie le pone el freno de mano. Dicen que hasta tienen reuniones vecinales para hablar del tema, porque la cosa ya está insostenible. Una vara difícil, diay.
La verdad es que da que pensar cómo estos individuos se atreven a intentar robarle a un agente del OIJ a plena luz del día, en un barrio residencial. Esto demuestra que la delincuencia no entiende de horarios ni lugares, y que hay que redoblar esfuerzos para garantizar la seguridad ciudadana. Necesitamos más patrullaje, más iluminación y más presencia policial en estas zonas vulnerables, ¡sin anestesia!
En fin, un nuevo capítulo en la novela de la inseguridad en Costa Rica. ¿Ustedes qué opinan, compas? ¿Creen que el Gobierno debería invertir más recursos en seguridad para evitar que situaciones como esta se repitan? Déjenme sus comentarios, quiero saber qué piensan del asunto... ¡y si tienen alguna anécdota parecida!
Todo empezó cuando el funcionario, que andaba tranquilamente en su moto, se topó con dos tipos que parecían decididos a quitarle el vehículo. Según los testigos, los vándalos intentaron forzarlo, buscando agarrarle la moto por todos lados, ¡una verdadera torta lo que hicieron! Al parecer, querían llevarse la nave andando, sin importarles nada.
El tipo, consciente del peligro y viendo que ya iban pa' largo, reaccionó rápido y sacó su arma de reglamento. Un par de estampidos rompieron la calma del barrio, alertando a todos los vecinos. ¡Qué sal nos daba a todos!
Y ahí sí, la cosa se puso fea. Uno de los maleantes salió volando como bala, llevándose una bala perdida, mientras que el otro, más listo o con más maña, se echó a correr, desapareciendo en la maraña de calles de Desamparados. Los vecinos dicen haber visto al agente pidiendo ayuda a toda prisa, mientras que el bato herido yacía tirado en medio de la calle.
La Fuerza Pública llegó rapidísimo, acordonando la zona y buscando al cómplice que se había escapado. La policía judicial también se frotó las manos, recogiendo todas las evidencias para armar el rompecabezas y atrapar a estos delicuentes. Se movilizaron varios carros patrulla, buscando al hampa, ¡con señuelo y todo!
Pero esto no es ningún caso aislado, ¿eh? Los vecinos de San Rafael Arriba llevan meses quejándose del aumento de asaltos y robos en la zona. Ya ven, el problema va escalando y parece que nadie le pone el freno de mano. Dicen que hasta tienen reuniones vecinales para hablar del tema, porque la cosa ya está insostenible. Una vara difícil, diay.
La verdad es que da que pensar cómo estos individuos se atreven a intentar robarle a un agente del OIJ a plena luz del día, en un barrio residencial. Esto demuestra que la delincuencia no entiende de horarios ni lugares, y que hay que redoblar esfuerzos para garantizar la seguridad ciudadana. Necesitamos más patrullaje, más iluminación y más presencia policial en estas zonas vulnerables, ¡sin anestesia!
En fin, un nuevo capítulo en la novela de la inseguridad en Costa Rica. ¿Ustedes qué opinan, compas? ¿Creen que el Gobierno debería invertir más recursos en seguridad para evitar que situaciones como esta se repitan? Déjenme sus comentarios, quiero saber qué piensan del asunto... ¡y si tienen alguna anécdota parecida!