¡Ay, Dios mío! Esto del país va de pana en pana... Esta vez, la tranquilidad de Santo Domingo de Heredia se vio sacudida por una balacera que dejó a un hombre muerto y a una vecina, aún temblando, relatando cómo vivió el momento de terror. Un tipo de 74 años, identificado como don Alberto Azofeifa, acabó siendo víctima de unos maleantes dispuestos a todo, justo cerca de la Ruta 32. Parece que este año nos toca vivir cosas bien feas.
Según testigos presenciales, todo ocurrió alrededor de las 6:00 p.m. del martes pasado. Don Alberto iba transitando por la zona de Santo Tomás cuando, de repente, apareció una moto acercándose a su vehículo. Uno de los individuos, con toda la intención, le soltó un plomazo. Lo que comenzó como un posible intento de verificar si el carro era blindado, rápidamente escaló a una lluvia de balas que terminó con la vida del señor Azofeifa. Vaya bronca, ¡qué pena!
La vecina que presenció la escena, aún visiblemente afectada, relató que se encontraba regresando del trabajo cuando escuchó el primer disparo. Al principio pensó que era algún petardo, pero al ver la motocicleta acercándose y el ataque frontal, entendió que se trataba de algo mucho más grave. "Venía pasando el puente peatonal y veo que una motocicleta se le acerca al carro y tira un balazo. Yo digo que era para ver si el carro era blindado", contó entre lágrimas. Una situación de película, pero lamentablemente muy real.
Lo peor de todo es que, según la testigo, los atacantes lanzaron al menos seis disparos contra el vehículo. La impresión fue tal que la señora asegura haber quedado “pálida”, con los labios blancos de tanto susto. "Quedé en shock, mi familia dice que estaba pálida, con los labios blancos de la impresión", comentó, tratando de ordenar sus ideas. Imaginen la sensación… ¡Qué cargada!
Las autoridades ya están investigando el caso. El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) ha recabado testimonios y evidencias en la escena del crimen, buscando identificar a los responsables. Se sabe que uno de los atacantes portaba un casco negro, lo que dificulta su identificación. Dicen que andaban bien organizados estos tipos, buscando hacer daño. Esperemos que las autoridades hagan bien su brete y atrapen a esos desgraciados pronto.
El perfil de la víctima, Don Alberto Azofeifa, pinta a un señor querido en la comunidad. Según vecinos, era un hombre tranquilo, trabajador y siempre dispuesto a ayudar. Su pérdida representa un duro golpe para la zona, donde la violencia parece estar echando raíces. Claro, uno piensa, qué necesidad tenían de quitarle la vida a un viejito así, ¿cuál era la vara?
Este hecho reaviva el debate sobre la creciente inseguridad en nuestro país. Aunque las cifras oficiales pueden variar, la percepción ciudadana es clara: nos sentimos menos seguros que antes. Las balaceras, los asaltos y la delincuencia organizada parecen estar a la orden del día, generando preocupación y miedo en la población. Y ahora, con elecciones a la vuelta de la esquina, la política se pone más intensa, y eso nunca ayuda a calmar las aguas. ¡Qué nervios!
Ante este panorama desalentador, surge la pregunta inevitable: ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar como sociedad para recuperar la paz y seguridad en nuestras comunidades? ¿Será que necesitamos medidas más drásticas o quizás enfocarnos en abordar las causas profundas de la delincuencia? ¿Ustedes, compañeros del Foro, qué opinan? ¿Cuál creen que sería la solución más efectiva para frenar esta ola de violencia que nos azota?
Según testigos presenciales, todo ocurrió alrededor de las 6:00 p.m. del martes pasado. Don Alberto iba transitando por la zona de Santo Tomás cuando, de repente, apareció una moto acercándose a su vehículo. Uno de los individuos, con toda la intención, le soltó un plomazo. Lo que comenzó como un posible intento de verificar si el carro era blindado, rápidamente escaló a una lluvia de balas que terminó con la vida del señor Azofeifa. Vaya bronca, ¡qué pena!
La vecina que presenció la escena, aún visiblemente afectada, relató que se encontraba regresando del trabajo cuando escuchó el primer disparo. Al principio pensó que era algún petardo, pero al ver la motocicleta acercándose y el ataque frontal, entendió que se trataba de algo mucho más grave. "Venía pasando el puente peatonal y veo que una motocicleta se le acerca al carro y tira un balazo. Yo digo que era para ver si el carro era blindado", contó entre lágrimas. Una situación de película, pero lamentablemente muy real.
Lo peor de todo es que, según la testigo, los atacantes lanzaron al menos seis disparos contra el vehículo. La impresión fue tal que la señora asegura haber quedado “pálida”, con los labios blancos de tanto susto. "Quedé en shock, mi familia dice que estaba pálida, con los labios blancos de la impresión", comentó, tratando de ordenar sus ideas. Imaginen la sensación… ¡Qué cargada!
Las autoridades ya están investigando el caso. El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) ha recabado testimonios y evidencias en la escena del crimen, buscando identificar a los responsables. Se sabe que uno de los atacantes portaba un casco negro, lo que dificulta su identificación. Dicen que andaban bien organizados estos tipos, buscando hacer daño. Esperemos que las autoridades hagan bien su brete y atrapen a esos desgraciados pronto.
El perfil de la víctima, Don Alberto Azofeifa, pinta a un señor querido en la comunidad. Según vecinos, era un hombre tranquilo, trabajador y siempre dispuesto a ayudar. Su pérdida representa un duro golpe para la zona, donde la violencia parece estar echando raíces. Claro, uno piensa, qué necesidad tenían de quitarle la vida a un viejito así, ¿cuál era la vara?
Este hecho reaviva el debate sobre la creciente inseguridad en nuestro país. Aunque las cifras oficiales pueden variar, la percepción ciudadana es clara: nos sentimos menos seguros que antes. Las balaceras, los asaltos y la delincuencia organizada parecen estar a la orden del día, generando preocupación y miedo en la población. Y ahora, con elecciones a la vuelta de la esquina, la política se pone más intensa, y eso nunca ayuda a calmar las aguas. ¡Qué nervios!
Ante este panorama desalentador, surge la pregunta inevitable: ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar como sociedad para recuperar la paz y seguridad en nuestras comunidades? ¿Será que necesitamos medidas más drásticas o quizás enfocarnos en abordar las causas profundas de la delincuencia? ¿Ustedes, compañeros del Foro, qué opinan? ¿Cuál creen que sería la solución más efectiva para frenar esta ola de violencia que nos azota?