¡Ay, Dios mío! Qué bronca la que vivimos acá en Sarapiquí, mi gente. Una balacera que dejó a dos hombres raspados salió a la luz esta mañana, y la verdad, a muchos nos tiene bien inquietos. Ya saben cómo es esto, que si vecino le pone pies encima a vecino, pues ahí se arma el problemón. Según el OIJ, los hechos ocurrieron en medio de una riña que escaló rapidísimo.
Todo empezó en Finca 4 de Horquetas, parece que hubo un encontronazo entre unos cuantos maes que se pusieron bravucones. Un señor, don Walker, de unos 30 años, recibió unos golpes considerables, pero eso no quedó ahí. Se dice que el pobre hombre, resentido, se fue a buscar bronca afuera de las casas de sus agresores, en Finca 10.
Y ahí, mis panas, se puso fea la cosa. Don Walker, presuntamente, empezó a dispararle a unas viviendas, echándole plomo a diestra y siniestra. Imagínate el susto que se llevaron los que estaban adentro, pensando que era el Apocalipsis. Pero la historia no termina ahí, porque en el forcejeo, otro mae, don Castrillo, de 31 años, intentó quitarle el arma a Walker y terminó lastimadito en el brazo.
Ambos hombres tuvieron que ir al hospital de Heredia para que les atendieran las heridas. Por Walker, claro, por los golpes y los disparos, y por Castrillo, por el percance con el arma. Ahora están recibiendo atención médica y el OIJ anda investigando qué pasó realmente. Dicen que ya tienen algunos sospechosos, pero aún no dan nombres.
Lo que preocupa a la gente de Sarapiquí no es tanto la riña en sí, sino que haya armas involucradas y que la violencia esté llegando a niveles preocupantes. Antes éramos un cantón tranquilo, donde lo peor que pasaba era que te robaran alguna fruta en el mercado. Ahora, parece que estamos entrando en otra onda, una onda violenta que nadie quiere.
Algunos dicen que esto tiene que ver con problemas de drogas, otros aseguran que son viejas rencillas familiares que resurgen. Lo cierto es que la comunidad está asustada y pide a gritos más seguridad. Ya no queremos vivir con miedo de que en cualquier momento alguien salga a disparar, mi gente. Queremos volver a sentirnos seguros en nuestras casas.
Además, no podemos negar que la situación económica del país ha afectado a todos, y eso puede estar contribuyendo a que la gente se frustre y recurra a la violencia como salida. Muchos jóvenes no encuentran trabajo ni oportunidades, y terminan cayendo en malos pasos. Es un círculo vicioso que hay que romper, y rápido.
En fin, este incidente ha sacudido a Sarapiquí y nos deja con una gran interrogante: ¿Estamos perdiendo nuestra identidad como pueblo trabajador y pacífico? ¿Qué medidas podemos tomar como comunidad para prevenir este tipo de situaciones y recuperar la tranquilidad que perdimos? Les dejo la pregunta abierta para que opinen en el foro, porque creo que todos tenemos que aportar nuestro granito de arena para mejorar nuestra querida tierra.
Todo empezó en Finca 4 de Horquetas, parece que hubo un encontronazo entre unos cuantos maes que se pusieron bravucones. Un señor, don Walker, de unos 30 años, recibió unos golpes considerables, pero eso no quedó ahí. Se dice que el pobre hombre, resentido, se fue a buscar bronca afuera de las casas de sus agresores, en Finca 10.
Y ahí, mis panas, se puso fea la cosa. Don Walker, presuntamente, empezó a dispararle a unas viviendas, echándole plomo a diestra y siniestra. Imagínate el susto que se llevaron los que estaban adentro, pensando que era el Apocalipsis. Pero la historia no termina ahí, porque en el forcejeo, otro mae, don Castrillo, de 31 años, intentó quitarle el arma a Walker y terminó lastimadito en el brazo.
Ambos hombres tuvieron que ir al hospital de Heredia para que les atendieran las heridas. Por Walker, claro, por los golpes y los disparos, y por Castrillo, por el percance con el arma. Ahora están recibiendo atención médica y el OIJ anda investigando qué pasó realmente. Dicen que ya tienen algunos sospechosos, pero aún no dan nombres.
Lo que preocupa a la gente de Sarapiquí no es tanto la riña en sí, sino que haya armas involucradas y que la violencia esté llegando a niveles preocupantes. Antes éramos un cantón tranquilo, donde lo peor que pasaba era que te robaran alguna fruta en el mercado. Ahora, parece que estamos entrando en otra onda, una onda violenta que nadie quiere.
Algunos dicen que esto tiene que ver con problemas de drogas, otros aseguran que son viejas rencillas familiares que resurgen. Lo cierto es que la comunidad está asustada y pide a gritos más seguridad. Ya no queremos vivir con miedo de que en cualquier momento alguien salga a disparar, mi gente. Queremos volver a sentirnos seguros en nuestras casas.
Además, no podemos negar que la situación económica del país ha afectado a todos, y eso puede estar contribuyendo a que la gente se frustre y recurra a la violencia como salida. Muchos jóvenes no encuentran trabajo ni oportunidades, y terminan cayendo en malos pasos. Es un círculo vicioso que hay que romper, y rápido.
En fin, este incidente ha sacudido a Sarapiquí y nos deja con una gran interrogante: ¿Estamos perdiendo nuestra identidad como pueblo trabajador y pacífico? ¿Qué medidas podemos tomar como comunidad para prevenir este tipo de situaciones y recuperar la tranquilidad que perdimos? Les dejo la pregunta abierta para que opinen en el foro, porque creo que todos tenemos que aportar nuestro granito de arena para mejorar nuestra querida tierra.
