¡Ay, Dios mío! Imaginen la bronca, changuias. Resulta que el Ministerio de Salud le mandó el avisito pa’ quitarle las llaves del edificio central del PANI en Barrio Luján. Trescientos cuarenta y dos funcionarios, ¡trescientos cuarenta y dos vidas!, tuvieron que escuchar esta noticia inesperada. Dicen que el lugar no cumple con los requisitos de seguridad, y claro, ahí tienes que sacar pecho y hacer lo que toca. Pero mi pana, ¿qué va a pasar ahora con esos pobres?
Como les cuento, la movida es clara: tienen treinta días naturales para agarrar sus cosas y buscar otro lugar donde trabajar. El PANI ya le puso turbo a la búsqueda de un nuevo sitio, pensando en alquilar o hasta pedir prestado un espacio. Parece que tenían guardado unos billetes en el presupuesto 2026 pa’ esto, así que esperemos que no se les vaya al traste todo el trámite.
Y ni hablar de los que pueden teletrabajar, parce. Ya hicieron una listota para ver quién puede quedarse tranquilo en casa echándole gandas desde la computadora y quién necesita estar ahí presente para atender a los nenes y a las familias. Una vara complicada, sin duda alguna, porque no todos los trabajos se hacen a distancia, diay.
Ahora, lo que me da risa es que esto no cayó de la nada. Resulta que el Sindicato de Empleados del PANI (SEPI) lleva rato pegándose maullidos con el Ministerio de Salud y con las Inspecciones Laborales del Ministerio de Trabajo. Ellos estaban encendidos porque las oficinas eran un brete de riesgos para los trabajadores. ¡Así que mejor anímense y busquen un lugar seguro!
Pero ojo, parce, que esto viene de atrás. Hace poquito, CR Hoy sacó a la luz un informe de los bomberos que decía que los edificios del PANI eran una bomba de tiempo. El Cuerpo de Bomberos encontró un montón de fallas, algunas bien saladas, como problemas con las alarmas, las salidas de emergencia y hasta con la instalación eléctrica. ¡Imagínate la torta si hubiera prendido fuego!
Según los bomberos, las condiciones afectaban la seguridad de todos, tanto de los trabajadores como de los niños y familias que atienden allá. El PANI prometió que iban a arreglarlo, que estaban buscando soluciones, pero parece que la cosa se complicó demasiado y al final llegó la orden del Ministerio de Salud. Al parecer, limpiar y poner el edificio al día era más complicado de lo que pensaron, la verdad.
La Junta Directiva del PANI ahora tiene que ponerse las pilas y acelerar el plan de contingencia. Necesitan asegurarse de que todos los servicios sigan funcionando, que los trabajadores estén protegidos y, sobre todo, que los niños y adolescentes reciban la atención que necesitan. No podemos permitirnos que esta crisis afecte el bienestar de nuestros pequeños, ¡eso sería imperdonable!
Con todo esto, me pregunto... ¿Será que esta situación nos obliga a replantearnos la importancia de invertir en infraestructura segura para instituciones clave como el PANI? ¿O simplemente es otro ejemplo de cómo la burocracia y la falta de planificación nos meten en líos? ¡Déjenme saber qué piensan ustedes en los comentarios!
Como les cuento, la movida es clara: tienen treinta días naturales para agarrar sus cosas y buscar otro lugar donde trabajar. El PANI ya le puso turbo a la búsqueda de un nuevo sitio, pensando en alquilar o hasta pedir prestado un espacio. Parece que tenían guardado unos billetes en el presupuesto 2026 pa’ esto, así que esperemos que no se les vaya al traste todo el trámite.
Y ni hablar de los que pueden teletrabajar, parce. Ya hicieron una listota para ver quién puede quedarse tranquilo en casa echándole gandas desde la computadora y quién necesita estar ahí presente para atender a los nenes y a las familias. Una vara complicada, sin duda alguna, porque no todos los trabajos se hacen a distancia, diay.
Ahora, lo que me da risa es que esto no cayó de la nada. Resulta que el Sindicato de Empleados del PANI (SEPI) lleva rato pegándose maullidos con el Ministerio de Salud y con las Inspecciones Laborales del Ministerio de Trabajo. Ellos estaban encendidos porque las oficinas eran un brete de riesgos para los trabajadores. ¡Así que mejor anímense y busquen un lugar seguro!
Pero ojo, parce, que esto viene de atrás. Hace poquito, CR Hoy sacó a la luz un informe de los bomberos que decía que los edificios del PANI eran una bomba de tiempo. El Cuerpo de Bomberos encontró un montón de fallas, algunas bien saladas, como problemas con las alarmas, las salidas de emergencia y hasta con la instalación eléctrica. ¡Imagínate la torta si hubiera prendido fuego!
Según los bomberos, las condiciones afectaban la seguridad de todos, tanto de los trabajadores como de los niños y familias que atienden allá. El PANI prometió que iban a arreglarlo, que estaban buscando soluciones, pero parece que la cosa se complicó demasiado y al final llegó la orden del Ministerio de Salud. Al parecer, limpiar y poner el edificio al día era más complicado de lo que pensaron, la verdad.
La Junta Directiva del PANI ahora tiene que ponerse las pilas y acelerar el plan de contingencia. Necesitan asegurarse de que todos los servicios sigan funcionando, que los trabajadores estén protegidos y, sobre todo, que los niños y adolescentes reciban la atención que necesitan. No podemos permitirnos que esta crisis afecte el bienestar de nuestros pequeños, ¡eso sería imperdonable!
Con todo esto, me pregunto... ¿Será que esta situación nos obliga a replantearnos la importancia de invertir en infraestructura segura para instituciones clave como el PANI? ¿O simplemente es otro ejemplo de cómo la burocracia y la falta de planificación nos meten en líos? ¡Déjenme saber qué piensan ustedes en los comentarios!
