¡Ay, Dios mío! Qué pesar la cosa, mael... Un nene de apenas diez añitos está pegao’ en la UCI del Hospital Nacional de Niños, luchando por agarrarse a la vida después de recibir una bala perdida durante un tiroteo en Paraíso de Cartago. Una tragedia que te deja pensando qué futuro le espera a los muchachos en este país.
La situación, como ya saben, es complicada. Según nos contaron, el incidente ocurrió mientras unos tipos armaos’ se estaban liando a golpes con otro señor, identificado como Juan Morales. El pobre Juan, de 31 años, salió mal parado en esa bronca y terminó perdiendo la vida. Pero la historia no acaba ahí, porque en medio del jaleo, una bala se fue cerquita al nene, que estaba jugando cerca, y le dio en… bueno, en un lugar delicado, imagínense.
Carlos Jiménez, el director del hospital, confirmó que el niño está grave, pero ha habido algunas mejoras “poco a poco”, como él mismo lo expresó. Eso da esperanzas, claro, pero hay que mantenerlo en veda, porque todavía está crítico. Dijeron que el brete es grande, que necesita cuidados intensivos especiales, y que los médicos están haciendo todo lo posible para estabilizarlo.
Lo que más me preocupa es cómo puede afectar esto al niño a largo plazo. Más allá de las heridas físicas, el trauma psicológico va a ser duro. Imaginen tener diez años y presenciar algo así... La infancia se le acabó en un abrir y cerrar de ojos. Esta vara se va a llevar recuerdo pa' toda la vida, y eso es algo que nadie le podrá quitar, ni siquiera si sale adelante.
Las autoridades policiales están investigando lo sucedido. Parece que los agresores eran dos malecones que llegaron encima de Morales en moto y le empezaron a disparar a diablura. Intentó correr, buscar refugio, pero no alcanzó. ¡Qué sal! Siempre terminan afectando a inocentes. Lo peor de todo es que esto pasa seguido, ya ni sorprendemos, y eso sí es preocupante.
Este caso, además, nos hace reflexionar sobre la violencia que azota nuestro país. Ya no es seguro ni estar en la calle, ni siquiera para los niños. Seamos honestos, la seguridad ha bajado mucho en los últimos años y necesitamos soluciones urgentes. No podemos seguir viviendo con miedo constante, esperando a que la próxima bala perdida nos alcance a cualquiera. Este no es el país que queremos dejarle a nuestros hijos.
Muchos se preguntan qué se puede hacer. Algunos dicen que hay que endurecer las penas para estos criminales, otros que es necesario fortalecer la presencia policial en las calles. Yo creo que la solución pasa por atacar las raíces del problema: la pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades. Necesitamos crear un entorno donde los jóvenes tengan alternativas a involucrarse en actividades ilegales. Porque al final, detrás de cada delito, hay una historia de dolor y desesperación.
Es lamentable que un niño tenga que pagar el precio de la irresponsabilidad y la violencia de otros adultos. Esperamos que se recupere pronto y pueda volver a disfrutar de su infancia, aunque sé que nunca olvidará lo que vivió. Ahora, diganme: ¿ustedes creen que las políticas actuales son suficientes para combatir la creciente ola de violencia en Costa Rica, o necesitamos medidas más drásticas?
La situación, como ya saben, es complicada. Según nos contaron, el incidente ocurrió mientras unos tipos armaos’ se estaban liando a golpes con otro señor, identificado como Juan Morales. El pobre Juan, de 31 años, salió mal parado en esa bronca y terminó perdiendo la vida. Pero la historia no acaba ahí, porque en medio del jaleo, una bala se fue cerquita al nene, que estaba jugando cerca, y le dio en… bueno, en un lugar delicado, imagínense.
Carlos Jiménez, el director del hospital, confirmó que el niño está grave, pero ha habido algunas mejoras “poco a poco”, como él mismo lo expresó. Eso da esperanzas, claro, pero hay que mantenerlo en veda, porque todavía está crítico. Dijeron que el brete es grande, que necesita cuidados intensivos especiales, y que los médicos están haciendo todo lo posible para estabilizarlo.
Lo que más me preocupa es cómo puede afectar esto al niño a largo plazo. Más allá de las heridas físicas, el trauma psicológico va a ser duro. Imaginen tener diez años y presenciar algo así... La infancia se le acabó en un abrir y cerrar de ojos. Esta vara se va a llevar recuerdo pa' toda la vida, y eso es algo que nadie le podrá quitar, ni siquiera si sale adelante.
Las autoridades policiales están investigando lo sucedido. Parece que los agresores eran dos malecones que llegaron encima de Morales en moto y le empezaron a disparar a diablura. Intentó correr, buscar refugio, pero no alcanzó. ¡Qué sal! Siempre terminan afectando a inocentes. Lo peor de todo es que esto pasa seguido, ya ni sorprendemos, y eso sí es preocupante.
Este caso, además, nos hace reflexionar sobre la violencia que azota nuestro país. Ya no es seguro ni estar en la calle, ni siquiera para los niños. Seamos honestos, la seguridad ha bajado mucho en los últimos años y necesitamos soluciones urgentes. No podemos seguir viviendo con miedo constante, esperando a que la próxima bala perdida nos alcance a cualquiera. Este no es el país que queremos dejarle a nuestros hijos.
Muchos se preguntan qué se puede hacer. Algunos dicen que hay que endurecer las penas para estos criminales, otros que es necesario fortalecer la presencia policial en las calles. Yo creo que la solución pasa por atacar las raíces del problema: la pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades. Necesitamos crear un entorno donde los jóvenes tengan alternativas a involucrarse en actividades ilegales. Porque al final, detrás de cada delito, hay una historia de dolor y desesperación.
Es lamentable que un niño tenga que pagar el precio de la irresponsabilidad y la violencia de otros adultos. Esperamos que se recupere pronto y pueda volver a disfrutar de su infancia, aunque sé que nunca olvidará lo que vivió. Ahora, diganme: ¿ustedes creen que las políticas actuales son suficientes para combatir la creciente ola de violencia en Costa Rica, o necesitamos medidas más drásticas?
