Maes, si pensaban que la política tica estaba tranquila, agárrense, porque el capítulo de esta semana se filmó en la Vieja Metrópoli y tuvo de todo. Anoche, el Concejo Municipal de Cartago se convirtió en el escenario de un pleito que ya se veía venir: la votación para declarar al presidente Rodrigo Chaves como "persona non grata". ¿El resultado? Un rotundo "nel", 6 votos en contra y 3 a favor. Pero no se engañen, que el marcador no cuenta toda la historia. La vara es que este intento fallido dejó más que claro que la paciencia de un buen sector de los cartagos con el Gobierno está más delgada que un suspiro.
La iniciativa no salió de la nada ni fue un berrinche de un par de regidores. La mecha la encendió una ciudadana, Alejandra Méndez Garita, quien llegó con una lista de quejas más larga que la fila para el RITEVE en diciembre. Ella hablaba de una "afectación reiterada" y, mae, cuando uno ve los puntos, entiende por dónde va el agua al molino. Estamos hablando del eterno cuento del nuevo hospital, de la destitución de una directiva de la Caja que lo defendía, de los atrasos en la obra de Taras-La Lima que ya parece un chiste de mal gusto, del proyecto de agua Orosi II que se fue al traste y, para rematar, del despiche que es el servicio de buses y el tren a Paraíso que no termina de arrancar. En resumen: un sentimiento de abandono que ya cala hasta los huesos.
En la arena política, la cosa se puso color de hormiga. Por un lado, la bancada en pleno del PLN (Caleb Pichardo, Jonathan Arce y Marcela Quesada) le dio el sí a la moción, a pesar de que la propia asesoría legal del municipio les dijo que esa figura de "non grato" no tenía mucho peso legal. Jonathan Arce lo dijo clarito, casi como un grito de guerra: lo hicieron por el "abandono estruendoso" que sufre la provincia. El mae habló de cómo la educación, la infraestructura y el transporte público son un desastre. Es decir, para ellos, era más un voto simbólico, un manotazo en la mesa para decir "¡Mae, ya basta!". Del otro lado, el bloque de Actuemos Ya, junto a los regidores de ADN y el Liberal Progresista, le bajaron el pulgar a la idea, argumentando, probablemente, que no era la forma de solucionar el problema.
Y para que vean que la cosa no era solo un asunto de oficina municipal, la presión se sentía en la calle. En los terrenos donde se supone que va el nuevo hospital, la gente plantó cruces y una lona gigante. Una imagen potentísima, ¿no? Es como un cementerio de promesas incumplidas. Esa protesta visual le ponía un fondo bien dramático a la votación. Mientras tanto, el propio Chaves, consultado sobre el tema, tiró una de esas frases suyas, diciendo que para él los cartagineses sí eran muy gratos. Diay, una respuesta que, dependiendo de cómo se le vea, suena a que no le está dando mucha pelota al reclamo de fondo y prefiere mantener el tono de "aquí no pasa nada".
Al final del día, la moción se fue al traste, pero el malestar quedó flotando en el aire como la neblina brumosa. El 6-3 en el pizarrón no borra las cruces en el lote del hospital ni el sentimiento de un montón de gente que siente que su provincia es el chunche olvidado del país. Esto no se acabó anoche; más bien, parece el inicio de una relación cada vez más tensa entre Cartago y Zapote. Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿Fue esto un simple show político del PLN para ganar puntos o de verdad la provincia está tan abandonada que ya no aguanta más? ¿Se jalaron una torta los que votaron en contra al ignorar el clamor popular, o hicieron lo correcto al no polarizar más la vara? ¡Los leo en los comentarios!
La iniciativa no salió de la nada ni fue un berrinche de un par de regidores. La mecha la encendió una ciudadana, Alejandra Méndez Garita, quien llegó con una lista de quejas más larga que la fila para el RITEVE en diciembre. Ella hablaba de una "afectación reiterada" y, mae, cuando uno ve los puntos, entiende por dónde va el agua al molino. Estamos hablando del eterno cuento del nuevo hospital, de la destitución de una directiva de la Caja que lo defendía, de los atrasos en la obra de Taras-La Lima que ya parece un chiste de mal gusto, del proyecto de agua Orosi II que se fue al traste y, para rematar, del despiche que es el servicio de buses y el tren a Paraíso que no termina de arrancar. En resumen: un sentimiento de abandono que ya cala hasta los huesos.
En la arena política, la cosa se puso color de hormiga. Por un lado, la bancada en pleno del PLN (Caleb Pichardo, Jonathan Arce y Marcela Quesada) le dio el sí a la moción, a pesar de que la propia asesoría legal del municipio les dijo que esa figura de "non grato" no tenía mucho peso legal. Jonathan Arce lo dijo clarito, casi como un grito de guerra: lo hicieron por el "abandono estruendoso" que sufre la provincia. El mae habló de cómo la educación, la infraestructura y el transporte público son un desastre. Es decir, para ellos, era más un voto simbólico, un manotazo en la mesa para decir "¡Mae, ya basta!". Del otro lado, el bloque de Actuemos Ya, junto a los regidores de ADN y el Liberal Progresista, le bajaron el pulgar a la idea, argumentando, probablemente, que no era la forma de solucionar el problema.
Y para que vean que la cosa no era solo un asunto de oficina municipal, la presión se sentía en la calle. En los terrenos donde se supone que va el nuevo hospital, la gente plantó cruces y una lona gigante. Una imagen potentísima, ¿no? Es como un cementerio de promesas incumplidas. Esa protesta visual le ponía un fondo bien dramático a la votación. Mientras tanto, el propio Chaves, consultado sobre el tema, tiró una de esas frases suyas, diciendo que para él los cartagineses sí eran muy gratos. Diay, una respuesta que, dependiendo de cómo se le vea, suena a que no le está dando mucha pelota al reclamo de fondo y prefiere mantener el tono de "aquí no pasa nada".
Al final del día, la moción se fue al traste, pero el malestar quedó flotando en el aire como la neblina brumosa. El 6-3 en el pizarrón no borra las cruces en el lote del hospital ni el sentimiento de un montón de gente que siente que su provincia es el chunche olvidado del país. Esto no se acabó anoche; más bien, parece el inicio de una relación cada vez más tensa entre Cartago y Zapote. Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿Fue esto un simple show político del PLN para ganar puntos o de verdad la provincia está tan abandonada que ya no aguanta más? ¿Se jalaron una torta los que votaron en contra al ignorar el clamor popular, o hicieron lo correcto al no polarizar más la vara? ¡Los leo en los comentarios!