¡Pero qué vaina, raza! La bronca de la Municipalidad de Cartago con el AyA sigue candela. El alcalde Mario Redondo, ese mae que siempre va pa' delante, soltó unas verdades durísimas esta semana exigiendo que la Junta Directiva del AyA le quite ya de encima esa deuda que los está tragando vivo.
La cosa es así: hace rato tanto la Asamblea Legislativa como el Presidente ya dieron luz verde a la cancelación de esa deuda, que, ojo, ¡supera los dieciséis piños millones de colones! Pero parece que en el AyA hay quien anda haciendo olas y no quieren ponerle remedio. Uno se queda preguntándose, ¿a dónde van a parar esos dineros si ya hasta se aprobó que no los tienen que pagar?
Como bien dijo el alcalde, esto no es una deuda, "nunca debió haber existido". Imagínense el golpe que eso le da al bolsillo de todos los cartagineses. Estamos hablando de gente que ya está apremiada, tratando de llegar a fin de mes, y ahora tener que cargar con una deuda inventada… ¡tremendo despiche! Parece que algunos en el AyA andan viviendo en otra galaxia, desconectados de la realidad del pueblo.
Y no es solamente el problema de ahora, sino que lleva tiempo arrastrando esta pesadilla. Desde hace meses la Asamblea Legislativa viene diciendo que hay que cancelar esta deuda, pero parece que el AyA se pone sordos cuando les hablan. A veces uno piensa, ¿será que alguien ahí adentro se beneficia de que siga viva esta historia?
El alcalde Redondo no se quedó callado y puso el grito en el cielo, advirtiendo que la falta de resolución podría traer consecuencias graves para la economía de Cartago. Dice que, si no hay ajustes en la tarifa, va a ser un golpe durísimo para los cartagineses. ¡Y razón tenía! No es justo que la gente tenga que pagar por errores ajenos ni por decisiones arbitrarias.
Ahora, me pregunto si los señores de la junta directiva del AyA siquiera saben lo que significa vivir en Cartago, enfrentar sus propios bretes y preocupaciones diarias. A veces dan la impresión de estar encerrados en oficinas de aire acondicionado, lejos de la realidad del callejón. Ojalá le pongan atención a la voz del pueblo y hagan lo correcto, antes de que la cosa se vaya al traste.
Además, no podemos olvidarnos de la ARESEP, que también tiene que meterle mano a esta situación. Necesitamos un análisis transparente y objetivo que demuestre que esta deuda es injusta e improcedente. Que no anden jugando con el futuro financiero de miles de familias cartaginesas. ¡Eso no se vale!
En fin, la pelota está en el techo del AyA y de la ARESEP. Esperemos que escuchen al alcalde, que se pongan las pilas y quiten esa carga de encima del pueblo cartaginés. Ahora dime, tú ¿crees que el AyA está simplemente haciendo caso omiso a las autoridades electas o hay intereses más oscuros detrás de esta demora en resolver la condonación de la deuda?
La cosa es así: hace rato tanto la Asamblea Legislativa como el Presidente ya dieron luz verde a la cancelación de esa deuda, que, ojo, ¡supera los dieciséis piños millones de colones! Pero parece que en el AyA hay quien anda haciendo olas y no quieren ponerle remedio. Uno se queda preguntándose, ¿a dónde van a parar esos dineros si ya hasta se aprobó que no los tienen que pagar?
Como bien dijo el alcalde, esto no es una deuda, "nunca debió haber existido". Imagínense el golpe que eso le da al bolsillo de todos los cartagineses. Estamos hablando de gente que ya está apremiada, tratando de llegar a fin de mes, y ahora tener que cargar con una deuda inventada… ¡tremendo despiche! Parece que algunos en el AyA andan viviendo en otra galaxia, desconectados de la realidad del pueblo.
Y no es solamente el problema de ahora, sino que lleva tiempo arrastrando esta pesadilla. Desde hace meses la Asamblea Legislativa viene diciendo que hay que cancelar esta deuda, pero parece que el AyA se pone sordos cuando les hablan. A veces uno piensa, ¿será que alguien ahí adentro se beneficia de que siga viva esta historia?
El alcalde Redondo no se quedó callado y puso el grito en el cielo, advirtiendo que la falta de resolución podría traer consecuencias graves para la economía de Cartago. Dice que, si no hay ajustes en la tarifa, va a ser un golpe durísimo para los cartagineses. ¡Y razón tenía! No es justo que la gente tenga que pagar por errores ajenos ni por decisiones arbitrarias.
Ahora, me pregunto si los señores de la junta directiva del AyA siquiera saben lo que significa vivir en Cartago, enfrentar sus propios bretes y preocupaciones diarias. A veces dan la impresión de estar encerrados en oficinas de aire acondicionado, lejos de la realidad del callejón. Ojalá le pongan atención a la voz del pueblo y hagan lo correcto, antes de que la cosa se vaya al traste.
Además, no podemos olvidarnos de la ARESEP, que también tiene que meterle mano a esta situación. Necesitamos un análisis transparente y objetivo que demuestre que esta deuda es injusta e improcedente. Que no anden jugando con el futuro financiero de miles de familias cartaginesas. ¡Eso no se vale!
En fin, la pelota está en el techo del AyA y de la ARESEP. Esperemos que escuchen al alcalde, que se pongan las pilas y quiten esa carga de encima del pueblo cartaginés. Ahora dime, tú ¿crees que el AyA está simplemente haciendo caso omiso a las autoridades electas o hay intereses más oscuros detrás de esta demora en resolver la condonación de la deuda?
