¡Ay, Dios mío! Quién lo diría, la Cumbre de Celac-UE en Santa Marta arrancó con más ausencia que un dominguero en Semana Santa. Se esperaba un revuelta, unos acuerdos, pero parece que la cosa se fue al traste antes de empezar. En lugar de ver caras conocidas, encontramos un panorama bien flojo, casi como si hubieran cancelado la feria.
La idea era reunir a los líderes de Latinoamérica y Europa para hablar de economía, cambio climático y, claro, cómo le hacemos frente a los desafíos mundiales. Pero la bronca entre Colombia y Estados Unidos por el tema del narcotráfico echó toda la pela. El gobierno de Petro, que hacía las veces de anfitrión, se topó con fuertes presiones de Washington, tanto que terminaron sacándole la certificación de aliado contra las drogas. ¡Qué torta!
Alberto Rizzi, un político europeo que anda metido en estas cosas, dice que todo esto es una clara señal diplomática. Según él, los líderes prefirieron huirse para no meterse en problemas con el señor Trump, que anda declarándole la guerra a cualquier barco sospechoso que salga de nuestros mares. ¡Un brete tener que andar bailando al son del flauta americano!
Y hablando de Trump, el tipo no se queda atrás. Ha prometido castigar a cualquier país que le venda mariguana, literalmente. Ahora resulta que los pescadores humildes de la costa pacífica son “narcotraficantes”. ¡Qué sal! Imagínate la vida de esos señores, tratando de ganarse la vida con la pesca, y ahora andan pintados como malos en la historia.
La presidenta Von der Leyen, de la Unión Europea, canceló su viaje a último minuto, igual que el presidente de Uruguay, Yamandú Orsi. Parece que algunos preferían quedarse en casa a enfrentar el trompo de Trump. Aunque, hay que darle crédito a Lula da Silva, el presidente brasileño, que sí se animó a ir y a ponerle pecho a la situación. El mae sí que sabe cómo mantener el equilibrio entre Europa y Latinoamérica.
Sandra Borda, una politóloga colombiana, comenta que la organización de la cumbre dejó mucho que desear. Dice que hubo mucha improvisación y poca planificación, lo cual seguramente desanimó a varios líderes a asistir. Parece que hubo un descuido importante, aunque no podemos negar que Santa Marta quedó decoradísima con sus calles limpias y sus faroles prendidos. La ciudad hizo lo posible para mostrarse chiva, pero al final, la bronca política opacó todo.
Aunque los expertos no esperan grandes acuerdos, dicen que esta cumbre podría servir para reactivar las negociaciones sobre el acuerdo comercial entre la UE y Mercosur. Al parecer, todavía hay esperanza de que podamos mejorar el intercambio de tecnología y materias primas con Europa. Eso sí sería una bocanada de aire fresco para nuestra economía, que anda buscando cómo salir adelante.
En fin, la Cumbre de Celac-UE en Santa Marta se convirtió en un espectáculo digno de mención. Entre ausencias, tensones y promesas incumplidas, nos dejó varias preguntas en el aire. Con todo este panorama, ¿creen ustedes que Latinoamérica debería buscar otras alianzas internacionales para fortalecerse ante las presiones de Estados Unidos?
La idea era reunir a los líderes de Latinoamérica y Europa para hablar de economía, cambio climático y, claro, cómo le hacemos frente a los desafíos mundiales. Pero la bronca entre Colombia y Estados Unidos por el tema del narcotráfico echó toda la pela. El gobierno de Petro, que hacía las veces de anfitrión, se topó con fuertes presiones de Washington, tanto que terminaron sacándole la certificación de aliado contra las drogas. ¡Qué torta!
Alberto Rizzi, un político europeo que anda metido en estas cosas, dice que todo esto es una clara señal diplomática. Según él, los líderes prefirieron huirse para no meterse en problemas con el señor Trump, que anda declarándole la guerra a cualquier barco sospechoso que salga de nuestros mares. ¡Un brete tener que andar bailando al son del flauta americano!
Y hablando de Trump, el tipo no se queda atrás. Ha prometido castigar a cualquier país que le venda mariguana, literalmente. Ahora resulta que los pescadores humildes de la costa pacífica son “narcotraficantes”. ¡Qué sal! Imagínate la vida de esos señores, tratando de ganarse la vida con la pesca, y ahora andan pintados como malos en la historia.
La presidenta Von der Leyen, de la Unión Europea, canceló su viaje a último minuto, igual que el presidente de Uruguay, Yamandú Orsi. Parece que algunos preferían quedarse en casa a enfrentar el trompo de Trump. Aunque, hay que darle crédito a Lula da Silva, el presidente brasileño, que sí se animó a ir y a ponerle pecho a la situación. El mae sí que sabe cómo mantener el equilibrio entre Europa y Latinoamérica.
Sandra Borda, una politóloga colombiana, comenta que la organización de la cumbre dejó mucho que desear. Dice que hubo mucha improvisación y poca planificación, lo cual seguramente desanimó a varios líderes a asistir. Parece que hubo un descuido importante, aunque no podemos negar que Santa Marta quedó decoradísima con sus calles limpias y sus faroles prendidos. La ciudad hizo lo posible para mostrarse chiva, pero al final, la bronca política opacó todo.
Aunque los expertos no esperan grandes acuerdos, dicen que esta cumbre podría servir para reactivar las negociaciones sobre el acuerdo comercial entre la UE y Mercosur. Al parecer, todavía hay esperanza de que podamos mejorar el intercambio de tecnología y materias primas con Europa. Eso sí sería una bocanada de aire fresco para nuestra economía, que anda buscando cómo salir adelante.
En fin, la Cumbre de Celac-UE en Santa Marta se convirtió en un espectáculo digno de mención. Entre ausencias, tensones y promesas incumplidas, nos dejó varias preguntas en el aire. Con todo este panorama, ¿creen ustedes que Latinoamérica debería buscar otras alianzas internacionales para fortalecerse ante las presiones de Estados Unidos?