¡Ay, papá! Esto se puso caliente, mi gente. Después de la dolorosa final contra Alajuela, ahora tenemos otro brete en el Saprissa, y esta vez viene de donde menos te lo esperabas: ¡de la esposa de Kevin Chamorro! Ashley Arguedas soltó una publicación en Instagram que ha encendido todas las alarmas entre la afición morada y ha puesto a Alvarado en el ojo del huracán, diay.
Para los que andan despistados, recordemos rápido lo que pasó en la final. Saprissa perdió 1-3 contra Alajuelense, y aunque hubo cosas buenas, la actuación de Alvarado recibió muchísima crítica, especialmente por algunos goles que parecían sencillos. Ya llevaba tiempo acumulando bronca la barra, y estos últimos juegos fueron la gota que derramó el vaso, vamos. Ahora, Ashley, con su posteo, parece haberle echado gasolina al fuego.
La historia que publicó en Instagram, aunque vaga, dejaba claro que estaba recordando todos esos momentos difíciles que tuvo Chamorro en el arco saprissista. Habló de los silbidos, de las comparaciones constantes con otros porteros, incluso mencionó esos cánticos desagradables que a veces soltaba la hinchada. Pero lo que realmente levantó sospechas fue cuando resaltó cómo respondió Chamorro cuando más lo necesitaba el equipo y cómo, a pesar de todo, se fue del Saprissa con cuatro campeonatos seguidos. ¡Qué carga!
Muchos vieron esto como una clara defensa a Chamorro y, de manera implícita, como una pulla a Alvarado. No dijo nombres, obvio, pero todos entendimos quién era el apuntado. Y no solo eso, también hizo referencia a la actitud cambiante de la afición, aquella que aplaude a rabiar cuando ganan y que se deshace en críticas cuando pierden. Como decimos nosotros, ¡cambian de camisa como camaleón!
Y es que la verdad, es bastante comprensible la reacción de Ashley. Ver a tu pareja recibir tanto odio y críticas injustas no es fácil. Todos sabemos que el fútbol es pasión, pero a veces la gente se pasa de la raya. Se olvidan que detrás de cada jugador hay una persona, una familia, y que todos se esfuerzan al máximo para representar al club.
Este tema ha generado un debate tremendo en redes sociales y en los foros de Saprissa. Hay quienes apoyan a Ashley y critican a la afición por su doble moral. Dicen que hay que apoyar al equipo en las buenas y en las malas, y que no es justo exigir resultados inmediatos ni tirar piedras al mismo árbol del que se come fruta. Otros, en cambio, argumentan que la afición tiene derecho a expresar su opinión y que criticar a los jugadores es parte del juego.
Pero más allá de quién tenga razón o quién esté equivocado, este episodio nos recuerda una realidad incómoda: la relación entre la afición y los jugadores a veces es tensa y conflictiva. Cuando las cosas van bien, todo es felicidad y aplausos. Pero cuando las cosas van mal, la paciencia se agota y la crítica se vuelve feroz. Y eso, a la larga, no beneficia a nadie, ni al equipo ni a la afición. Porque, al final del día, todos queremos lo mismo: ver a nuestro Saprissa campeón.
Ahora, dime tú, mi pana: ¿Crees que Ashley se pasó de la raya al meterse en esta polémica, o simplemente defendió a su esposo frente a críticas injustas? ¿Es justo pedirle a la afición que siempre apueste por el equipo, sin importar los resultados, o es sano mostrar desacuerdo cuando las cosas no salen como se esperan?
Para los que andan despistados, recordemos rápido lo que pasó en la final. Saprissa perdió 1-3 contra Alajuelense, y aunque hubo cosas buenas, la actuación de Alvarado recibió muchísima crítica, especialmente por algunos goles que parecían sencillos. Ya llevaba tiempo acumulando bronca la barra, y estos últimos juegos fueron la gota que derramó el vaso, vamos. Ahora, Ashley, con su posteo, parece haberle echado gasolina al fuego.
La historia que publicó en Instagram, aunque vaga, dejaba claro que estaba recordando todos esos momentos difíciles que tuvo Chamorro en el arco saprissista. Habló de los silbidos, de las comparaciones constantes con otros porteros, incluso mencionó esos cánticos desagradables que a veces soltaba la hinchada. Pero lo que realmente levantó sospechas fue cuando resaltó cómo respondió Chamorro cuando más lo necesitaba el equipo y cómo, a pesar de todo, se fue del Saprissa con cuatro campeonatos seguidos. ¡Qué carga!
Muchos vieron esto como una clara defensa a Chamorro y, de manera implícita, como una pulla a Alvarado. No dijo nombres, obvio, pero todos entendimos quién era el apuntado. Y no solo eso, también hizo referencia a la actitud cambiante de la afición, aquella que aplaude a rabiar cuando ganan y que se deshace en críticas cuando pierden. Como decimos nosotros, ¡cambian de camisa como camaleón!
Y es que la verdad, es bastante comprensible la reacción de Ashley. Ver a tu pareja recibir tanto odio y críticas injustas no es fácil. Todos sabemos que el fútbol es pasión, pero a veces la gente se pasa de la raya. Se olvidan que detrás de cada jugador hay una persona, una familia, y que todos se esfuerzan al máximo para representar al club.
Este tema ha generado un debate tremendo en redes sociales y en los foros de Saprissa. Hay quienes apoyan a Ashley y critican a la afición por su doble moral. Dicen que hay que apoyar al equipo en las buenas y en las malas, y que no es justo exigir resultados inmediatos ni tirar piedras al mismo árbol del que se come fruta. Otros, en cambio, argumentan que la afición tiene derecho a expresar su opinión y que criticar a los jugadores es parte del juego.
Pero más allá de quién tenga razón o quién esté equivocado, este episodio nos recuerda una realidad incómoda: la relación entre la afición y los jugadores a veces es tensa y conflictiva. Cuando las cosas van bien, todo es felicidad y aplausos. Pero cuando las cosas van mal, la paciencia se agota y la crítica se vuelve feroz. Y eso, a la larga, no beneficia a nadie, ni al equipo ni a la afición. Porque, al final del día, todos queremos lo mismo: ver a nuestro Saprissa campeón.
Ahora, dime tú, mi pana: ¿Crees que Ashley se pasó de la raya al meterse en esta polémica, o simplemente defendió a su esposo frente a críticas injustas? ¿Es justo pedirle a la afición que siempre apueste por el equipo, sin importar los resultados, o es sano mostrar desacuerdo cuando las cosas no salen como se esperan?
