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estan desbocados los cocosLos cocodrilos en Costa Rica han captado la atención mundial en los últimos meses debido a una serie de incidentes que, aunque preocupantes para algunos, revelan un fenómeno natural propio de la época reproductiva de estas criaturas. De agosto a octubre, los cocodrilos machos se desplazan en busca de territorios, expulsando a los subordinados y generando mayor visibilidad en áreas urbanas y costeras. Estos desplazamientos, sumados a las recientes inundaciones, han propiciado su presencia en zonas habitadas, incrementando los encuentros con humanos y mascotas.
El caso más reciente y trágico fue el de un oficial de la Fuerza Pública que perdió la vida en el Parque Nacional Corcovado, luego de que su lancha se volcara tras ser desestabilizada por un cocodrilo. A este incidente se suman reportes de ataques a perros en zonas del Pacífico Sur, lo que ha disparado alarmas en la población.
Sin embargo, la comunidad científica insiste en que no estamos ante una sobrepoblación de cocodrilos, sino ante un proceso natural de recolonización. Durante el siglo pasado, estos animales estuvieron al borde de la extinción debido a la caza indiscriminada, pero con la implementación de políticas de conservación en los años noventa, sus poblaciones han comenzado a recuperarse. Ahora, los cocodrilos están volviendo a habitar zonas que históricamente fueron suyas, muchas de las cuales coinciden con áreas de expansión urbana.
El biólogo Iván Sandoval aclara que estos avistamientos no siempre representan una amenaza directa. Aunque se han registrado ataques, no todos los encuentros con cocodrilos son peligrosos. Muchas veces, simplemente se los ve deambulando por zonas periféricas, en su mayoría debido a que intentan evitar el cauce principal de los ríos que, durante la época de lluvias, se tornan peligrosos también para ellos.
El Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) ha emitido recomendaciones claras a la población, advirtiendo que los esteros y desembocaduras de ríos son hábitats naturales de cocodrilos y no deben ser utilizados como lugares recreativos, especialmente cuando hay niños presentes. Además, se recuerda la importancia de no alimentar a estos animales y de mantener a las mascotas alejadas de cuerpos de agua.
Lo más curioso es que, a pesar de los miedos y alarmas que generan estos avistamientos, los cocodrilos no son nuevos en el paisaje costarricense. Lo nuevo es la presencia humana en espacios que solían ser su hogar exclusivo. Es un clásico conflicto de intereses: el cocodrilo reclama lo que siempre fue suyo, y el humano, en su expansión constante, se sorprende al encontrarse con un vecino inesperado. Al final, es un recordatorio de que la naturaleza no sigue las reglas de propiedad privada.
Y aunque el drama del cocodrilo devorador de mascotas es una tragedia para quienes lo viven, es difícil no ver la ironía de la situación. El ser humano, que ha invadido cada rincón de la tierra con su presencia avasalladora, ahora debe lidiar con el hecho de que, de vez en cuando, la naturaleza reclama lo suyo. Quizá es hora de reflexionar sobre quién es realmente el invasor en esta historia.
Los cocodrilos en Costa Rica no están aquí para ser villanos, solo están viviendo su vida, cumpliendo su ciclo reproductivo y desplazándose como lo han hecho por siglos. Mientras tanto, la recomendación es clara: respeto, precaución y coexistencia. Porque al final, el planeta es hogar de todos, incluso de los cocodrilos que tienen sexo y, de paso, reclaman lo que les pertenece.