Ay, Dios mío, qué lío nos cayó encima. Resulta que la Municipalidad decidió cambiar la ruta del Festival de la Luz, y aunque algunos andan festejando que ahora hay más variedad y se descongestionó el tráfico – ¡pues claro, sacándonos a los del centro! – los comerciantes estamos con el corazón en la boca, pensando en cómo vamos a sobrevivir a esto.
Mauricio Rodríguez, el jefe de Cacore, lo dijo clarito: “Nos estamos jalando una torta”. Después de años de tener el festival pasando por nuestro lado, dando vida y moras a nuestros negocios, de repente nos cambian la alfombra y nos dejan secos. Se trata de un golpe durísimo, especialmente después de todo lo que hemos aguantado estos últimos años con la pandemia y el rollo de la inflación.
Imagínate, mae: esos días de Festival eran nuestra salvación, el mejor día de ventas de todo el año. Un alivio para poder pagar alquileres, echarle comida a la familia y seguir adelante. Ahora, nos dicen que nos van a mandar a unos lados donde apenas hay gente, donde los únicos que se van a beneficiar serán unos pocos afortunados. ¡Un despiche!
Y la cosa no pinta bien, pues. Yorleny Córdoba, la regidora que impulsó la consulta, está preocupada y con razón. Dice que esto viola el artículo 5 del Código Municipal y el artículo 9 constitucional, que hablan de la importancia de la participación ciudadana. Uno esperaría que nos hubieran preguntado antes de tomar una decisión que nos afecta directamente, pero parece que no fue así. ¡Qué sal!
Lo peor es que cuando fuimos a buscar respuestas en la Municipalidad, nos dieron largas. Nos dijeron que pronto harían una conferencia de prensa, pero ya sabemos cómo es la cosa: siempre llega tarde, cuando el daño ya está hecho. Dicen que la ruta ahora estará alrededor de La Sabana, en modo carrusel… Como si eso fuera a solucionar nuestros problemas, chunches.
Además, resulta que las bandas que participan en el desfile sabían del cambio de ruta desde hacía rato, ¡pero nadie les preguntó su opinión! Parece que nuestras voces no cuentan para nadie. Vamos, vamos, se supone que somos parte fundamental del Festival, pues damos color y alegría a la celebración.
Algunos argumentan que el cambio es bueno para diversificar la oferta turística y evitar congestiones de tráfico, pero, ¿a qué costo? Sacrificar los negocios del centro, que son el corazón económico de San José, para beneficiar a unos pocos selectos. ¿Eso es progreso, mae? A mí me suena a cortarle las alas a los que realmente trabajamos duro para hacer de esta ciudad un lugar vibrante y lleno de vida.
Entonces, dime tú, ¿crees que la Municipalidad debería reconsiderar la decisión y volver a la ruta tradicional, o deberíamos aceptar este cambio y buscar nuevas formas de mantener nuestros negocios a flote? ¡Dale, cuéntame qué piensas!
Mauricio Rodríguez, el jefe de Cacore, lo dijo clarito: “Nos estamos jalando una torta”. Después de años de tener el festival pasando por nuestro lado, dando vida y moras a nuestros negocios, de repente nos cambian la alfombra y nos dejan secos. Se trata de un golpe durísimo, especialmente después de todo lo que hemos aguantado estos últimos años con la pandemia y el rollo de la inflación.
Imagínate, mae: esos días de Festival eran nuestra salvación, el mejor día de ventas de todo el año. Un alivio para poder pagar alquileres, echarle comida a la familia y seguir adelante. Ahora, nos dicen que nos van a mandar a unos lados donde apenas hay gente, donde los únicos que se van a beneficiar serán unos pocos afortunados. ¡Un despiche!
Y la cosa no pinta bien, pues. Yorleny Córdoba, la regidora que impulsó la consulta, está preocupada y con razón. Dice que esto viola el artículo 5 del Código Municipal y el artículo 9 constitucional, que hablan de la importancia de la participación ciudadana. Uno esperaría que nos hubieran preguntado antes de tomar una decisión que nos afecta directamente, pero parece que no fue así. ¡Qué sal!
Lo peor es que cuando fuimos a buscar respuestas en la Municipalidad, nos dieron largas. Nos dijeron que pronto harían una conferencia de prensa, pero ya sabemos cómo es la cosa: siempre llega tarde, cuando el daño ya está hecho. Dicen que la ruta ahora estará alrededor de La Sabana, en modo carrusel… Como si eso fuera a solucionar nuestros problemas, chunches.
Además, resulta que las bandas que participan en el desfile sabían del cambio de ruta desde hacía rato, ¡pero nadie les preguntó su opinión! Parece que nuestras voces no cuentan para nadie. Vamos, vamos, se supone que somos parte fundamental del Festival, pues damos color y alegría a la celebración.
Algunos argumentan que el cambio es bueno para diversificar la oferta turística y evitar congestiones de tráfico, pero, ¿a qué costo? Sacrificar los negocios del centro, que son el corazón económico de San José, para beneficiar a unos pocos selectos. ¿Eso es progreso, mae? A mí me suena a cortarle las alas a los que realmente trabajamos duro para hacer de esta ciudad un lugar vibrante y lleno de vida.
Entonces, dime tú, ¿crees que la Municipalidad debería reconsiderar la decisión y volver a la ruta tradicional, o deberíamos aceptar este cambio y buscar nuevas formas de mantener nuestros negocios a flote? ¡Dale, cuéntame qué piensas!
