¡Aguafiestas, pero cierto! Costa Rica anda buscando cómo ponerse a la altura en el tema de la tecnología y la innovación, y parece que la clave está en meterle duro a la educación STEAM. Ya saben, Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas, todas esas varas que hoy en día definen si vamos a comernos el tinto en la esquina o a buscar trabajo en Miami.
La peña de Procomer, esos que andan vendiendo pa’ fuera al país, le han echado ganas a este tema, resaltando que tener gente bien preparada es como tener el pasaporte dorado para atraer inversionistas extranjeros. Con razón están gritando a los cuatro vientos la importancia de esto del STEAM, porque sin talento especializado, ni Don Pepe, el dueño de la ferretería, va a querer poner sus billetes acá. Según dicen, es el eje vital para seguir siendo competitivos a nivel mundial, y eso, mis queridos, suena bastante serio.
Y hablando de números, el Consejo Nacional de Rectores (Conare) soltó unas estadísticas que dejan boquiabierto: ¡más de nueve mil doscientos graduados en carreras STEM el año pasado! Un récord histórico, señores. Desde 2018 estamos viendo un crecimiento promediando casi el cinco por ciento anual, así que imagínate la movida que se está armando en las universidades. Parece que la gente finalmente se está dando cuenta de que aprender a programar no es solo para nerds encerrados en cuarto oscuro.
Pero ojo ahí, porque no todo es miel sobre hojuelas. Aquí viene el despiche: aunque hay muchos graduándose, todavía hay un desbalance importante entre hombres y mujeres. Solamente el treinta y cinco por ciento de los que salen de las universidades son damas. ¡Qué pena! Tenemos que seguir empujando para que más chicas se animen a meterle a la ciencia y la tecnología; necesitamos más mentes brillantes, sin importar el género.
Laura López, la jefa de Procomer, lo dijo claro: “La transformación tecnológica está redefiniendo los trabajos alrededor del planeta. Apostarle a la formación STEAM es apostarle por el futuro de Costa Rica”. Y ella no está loca, diay. Mira qué rápido cambian las cosas, antes querías ser abogado para ganar plata, ahora tienes que saber programar para hacer hasta pan con queso. El brete está cambiando, y hay que adaptarse.
Pensándolo bien, esta movida del STEAM no es solo para conseguir un buen trabajo o atraer inversión. También puede ayudarnos a resolver problemas que nos afectan directamente, como la sequía, el cambio climático o la falta de acceso a internet en algunas zonas rurales. Imagínate poder desarrollar una app que ayude a los agricultores a optimizar el uso del agua o crear una inteligencia artificial que detecte focos de incendio antes de que se conviertan en tragedias. Eso sí sería chido, ¿verdad?
Ahora bien, no se me amarguen si les digo que esto también implica retos enormes. Necesitamos mejorar la calidad de la enseñanza, capacitar a los profesores, invertir en equipos e infraestructura, y sobre todo, cambiar la mentalidad de algunos padres que todavía piensan que el fútbol es la única salida para sus hijos. Pero vamos, con esfuerzo y dedicación, podemos lograrlo. Ya sabemos que los ticos somos mañosos para reinventarnos, y esta vez toca aplicar esa habilidad a la tecnología.
Entonces, pensando en todo esto… ¿crees que Costa Rica realmente está haciendo lo suficiente para apoyar la educación STEAM y asegurar un futuro competitivo? ¿O seguimos caminando a paso de tortuga mientras otros países avanzan a velocidad de vértigo? Déjanos tus comentarios y dime qué opinas tú sobre este asunto, ¡queremos escuchar tus ideas!
La peña de Procomer, esos que andan vendiendo pa’ fuera al país, le han echado ganas a este tema, resaltando que tener gente bien preparada es como tener el pasaporte dorado para atraer inversionistas extranjeros. Con razón están gritando a los cuatro vientos la importancia de esto del STEAM, porque sin talento especializado, ni Don Pepe, el dueño de la ferretería, va a querer poner sus billetes acá. Según dicen, es el eje vital para seguir siendo competitivos a nivel mundial, y eso, mis queridos, suena bastante serio.
Y hablando de números, el Consejo Nacional de Rectores (Conare) soltó unas estadísticas que dejan boquiabierto: ¡más de nueve mil doscientos graduados en carreras STEM el año pasado! Un récord histórico, señores. Desde 2018 estamos viendo un crecimiento promediando casi el cinco por ciento anual, así que imagínate la movida que se está armando en las universidades. Parece que la gente finalmente se está dando cuenta de que aprender a programar no es solo para nerds encerrados en cuarto oscuro.
Pero ojo ahí, porque no todo es miel sobre hojuelas. Aquí viene el despiche: aunque hay muchos graduándose, todavía hay un desbalance importante entre hombres y mujeres. Solamente el treinta y cinco por ciento de los que salen de las universidades son damas. ¡Qué pena! Tenemos que seguir empujando para que más chicas se animen a meterle a la ciencia y la tecnología; necesitamos más mentes brillantes, sin importar el género.
Laura López, la jefa de Procomer, lo dijo claro: “La transformación tecnológica está redefiniendo los trabajos alrededor del planeta. Apostarle a la formación STEAM es apostarle por el futuro de Costa Rica”. Y ella no está loca, diay. Mira qué rápido cambian las cosas, antes querías ser abogado para ganar plata, ahora tienes que saber programar para hacer hasta pan con queso. El brete está cambiando, y hay que adaptarse.
Pensándolo bien, esta movida del STEAM no es solo para conseguir un buen trabajo o atraer inversión. También puede ayudarnos a resolver problemas que nos afectan directamente, como la sequía, el cambio climático o la falta de acceso a internet en algunas zonas rurales. Imagínate poder desarrollar una app que ayude a los agricultores a optimizar el uso del agua o crear una inteligencia artificial que detecte focos de incendio antes de que se conviertan en tragedias. Eso sí sería chido, ¿verdad?
Ahora bien, no se me amarguen si les digo que esto también implica retos enormes. Necesitamos mejorar la calidad de la enseñanza, capacitar a los profesores, invertir en equipos e infraestructura, y sobre todo, cambiar la mentalidad de algunos padres que todavía piensan que el fútbol es la única salida para sus hijos. Pero vamos, con esfuerzo y dedicación, podemos lograrlo. Ya sabemos que los ticos somos mañosos para reinventarnos, y esta vez toca aplicar esa habilidad a la tecnología.
Entonces, pensando en todo esto… ¿crees que Costa Rica realmente está haciendo lo suficiente para apoyar la educación STEAM y asegurar un futuro competitivo? ¿O seguimos caminando a paso de tortuga mientras otros países avanzan a velocidad de vértigo? Déjanos tus comentarios y dime qué opinas tú sobre este asunto, ¡queremos escuchar tus ideas!