¡Ey, pura vida, gente del Foro! Aquí su coterránea favorita con una noticia que les va a caer bien a los papás preocupados por el futuro de sus hijos y a todos nosotros que queremos ver a Costa Rica crecer con mentes brillantes y corazones aún más grandes. Resulta que el Country Day School (CDS) le anda metiendo turbo a su modelo educativo, buscando formar jóvenes no solo listos pa’ los exámenes, sino pa’ enfrentar el brete de la vida con conciencia y aguante.
Verán, el panorama mundial está cambiando a toda velocidad – qué torta, a veces parece que nos vamos al traste con tanta novedad tecnológica y problema social– y eso exige que la educación evolucione. Ya no basta con saber la capital de Francia o resolver ecuaciones complejas; necesitamos jóvenes que piensen críticamente, que tengan empatía y que sepan cómo hacer un cambio positivo en su entorno. Es decir, que saquen adelante el país, ¿me entienden?
Y ahí es donde entra el CDS. Han apostado por algo más que simplemente buenas calificaciones. Me dicen que equilibran la excelencia académica con el desarrollo emocional, social y ético, ¡y vaya que lo hacen! No se quedan solamente en los libros, sino que construyen el aprendizaje en cada proyecto, en cada conversación y en cada desafío que presentan a los estudiantes. Pa' que los chamacos entiendan que estudiar no es solo memorizar datos, sino entender cómo funciona el mundo y cómo ellos pueden contribuir a mejorarlo.
Jonathan Morera, del departamento de Admisiones, me contó que en el CDS cultivan la curiosidad, la empatía y la autonomía. Que quieren que los estudiantes se conviertan en individuos seguros de sí mismos, creativos y conscientes del impacto que pueden tener. En otras palabras, les dan las herramientas pa' que puedan ir por la vida sin andar jalándose una torta, tomando decisiones informadas y actuando con responsabilidad. Imagínenselo: ¡una generación de lideres con sentido humano!
Pero, ¿cómo logran esto en la práctica? Pues resulta que tienen un ambiente que fomenta la exploración y la iniciativa. Un modelo de aprendizaje experiencial que permite a los alumnos aprender haciendo, conectar la teoría con la práctica y los conocimientos con la vida real. Ferias científicas, proyectos artísticos, actividades deportivas... todo suma para que los estudiantes descubran sus talentos y asuman responsabilidades trabajando en equipo. ¡Una chimba!
No crean que la tecnología no tiene cabida en todo esto, porque claro que la tiene. Laboratorios modernos, herramientas tecnológicas y espacios de creación al servicio de una enseñanza dinámica y actualizada. Pero ojo, aquí la tecnología no reemplaza al maestro, sino que lo potencia. Porque al final, ¿quién mejor para guiar a un joven que un adulto con experiencia, paciencia y ganas de compartir sus conocimientos?
Lo que más me gustó de todo esto es que en el CDS ven a cada estudiante como un ser único. El acompañamiento académico y emocional es constante, reflejado en la cercanía de los docentes y en los programas de bienestar estudiantil. Promueven la educación socioemocional, enseñando a los estudiantes a gestionar sus emociones, trabajar en equipo y construir relaciones sanas. ¡Que nivel! Y encima, involucran a los padres y maestros, creando una alianza poderosa que apoya a los niños y jóvenes en su camino.
Así que ahí lo tienen, mi gente. El Country Day School buscando formar líderes con propósito, comprometidos con su comunidad y listos para enfrentar los retos del siglo XXI. Ahora me pregunto: ¿ustedes creen que los colegios en general deberían enfocarse más en el desarrollo socioemocional de los estudiantes, incluso si eso significa sacrificar un poco el tiempo dedicado a materias académicas tradicionales? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero leerlas!
Verán, el panorama mundial está cambiando a toda velocidad – qué torta, a veces parece que nos vamos al traste con tanta novedad tecnológica y problema social– y eso exige que la educación evolucione. Ya no basta con saber la capital de Francia o resolver ecuaciones complejas; necesitamos jóvenes que piensen críticamente, que tengan empatía y que sepan cómo hacer un cambio positivo en su entorno. Es decir, que saquen adelante el país, ¿me entienden?
Y ahí es donde entra el CDS. Han apostado por algo más que simplemente buenas calificaciones. Me dicen que equilibran la excelencia académica con el desarrollo emocional, social y ético, ¡y vaya que lo hacen! No se quedan solamente en los libros, sino que construyen el aprendizaje en cada proyecto, en cada conversación y en cada desafío que presentan a los estudiantes. Pa' que los chamacos entiendan que estudiar no es solo memorizar datos, sino entender cómo funciona el mundo y cómo ellos pueden contribuir a mejorarlo.
Jonathan Morera, del departamento de Admisiones, me contó que en el CDS cultivan la curiosidad, la empatía y la autonomía. Que quieren que los estudiantes se conviertan en individuos seguros de sí mismos, creativos y conscientes del impacto que pueden tener. En otras palabras, les dan las herramientas pa' que puedan ir por la vida sin andar jalándose una torta, tomando decisiones informadas y actuando con responsabilidad. Imagínenselo: ¡una generación de lideres con sentido humano!
Pero, ¿cómo logran esto en la práctica? Pues resulta que tienen un ambiente que fomenta la exploración y la iniciativa. Un modelo de aprendizaje experiencial que permite a los alumnos aprender haciendo, conectar la teoría con la práctica y los conocimientos con la vida real. Ferias científicas, proyectos artísticos, actividades deportivas... todo suma para que los estudiantes descubran sus talentos y asuman responsabilidades trabajando en equipo. ¡Una chimba!
No crean que la tecnología no tiene cabida en todo esto, porque claro que la tiene. Laboratorios modernos, herramientas tecnológicas y espacios de creación al servicio de una enseñanza dinámica y actualizada. Pero ojo, aquí la tecnología no reemplaza al maestro, sino que lo potencia. Porque al final, ¿quién mejor para guiar a un joven que un adulto con experiencia, paciencia y ganas de compartir sus conocimientos?
Lo que más me gustó de todo esto es que en el CDS ven a cada estudiante como un ser único. El acompañamiento académico y emocional es constante, reflejado en la cercanía de los docentes y en los programas de bienestar estudiantil. Promueven la educación socioemocional, enseñando a los estudiantes a gestionar sus emociones, trabajar en equipo y construir relaciones sanas. ¡Que nivel! Y encima, involucran a los padres y maestros, creando una alianza poderosa que apoya a los niños y jóvenes en su camino.
Así que ahí lo tienen, mi gente. El Country Day School buscando formar líderes con propósito, comprometidos con su comunidad y listos para enfrentar los retos del siglo XXI. Ahora me pregunto: ¿ustedes creen que los colegios en general deberían enfocarse más en el desarrollo socioemocional de los estudiantes, incluso si eso significa sacrificar un poco el tiempo dedicado a materias académicas tradicionales? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero leerlas!