¡Ay, Dios mío! Quién lo diría, ¿verdad, compas? Ofelia Taitelbaum, la exdefensora de los habitantes que dio tanto de qué hablar, ahora cumplirá su condena en casa. Después de varios años batallando en tribunales, la jueza Carla Bonilla Ballestero le cambió la medida de prisión por arresto domiciliario con brazalete electrónico. Un giro inesperado en esta telenovela judicial que ha mantenido a muchos pegados a sus pantallas.
Como ya saben, Taitelbaum lleva siete años y medio de condena por el delito de uso de documentos falsos, un caso que salió a luz allá por el 2014. Todo empezó cuando Doña Ángeles Otárola, una señora de San Carlos, quiso afiliarse al CCSS y le dijeron que tenía actividades económicas registradas a nombre suyo, ¡imagínate el lío! Resulta que alguien había usado sus datos para declarar ingresos por servicios de “asesoría profesional” a una empresa llamada Beyof, de la cual Taitelbaum era socia. ¡Un verdadero despache!
Y ni hablar de las llamadas grabadas que salieron a la luz. Ahí se escuchaba a Taitelbaum tratando de presionar a Doña Ángeles para que dejara pasar la vaina. Ese escándalo fue tan grande que la obligó a renunciar como defensora de los habitantes, porque claro, ¡cómo iba a defender a nadie con semejante torpeza! Era un brete para ella, y lo pagó caro.
Después de un juicio inicial en 2019, hubo apelaciones que mandaron a repetir el juicio en algunos puntos clave. Hablaban de si la condena era justa, si había otros delitos involucrados y cuánto dinero le había causado eso al Estado. Se fueron varios debates y reevaluaciones, hasta que finalmente, en enero del año pasado, se volvió a celebrar el juicio. Pero al parecer, las cosas no le favorecieron, y las apelaciones siguientes tampoco.
La Sala III, la corte más alta en temas penales acá en Costa Rica, cerró cualquier esperanza de Taitelbaum el pasado mes de octubre. Rechazaron todos sus argumentos y confirmaron la condena en firme. De ahí salió la orden de captura, pero ella se entregó voluntariamente a las autoridades en Goicoechea antes de que la vinieran a buscar. Se fue pa’ la cárcel de mujeres en Desamparados, esperando ese cambio de medida.
Siempre buscó excusas para salir de la cárcel. Alegaba problemas de salud y la edad, buscando apelar a la compasión de los jueces, pero hasta ahora siempre le caían encima. No sé yo, parce. Algunos dicen que es pura estrategia legal, otros que realmente necesitaba atención médica especializada. Lo cierto es que después de tantas idas y venidas, la jueza finalmente cedió y le permitió cumplir la condena en su hogar, vigilada por un brazalete electrónico. ¡Una vida más tranquila, aunque con restricciones, claro está!
Este caso nos recuerda cómo las acciones tienen consecuencias, máxime cuando se ocupa una posición de poder. Una vez que te metes en esas vainas, es difícil salir ileso, y mucho menos conservar la credibilidad. Ahora, después de años de peleas legales y escrutinio público, Taitelbaum tendrá que lidiar con las implicaciones de sus actos dentro de las paredes de su propia casa. Será interesante ver cómo desarrolla esta nueva etapa de su vida, pero a mucha gente, incluyendo a Doña Ángeles, seguramente les parece una injusticia que esté recibiendo este trato.
Ahora dime tú, compa… ¿crees que el arresto domiciliario es una medida justa considerando el delito cometido, o deberías haber seguido purgando toda la condena tras las rejas? ¿Qué opinas tú?
Como ya saben, Taitelbaum lleva siete años y medio de condena por el delito de uso de documentos falsos, un caso que salió a luz allá por el 2014. Todo empezó cuando Doña Ángeles Otárola, una señora de San Carlos, quiso afiliarse al CCSS y le dijeron que tenía actividades económicas registradas a nombre suyo, ¡imagínate el lío! Resulta que alguien había usado sus datos para declarar ingresos por servicios de “asesoría profesional” a una empresa llamada Beyof, de la cual Taitelbaum era socia. ¡Un verdadero despache!
Y ni hablar de las llamadas grabadas que salieron a la luz. Ahí se escuchaba a Taitelbaum tratando de presionar a Doña Ángeles para que dejara pasar la vaina. Ese escándalo fue tan grande que la obligó a renunciar como defensora de los habitantes, porque claro, ¡cómo iba a defender a nadie con semejante torpeza! Era un brete para ella, y lo pagó caro.
Después de un juicio inicial en 2019, hubo apelaciones que mandaron a repetir el juicio en algunos puntos clave. Hablaban de si la condena era justa, si había otros delitos involucrados y cuánto dinero le había causado eso al Estado. Se fueron varios debates y reevaluaciones, hasta que finalmente, en enero del año pasado, se volvió a celebrar el juicio. Pero al parecer, las cosas no le favorecieron, y las apelaciones siguientes tampoco.
La Sala III, la corte más alta en temas penales acá en Costa Rica, cerró cualquier esperanza de Taitelbaum el pasado mes de octubre. Rechazaron todos sus argumentos y confirmaron la condena en firme. De ahí salió la orden de captura, pero ella se entregó voluntariamente a las autoridades en Goicoechea antes de que la vinieran a buscar. Se fue pa’ la cárcel de mujeres en Desamparados, esperando ese cambio de medida.
Siempre buscó excusas para salir de la cárcel. Alegaba problemas de salud y la edad, buscando apelar a la compasión de los jueces, pero hasta ahora siempre le caían encima. No sé yo, parce. Algunos dicen que es pura estrategia legal, otros que realmente necesitaba atención médica especializada. Lo cierto es que después de tantas idas y venidas, la jueza finalmente cedió y le permitió cumplir la condena en su hogar, vigilada por un brazalete electrónico. ¡Una vida más tranquila, aunque con restricciones, claro está!
Este caso nos recuerda cómo las acciones tienen consecuencias, máxime cuando se ocupa una posición de poder. Una vez que te metes en esas vainas, es difícil salir ileso, y mucho menos conservar la credibilidad. Ahora, después de años de peleas legales y escrutinio público, Taitelbaum tendrá que lidiar con las implicaciones de sus actos dentro de las paredes de su propia casa. Será interesante ver cómo desarrolla esta nueva etapa de su vida, pero a mucha gente, incluyendo a Doña Ángeles, seguramente les parece una injusticia que esté recibiendo este trato.
Ahora dime tú, compa… ¿crees que el arresto domiciliario es una medida justa considerando el delito cometido, o deberías haber seguido purgando toda la condena tras las rejas? ¿Qué opinas tú?