¡Aguántense!, porque parece que a pesar de todo el bronca que nos da la política, el pueblo tico sigue agarrándole cariño a la democracia. No es que estemos felices, ni mucho menos, pero sí reafirmamos que este sistema, con sus macanas y todo, es lo mejor que tenemos. Lo dicen las encuestas, y eso da un poquito de esperanza en estos tiempos, diay.
El Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP), esos muchachos de la UCR que siempre andan picoteando la realidad, sacaron unos datos interesantes. Resulta que, a pesar de los últimos años de desencanto y de tanta vara que hemos tenido que tragar, el respaldo a la democracia se mantiene bastante sólido. Estamos hablando de un 66%, un número que no se veía así desde hace rato. Un respiro, vamos.
Ahora, claro, no hay que hacerse ilusiones. La erosión que hemos visto en la última década y media sigue ahí, como una sombra acechante. Pero esto demuestra que el espíritu democrático está arraigado en nosotros, en nuestra idiosincrasia, aunque a veces tengamos ganas de tirarle piedras al Congreso. Al final, somos un pueblo que valora la libertad y la posibilidad de elegir, y eso no se lo quitan tan fácil.
Lo curioso es cómo la gente entiende la democracia. Según el estudio, muchos la asocian con cosas simples, pero fundamentales: la libertad, la paz, poder decidir por uno mismo. No hablamos de tecnicismos ni de teorías complejas, sino de sentirnos dueños de nuestro destino, de tener voz y voto en las decisiones que nos afectan. Eso sí que pega, chunche.
Y hablando de decisiones, la campaña electoral ya está en marcha, y la cosa pinta interesante. El CIEP encontró que todavía un buen porcentaje de la población – casi la mitad en la elección presidencial y la mayoría en la legislativa– está indeciso. Ni modo, toca seguir informándonos y analizando a los candidatos, porque este brete no se soluciona con postureo.
Este dato de los indecisos me hace pensar si estamos realmente comprometidos con el proceso democrático o si simplemente esperamos que otros hagan el trabajo sucio. Es fácil criticar desde la comodidad del sillón, pero participar activamente, informarse, debatir… eso requiere esfuerzo y compromiso. Y a veces, pues, nos falta un poco de eso, diay.
Pero volviendo a lo positivo, este respaldo a la democracia, aunque no sea abrumador, es una muestra de resiliencia. Hemos superado crisis, golpes de Estado, situaciones muy difíciles, y siempre hemos logrado salir adelante aferrados a nuestros valores democráticos. Somos un pueblo que aprende rápido, aunque a veces nos cueste admitirlo.
Entonces, mi pregunta para todos ustedes en el Foro es esta: considerando el panorama actual, con tanta polarización y desconfianza en las instituciones, ¿creen que estamos haciendo lo suficiente para fortalecer nuestra democracia? ¿Qué medidas concretas podríamos tomar para recuperar la confianza ciudadana y asegurar que este sistema siga funcionando a largo plazo? ¡Anímense a comentar, que esto está a cachete!
El Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP), esos muchachos de la UCR que siempre andan picoteando la realidad, sacaron unos datos interesantes. Resulta que, a pesar de los últimos años de desencanto y de tanta vara que hemos tenido que tragar, el respaldo a la democracia se mantiene bastante sólido. Estamos hablando de un 66%, un número que no se veía así desde hace rato. Un respiro, vamos.
Ahora, claro, no hay que hacerse ilusiones. La erosión que hemos visto en la última década y media sigue ahí, como una sombra acechante. Pero esto demuestra que el espíritu democrático está arraigado en nosotros, en nuestra idiosincrasia, aunque a veces tengamos ganas de tirarle piedras al Congreso. Al final, somos un pueblo que valora la libertad y la posibilidad de elegir, y eso no se lo quitan tan fácil.
Lo curioso es cómo la gente entiende la democracia. Según el estudio, muchos la asocian con cosas simples, pero fundamentales: la libertad, la paz, poder decidir por uno mismo. No hablamos de tecnicismos ni de teorías complejas, sino de sentirnos dueños de nuestro destino, de tener voz y voto en las decisiones que nos afectan. Eso sí que pega, chunche.
Y hablando de decisiones, la campaña electoral ya está en marcha, y la cosa pinta interesante. El CIEP encontró que todavía un buen porcentaje de la población – casi la mitad en la elección presidencial y la mayoría en la legislativa– está indeciso. Ni modo, toca seguir informándonos y analizando a los candidatos, porque este brete no se soluciona con postureo.
Este dato de los indecisos me hace pensar si estamos realmente comprometidos con el proceso democrático o si simplemente esperamos que otros hagan el trabajo sucio. Es fácil criticar desde la comodidad del sillón, pero participar activamente, informarse, debatir… eso requiere esfuerzo y compromiso. Y a veces, pues, nos falta un poco de eso, diay.
Pero volviendo a lo positivo, este respaldo a la democracia, aunque no sea abrumador, es una muestra de resiliencia. Hemos superado crisis, golpes de Estado, situaciones muy difíciles, y siempre hemos logrado salir adelante aferrados a nuestros valores democráticos. Somos un pueblo que aprende rápido, aunque a veces nos cueste admitirlo.
Entonces, mi pregunta para todos ustedes en el Foro es esta: considerando el panorama actual, con tanta polarización y desconfianza en las instituciones, ¿creen que estamos haciendo lo suficiente para fortalecer nuestra democracia? ¿Qué medidas concretas podríamos tomar para recuperar la confianza ciudadana y asegurar que este sistema siga funcionando a largo plazo? ¡Anímense a comentar, que esto está a cachete!