¡Ay, Dios mío! Seis días ya, mae, y seguimos sin ver ni rastro de Don Luis Gerardo. La cosa está tensa por acá en Sardinal, Guanacaste. La Cruz Roja y todos los vecinos están dándole hasta el chino en buscarlo, pero hasta ahora, nada. Uno se pone a pensar qué habrá pasado, porque Don Luis era un pescador experimentado, siempre andaba ahí cerca de la orilla con su brother.
Todo empezó el viernes pasado, día 10 de octubre. Según cuentan los que estaban ahí, Don Luis estaba echando un carrete tranquilito cuando, de repente, ¡bum!, desapareció. Nadie vio nada raro, ni ola gigante, ni nada por el estilo. Simplemente, un segundo estaba ahí, pescando, y al siguiente, ¡puff!, como tragado por el mar. Eso sí te deja pensando, ¿no?
La Cruz Roja ha movilizado todas las fuerzas que tienen disponibles: barcos, drones, rescatistas... Minyar Collado, que es uno de ellos, nos explicaba que están revisando cada palmo del agua, haciendo un rastreo exhaustivo. Pero las corrientes, mae, esas no perdonan. Ya le dicen que se están moviendo fuerte hacia la isla Murciélago, que está cerquita de la frontera con Nicaragua, así que están enfocando mucho la búsqueda por allá. Es una vaina complicada, porque el mar es bravo y puede haberlo llevado lejos.
Lo que más duele es ver a Marjorie, la hermana de Don Luis. Ay, Marjorie… No se merece pasar por esto. Estuvo hablando con nosotros entre lágrimas, contándonos que están organizándose para conseguir más lanchas y drones, pero que les falta plata. Están apelando a la buena voluntad de la gente, tratando de juntar lo justo para seguir buscando a su hermano. Imagínate la angustia de no saber nada, de vivir con esa incertidumbre constante…
Marjorie nos contó que Don Luis no tenía hijos, pero que es muy querido por toda la familia. Que él era pura alegría, siempre dispuesto a echarle aguacate al vecino. Un hombre sencillo, mae, que iba a pescar por divertirse con sus amigos de Guayabo de Bagaces. Parece mentira que algo así le haya pasado a un tipo tan bueno. Más encima, estaban pescando tranquilos, sin hacer ruido.
Ahora, algunos pescadores empiezan a decir que pudo haber sido un golpe de calor, porque hacía un sol tremendo ese día. Otros hablan de algún cambio repentino en las corrientes, que pueden arrastrar a alguien muy rápido. Lo cierto es que nadie sabe qué pasó realmente. La policía investiga, la Cruz Roja busca, y la familia clama por un milagro. Esta vaina me tiene bien preocupado, la verdad.
Y claro, la gente empieza a comentar cosas. Algunos dicen que debería haber más seguridad en las playas, que deberían poner boyas o alguna señalización para alertar sobre las corrientes peligrosas. Otros piden más apoyo para la familia de Don Luis, que necesitan ayuda económica para seguir buscando. La verdad es que no hay una respuesta fácil, pero la solidaridad de la gente es admirable. Todos quieren ayudar a encontrar a Don Luis y darle paz a su familia. ¡Qué manera de tocar el corazón!
La búsqueda sigue, y la esperanza se mantiene, aunque cada día que pasa se hace más cuesta arriba. ¿Ustedes creen que la familia de Don Luis podrá encontrar respuestas pronto? ¿Qué medidas podrían tomar las autoridades para prevenir tragedias como esta en nuestras costas?
Todo empezó el viernes pasado, día 10 de octubre. Según cuentan los que estaban ahí, Don Luis estaba echando un carrete tranquilito cuando, de repente, ¡bum!, desapareció. Nadie vio nada raro, ni ola gigante, ni nada por el estilo. Simplemente, un segundo estaba ahí, pescando, y al siguiente, ¡puff!, como tragado por el mar. Eso sí te deja pensando, ¿no?
La Cruz Roja ha movilizado todas las fuerzas que tienen disponibles: barcos, drones, rescatistas... Minyar Collado, que es uno de ellos, nos explicaba que están revisando cada palmo del agua, haciendo un rastreo exhaustivo. Pero las corrientes, mae, esas no perdonan. Ya le dicen que se están moviendo fuerte hacia la isla Murciélago, que está cerquita de la frontera con Nicaragua, así que están enfocando mucho la búsqueda por allá. Es una vaina complicada, porque el mar es bravo y puede haberlo llevado lejos.
Lo que más duele es ver a Marjorie, la hermana de Don Luis. Ay, Marjorie… No se merece pasar por esto. Estuvo hablando con nosotros entre lágrimas, contándonos que están organizándose para conseguir más lanchas y drones, pero que les falta plata. Están apelando a la buena voluntad de la gente, tratando de juntar lo justo para seguir buscando a su hermano. Imagínate la angustia de no saber nada, de vivir con esa incertidumbre constante…
Marjorie nos contó que Don Luis no tenía hijos, pero que es muy querido por toda la familia. Que él era pura alegría, siempre dispuesto a echarle aguacate al vecino. Un hombre sencillo, mae, que iba a pescar por divertirse con sus amigos de Guayabo de Bagaces. Parece mentira que algo así le haya pasado a un tipo tan bueno. Más encima, estaban pescando tranquilos, sin hacer ruido.
Ahora, algunos pescadores empiezan a decir que pudo haber sido un golpe de calor, porque hacía un sol tremendo ese día. Otros hablan de algún cambio repentino en las corrientes, que pueden arrastrar a alguien muy rápido. Lo cierto es que nadie sabe qué pasó realmente. La policía investiga, la Cruz Roja busca, y la familia clama por un milagro. Esta vaina me tiene bien preocupado, la verdad.
Y claro, la gente empieza a comentar cosas. Algunos dicen que debería haber más seguridad en las playas, que deberían poner boyas o alguna señalización para alertar sobre las corrientes peligrosas. Otros piden más apoyo para la familia de Don Luis, que necesitan ayuda económica para seguir buscando. La verdad es que no hay una respuesta fácil, pero la solidaridad de la gente es admirable. Todos quieren ayudar a encontrar a Don Luis y darle paz a su familia. ¡Qué manera de tocar el corazón!
La búsqueda sigue, y la esperanza se mantiene, aunque cada día que pasa se hace más cuesta arriba. ¿Ustedes creen que la familia de Don Luis podrá encontrar respuestas pronto? ¿Qué medidas podrían tomar las autoridades para prevenir tragedias como esta en nuestras costas?