¡Ay, Dios mío, qué batallón! La cosa está que arde en el ambiente político, y ahora resulta que tenemos este debate tremendo alrededor de la propuesta de Laura Fernández para echarle mano a la seguridad del país. El diputado Antonio Ortega, sin pelos en la lengua, le soltó unas verdades a la candidata de Pueblo Soberano que dieron para comentar en todos lados. Parece que este tema de la seguridad se les está yendo un poco de las manos, ¿verdad?
Para ponerles el contexto, Fernández ha estado tirando la casa por la ventana con promesas de una 'mano dura' contra la delincuencia, asegurando que su plan transformará el sistema de justicia y seguridad. Quiere, según dice ella, volver a poner orden en el gallinero, y eso implica desterrar a los narcotraficantes y al crimen organizado de raíz. Suena bien en campaña, claro, pero luego hay que aterrizar esas ideas al mundo real, y ahí es donde Ortega empezó a darle candela.
Ortega, que siempre anda listo para meterle dedo al pastel, salió con la frase que ya todos andan repitiendo: “Quizás la propuesta de doña Laura para ‘desterrar al narco’ de las calles es metiéndolo al Gobierno y a la Asamblea Legislativa...”. ¡Imagínate!, puso a pensar a medio país si la solución no estaría precisamente en darle poder a la misma gente que se supone que hay que combatir. No sé ustedes, pero a mí me suena a cuento chino, ¿no?
Y ojo que la cosa no se queda ahí. Otros diputados también han sacado pecho con sus opiniones. Katherine Moreira, con su estilo directo, lanzó un ultimátum: “No va a haber continuidad, porque esa peste la vamos a sacar el día de las elecciones”. ¡Uf, qué calentura! Fabricio Alvarado, por su parte, dijo que “la plata está… lo que ha faltado es voluntad política”. Ya ven, todo el mundo tiene una opinión, pero pocos tienen soluciones reales.
Montserrat Ruiz, otra diputada que no se queda callada, preguntó: “¿Queremos continuar con un gobierno violento?”. Ahí tocan temas delicados, porque la violencia es un problema endémico en Costa Rica, y encontrarle la vuelta no es tarea fácil. Natalia Díaz, desde su perspectiva, insistió en que “la migración debe ser ordenada, no más gente que viene a delinquir”. Un tema espinoso, que siempre levanta ampollas en la sociedad costarricense.
Ahora, Álvaro Ramos apuntó directamente al alcalde de San Carlos, acusándolo de apoyar a un supuesto defensor de narcotraficantes. Esto, pa’ que no nos quedemos cortos, ha encendido aún más la polémica y ha levantado sospechas sobre algunos personajes involucrados en el manejo de recursos públicos. ¡Parece telenovela, pero es la realidad!
Pero volviendo a la idea central, ¿cómo se va a combatir el narcotráfico y el crimen organizado sin fortalecer las instituciones encargadas de hacerlo? ¿Es posible realmente transformar el sistema de justicia sin tocar estructuras profundas que se resisten al cambio? Porque si no, seguimos dando vueltas en círculos, y el problema sigue creciendo como la espuma.
En fin, este debate está lejos de terminar. La propuesta de Fernández ha abierto una caja de Pandora llena de preguntas incómodas y dilemas morales. Ahora, díganme ustedes, queridos lectores del Foro: ¿creen que es viable implementar medidas tan drásticas como las propuestas por Fernández, o estamos condenados a seguir viendo cómo la delincuencia se apodera de nuestro país? ¿Será que necesitamos un enfoque totalmente nuevo para enfrentar este flagelo, o simplemente estamos buscando culpables para evadir nuestra responsabilidad?
Para ponerles el contexto, Fernández ha estado tirando la casa por la ventana con promesas de una 'mano dura' contra la delincuencia, asegurando que su plan transformará el sistema de justicia y seguridad. Quiere, según dice ella, volver a poner orden en el gallinero, y eso implica desterrar a los narcotraficantes y al crimen organizado de raíz. Suena bien en campaña, claro, pero luego hay que aterrizar esas ideas al mundo real, y ahí es donde Ortega empezó a darle candela.
Ortega, que siempre anda listo para meterle dedo al pastel, salió con la frase que ya todos andan repitiendo: “Quizás la propuesta de doña Laura para ‘desterrar al narco’ de las calles es metiéndolo al Gobierno y a la Asamblea Legislativa...”. ¡Imagínate!, puso a pensar a medio país si la solución no estaría precisamente en darle poder a la misma gente que se supone que hay que combatir. No sé ustedes, pero a mí me suena a cuento chino, ¿no?
Y ojo que la cosa no se queda ahí. Otros diputados también han sacado pecho con sus opiniones. Katherine Moreira, con su estilo directo, lanzó un ultimátum: “No va a haber continuidad, porque esa peste la vamos a sacar el día de las elecciones”. ¡Uf, qué calentura! Fabricio Alvarado, por su parte, dijo que “la plata está… lo que ha faltado es voluntad política”. Ya ven, todo el mundo tiene una opinión, pero pocos tienen soluciones reales.
Montserrat Ruiz, otra diputada que no se queda callada, preguntó: “¿Queremos continuar con un gobierno violento?”. Ahí tocan temas delicados, porque la violencia es un problema endémico en Costa Rica, y encontrarle la vuelta no es tarea fácil. Natalia Díaz, desde su perspectiva, insistió en que “la migración debe ser ordenada, no más gente que viene a delinquir”. Un tema espinoso, que siempre levanta ampollas en la sociedad costarricense.
Ahora, Álvaro Ramos apuntó directamente al alcalde de San Carlos, acusándolo de apoyar a un supuesto defensor de narcotraficantes. Esto, pa’ que no nos quedemos cortos, ha encendido aún más la polémica y ha levantado sospechas sobre algunos personajes involucrados en el manejo de recursos públicos. ¡Parece telenovela, pero es la realidad!
Pero volviendo a la idea central, ¿cómo se va a combatir el narcotráfico y el crimen organizado sin fortalecer las instituciones encargadas de hacerlo? ¿Es posible realmente transformar el sistema de justicia sin tocar estructuras profundas que se resisten al cambio? Porque si no, seguimos dando vueltas en círculos, y el problema sigue creciendo como la espuma.
En fin, este debate está lejos de terminar. La propuesta de Fernández ha abierto una caja de Pandora llena de preguntas incómodas y dilemas morales. Ahora, díganme ustedes, queridos lectores del Foro: ¿creen que es viable implementar medidas tan drásticas como las propuestas por Fernández, o estamos condenados a seguir viendo cómo la delincuencia se apodera de nuestro país? ¿Será que necesitamos un enfoque totalmente nuevo para enfrentar este flagelo, o simplemente estamos buscando culpables para evadir nuestra responsabilidad?
