¡Ay, Dios mío! Parece que nos estamos jalando una torta bien grande con el tema del VIH en nuestra región. La OPS mandó un llamado de atención súper claro: cerca de un tercio de las personas que tienen el virus acá en América Latina no se dan cuenta hasta que ya les va canastón al sistema inmunológico. Esto significa que la cosa está más seria de lo que pensábamos, y tenemos que ponerle pausa, brete.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) está encendidísima porque, aunque hemos avanzado en algunos aspectos, todavía llegamos tardísimo con los diagnósticos. Lo ideal sería detectar el virus lo antes posible para empezar el tratamiento con prontitud, evitar complicaciones graves y, sobre todo, quitarle el miedo y el estigma que aún rodean a esta enfermedad. En otras palabras, ¡hay que meterle turbo!
Si nos ponemos a ver las estadísticas, en 2024 había unos 2.8 millones de personas viviendo con VIH en toda Latinoamérica y el Caribe. Sí, ya sé, parece muchísimas, pero aquí viene lo preocupante: mientras que en el Caribe lograron bajar un poquito las nuevas infecciones desde 2010, acá en Latinoamérica la cosa fue al revés, aumentaron un 13%. ¡Qué sal! Pero no todo es tan negro, porque también murieron menos personas por causa del sida –pasaron de 42,000 a 27,000 acá y de 12,000 a 4,800 en el Caribe–, lo cual demuestra que los tratamientos están funcionando, aunque todavía hay mucho por hacer.
Jarbas Barbosa, el jefe de la OPS, puso pa’lante que hemos hecho cositas interesantes, como ofrecer medicinas que duran más tiempo y tratamientos más fáciles de seguir. “Pero la lucha no termina”, recalcó, porque cada año seguimos perdiendo unas 38,000 vidas por culpa del sida. Detrás de cada número, hay una persona, una familia, un futuro que se esfumó… es una bronca que nos toca resolver entre todos, y rápido.
Lo peor de todo es que, aparentemente, alrededor del 14% de la gente con VIH en Latinoamérica desconoce que tiene el virus. Y de esos que sí se hacen la prueba, casi un tercio llega cuando ya está muy avanzado, con la salud comprometida y expuesto a infecciones peligrosísimas como la tuberculosis, la criptococosis o el histoplasmosis. ¡Qué carga! Tenemos que cambiar eso urgentemente, romper esa barrera del desconocimiento.
Entonces, ¿qué podemos hacer? Según la OPS, ampliemos el acceso a las pruebas de detección, empecemos el tratamiento inmediatamente si sale positivo y ofrezcamos protección preventiva (como la PrEP y la PEP) a quienes corren más riesgos. Además, ahora hay nuevas opciones preventivas, como una inyección de lenacapavir que dura seis meses... ¡Eso podría ayudar mucho a llegar a más personas y cumplir el objetivo de eliminar el VIH como problema de salud pública!
Y ni hablar de los avances médicos: hoy en día podemos diagnosticar el VIH rapidísimo y tenemos tratamientos súper seguros y efectivos que pueden controlar el virus hasta dejarlo indetectable. Cuando eso pasa, el virus no se transmite, así que evitamos contagios y protegemos a los demás. ¡Es un triunfo enorme, pero no nos podemos relajar! Hay que seguir metiéndole empeño y asegurarnos de que todos tengan acceso a estos beneficios.
Barbosa insistió en que necesitamos expandir el diagnóstico, aumentar el acceso a la PrEP y optimizar los tratamientos para poder prevenir muertes, mejorar la calidad de vida de las personas que viven con el virus y alcanzar la meta de eliminar el VIH para 2030. Es un reto grande, sí, pero no imposible. Ahora bien, maes, ¿ustedes creen que realmente estamos haciendo lo suficiente para concienciar a la población sobre la importancia de hacerse la prueba del VIH y a acabar con el estigma asociado a esta enfermedad? Compartan sus ideas y experiencias en el foro, ¡y vamos a ver cómo le hacemos juntos a esta vara!
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) está encendidísima porque, aunque hemos avanzado en algunos aspectos, todavía llegamos tardísimo con los diagnósticos. Lo ideal sería detectar el virus lo antes posible para empezar el tratamiento con prontitud, evitar complicaciones graves y, sobre todo, quitarle el miedo y el estigma que aún rodean a esta enfermedad. En otras palabras, ¡hay que meterle turbo!
Si nos ponemos a ver las estadísticas, en 2024 había unos 2.8 millones de personas viviendo con VIH en toda Latinoamérica y el Caribe. Sí, ya sé, parece muchísimas, pero aquí viene lo preocupante: mientras que en el Caribe lograron bajar un poquito las nuevas infecciones desde 2010, acá en Latinoamérica la cosa fue al revés, aumentaron un 13%. ¡Qué sal! Pero no todo es tan negro, porque también murieron menos personas por causa del sida –pasaron de 42,000 a 27,000 acá y de 12,000 a 4,800 en el Caribe–, lo cual demuestra que los tratamientos están funcionando, aunque todavía hay mucho por hacer.
Jarbas Barbosa, el jefe de la OPS, puso pa’lante que hemos hecho cositas interesantes, como ofrecer medicinas que duran más tiempo y tratamientos más fáciles de seguir. “Pero la lucha no termina”, recalcó, porque cada año seguimos perdiendo unas 38,000 vidas por culpa del sida. Detrás de cada número, hay una persona, una familia, un futuro que se esfumó… es una bronca que nos toca resolver entre todos, y rápido.
Lo peor de todo es que, aparentemente, alrededor del 14% de la gente con VIH en Latinoamérica desconoce que tiene el virus. Y de esos que sí se hacen la prueba, casi un tercio llega cuando ya está muy avanzado, con la salud comprometida y expuesto a infecciones peligrosísimas como la tuberculosis, la criptococosis o el histoplasmosis. ¡Qué carga! Tenemos que cambiar eso urgentemente, romper esa barrera del desconocimiento.
Entonces, ¿qué podemos hacer? Según la OPS, ampliemos el acceso a las pruebas de detección, empecemos el tratamiento inmediatamente si sale positivo y ofrezcamos protección preventiva (como la PrEP y la PEP) a quienes corren más riesgos. Además, ahora hay nuevas opciones preventivas, como una inyección de lenacapavir que dura seis meses... ¡Eso podría ayudar mucho a llegar a más personas y cumplir el objetivo de eliminar el VIH como problema de salud pública!
Y ni hablar de los avances médicos: hoy en día podemos diagnosticar el VIH rapidísimo y tenemos tratamientos súper seguros y efectivos que pueden controlar el virus hasta dejarlo indetectable. Cuando eso pasa, el virus no se transmite, así que evitamos contagios y protegemos a los demás. ¡Es un triunfo enorme, pero no nos podemos relajar! Hay que seguir metiéndole empeño y asegurarnos de que todos tengan acceso a estos beneficios.
Barbosa insistió en que necesitamos expandir el diagnóstico, aumentar el acceso a la PrEP y optimizar los tratamientos para poder prevenir muertes, mejorar la calidad de vida de las personas que viven con el virus y alcanzar la meta de eliminar el VIH para 2030. Es un reto grande, sí, pero no imposible. Ahora bien, maes, ¿ustedes creen que realmente estamos haciendo lo suficiente para concienciar a la población sobre la importancia de hacerse la prueba del VIH y a acabar con el estigma asociado a esta enfermedad? Compartan sus ideas y experiencias en el foro, ¡y vamos a ver cómo le hacemos juntos a esta vara!