¡Aguante! La política a veces da risa, ¿verdad? Pues acá les va la nota: ocho candidatos a diputados, representando a ocho partidos diferentes – PUSC, PPSD, Avanza, PLN, Pueblo Soberano, Nueva República, PLP y Unidos Podemos – se juramentaron este martes a pelearle al comercio ilícito en Costa Rica. ¿Lo bueno? Prometieron hacerlo sin tocar los impuestos. Ya saben cómo nos encanta evitar cualquier cosita que nos quite unos billetes extra.
La movida se dio en un conversatorio organizado por la Cámara de Comercio, ahí donde presentaron datos bien interesantes. Resulta que el comercio ilícito nos está robando al país un billón de colones al año, ¡un dinerito considerable! Eso equivale al 2.6% del Producto Interno Bruto, o sea, que le pegan duro a nuestra economía formal, a la competencia justa y al bolsillo de todos nosotros. ¡Qué peta!
Dicen que gran parte del problema viene por las leyes engorrosas, los trámites eternos y un ambiente regulatorio que parece diseñado para confundir. Así, inocentemente, abren paso a toda clase de negocios turbios y gente que no juega limpio. Imagínate, tener que pasarle tres vueltas a la burocracia solo para abrir un puesto de raspao… ¡qué brete!
Y ni hablar del crimen organizado, que ya anda metido hasta las cejas en todo esto. No solo distribuyen productos ilegales, sino que además se infiltran en las cadenas de suministro, complicando aún más la situación. Claramente, si queremos frenar la inseguridad, tenemos que atacar de raíz todas esas fuentes de dinero sucio que alimentan a estos tipos. ¡Eso sí que es una vara complicada!
Lo curioso de todo esto es que, pese a estar de acuerdo en que hay que actuar, ninguno quiere prometer aumentar los impuestos. Parece que tienen miedo de espantar a los votantes, o quizás sí sepan que levantar los precios solo empuja a más gente al mercado negro. Vamos, que entienden que subir los impuestos es como echar gasolina al fuego, diay.
Cada candidato compartió sus ideas y propuso soluciones, pero al final todos llegaron a la conclusión de que necesitamos coordinarnos mejor entre instituciones, simplificar las regulaciones y darle al Estado las herramientas necesarias para poder combatir esta plaga. En resumen, más eficiencia y menos papeleo, para que el negocio legal pueda prosperar y los malos actores se queden sin margen de maniobra.
Arturo Rosabal, presidente de la Cámara de Comercio, expresó su satisfacción con el encuentro. Dijo que es un momento clave para buscar un entorno regulatorio más amigable para los empresarios, fomentar la competencia leal y poner luz sobre los problemas que aquejan al sector comercial. Esperemos que estas promesas se traduzcan en acciones concretas después de las elecciones. Porque a verles la cara cuando lleguen al Congreso, ¿eh?
Bueno, pues ahí lo tienen: una pelea anunciada contra el comercio ilícito, con la promesa de no tocar los impuestos. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que realmente los nuevos diputados podrán cumplir sus promesas y lograr frenar esta ola de ilegalidades, o será otra campaña llena de buenas intenciones que terminará olvidada en el cajón? Dejen sus opiniones abajo, ¡me interesa saber qué piensan!
La movida se dio en un conversatorio organizado por la Cámara de Comercio, ahí donde presentaron datos bien interesantes. Resulta que el comercio ilícito nos está robando al país un billón de colones al año, ¡un dinerito considerable! Eso equivale al 2.6% del Producto Interno Bruto, o sea, que le pegan duro a nuestra economía formal, a la competencia justa y al bolsillo de todos nosotros. ¡Qué peta!
Dicen que gran parte del problema viene por las leyes engorrosas, los trámites eternos y un ambiente regulatorio que parece diseñado para confundir. Así, inocentemente, abren paso a toda clase de negocios turbios y gente que no juega limpio. Imagínate, tener que pasarle tres vueltas a la burocracia solo para abrir un puesto de raspao… ¡qué brete!
Y ni hablar del crimen organizado, que ya anda metido hasta las cejas en todo esto. No solo distribuyen productos ilegales, sino que además se infiltran en las cadenas de suministro, complicando aún más la situación. Claramente, si queremos frenar la inseguridad, tenemos que atacar de raíz todas esas fuentes de dinero sucio que alimentan a estos tipos. ¡Eso sí que es una vara complicada!
Lo curioso de todo esto es que, pese a estar de acuerdo en que hay que actuar, ninguno quiere prometer aumentar los impuestos. Parece que tienen miedo de espantar a los votantes, o quizás sí sepan que levantar los precios solo empuja a más gente al mercado negro. Vamos, que entienden que subir los impuestos es como echar gasolina al fuego, diay.
Cada candidato compartió sus ideas y propuso soluciones, pero al final todos llegaron a la conclusión de que necesitamos coordinarnos mejor entre instituciones, simplificar las regulaciones y darle al Estado las herramientas necesarias para poder combatir esta plaga. En resumen, más eficiencia y menos papeleo, para que el negocio legal pueda prosperar y los malos actores se queden sin margen de maniobra.
Arturo Rosabal, presidente de la Cámara de Comercio, expresó su satisfacción con el encuentro. Dijo que es un momento clave para buscar un entorno regulatorio más amigable para los empresarios, fomentar la competencia leal y poner luz sobre los problemas que aquejan al sector comercial. Esperemos que estas promesas se traduzcan en acciones concretas después de las elecciones. Porque a verles la cara cuando lleguen al Congreso, ¿eh?
Bueno, pues ahí lo tienen: una pelea anunciada contra el comercio ilícito, con la promesa de no tocar los impuestos. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que realmente los nuevos diputados podrán cumplir sus promesas y lograr frenar esta ola de ilegalidades, o será otra campaña llena de buenas intenciones que terminará olvidada en el cajón? Dejen sus opiniones abajo, ¡me interesa saber qué piensan!