¡Aguante, pura vida! Así amanecimos hoy: la Asamblea Legislativa le dio el visto bueno a que hasta 195 barcos de la Guardia Costera de Estados Unidos entren a nuestros puertos el año que viene. Sí, así como lo escuchaste, casi dos centenares de navíos yanquis patrullando nuestras costas. La jota es para combatir el narcotráfico, dicen ellos, pero en el Foro sabemos que las cosas rara vez son tan simples.
Todo esto arrastra desde hace rato, desde el '99, cuando firmamos un acuerdo bilateral con los gringos para compartir patrullaje marítimo. Según el convenio, sus barcos pueden amarrar aquí, dejar desembarcar a la tripulación, tanto por el Pacífico como por el Caribe. Es decir, ahí tenemos un marco legal que facilita esta situación, aunque siempre ha habido debate sobre hasta dónde debemos ceder nuestra soberanía en temas de seguridad nacional. Muchos dirán, 'pues qué pena, nos ayudan porque no tenemos la capacidad', y sí, es cierto que necesitamos apoyo, pero el precio a pagar puede ser alto.
Según los datos que presentó el gobierno, estos 195 barcos traerán consigo a unos 8,000 efectivos, incluyendo oficiales, tropa e incluso científicos. Dicen que van a echarle ganas a interceptar cargamentos de droga en nuestra Zona Económica Exclusiva (ZEE). Y claro, la necesidad de combatirlo existe, nadie discute eso, pero la manera en que se hace es lo que preocupa a muchos. Se supone que colaborarán con nuestro Servicio Nacional de Guardacostas, dándole un empujón en la lucha contra el crimen organizado. Total, más manos trabajando, ¿no?
Pero, ¡ojo!, porque no todos están contentos con este plan. Los diputados del Frente Amplio votaron en contra, y Rocío Alfaro Molina, su líder, levantó la bandera roja. Su preocupación principal es que algunas de estas embarcaciones llevan armamento pesado, y citó informes inquietantes sobre incidentes en la región donde fuerzas estadounidenses han sido acusadas de acciones extrajudiciales. Eso, mis amigos, es harina de otro costal y no se ajusta precisamente a nuestros valores de respeto a la ley y derechos humanos.
Por otro lado, el bando oficialista, junto con diputados de otros partidos, defendió la alianza como una forma de fortalecer nuestra defensa ante el crimen organizado sin poner en riesgo nuestra autonomía. Recuerden que Costa Rica no tiene armada, dependemos de la ayuda internacional para vigilar nuestras vastas costas. Además, resaltan los números de la Embajada de Estados Unidos: hasta octubre pasado, la colaboración conjunta llevó a la captura de 19 lanchas sospechosas, 59 personas y toneladas de droga – cocaína y marihuana, pa’ que se hagan una idea. Digamos que los resultados aparentan ser buenos, pero hay que analizarlo con lupa.
Estamos hablando de una relación que se remonta a años atrás, una dependencia quizás necesaria, pero que plantea interrogantes importantes. Nuestra geografía nos pone en una posición vulnerable, rodeados de países con problemas mayores de inseguridad y narcotráfico, y eso nos obliga a buscar aliados. Pero, ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar para lograr esa protección? ¿No deberíamos estar invirtiendo más en fortalecer nuestras propias capacidades, en lugar de depender tanto de actores externos?
Este acuerdo también levanta la polvareda sobre la transparencia y el control. ¿Cómo vamos a garantizar que estas operaciones se realicen dentro del marco legal costarricense? ¿Quién va a supervisar que no haya abusos de poder ni violaciones a los derechos humanos? Se necesitan mecanismos claros y efectivos para asegurar que esta alianza beneficie realmente a Costa Rica y no termine convirtiéndose en una fuente de conflictos y controversias. El asunto no es simple, requiere mucha atención y vigilancia por parte de todos nosotros, los ciudadanos.
Ahora bien, yendo directo al grano: Con todo este panorama, ¿ustedes creen que es justificable entregarle nuestras costas a la Guardia Costera estadounidense, aun sabiendo que existen riesgos potenciales para nuestra soberanía e imagen internacional? ¿O es que simplemente no tenemos otra opción, dada nuestra limitada capacidad defensiva? Dejen sus opiniones abajo, quiero saber qué piensa el Foro al respecto… ¡Vamos a conversar!
Todo esto arrastra desde hace rato, desde el '99, cuando firmamos un acuerdo bilateral con los gringos para compartir patrullaje marítimo. Según el convenio, sus barcos pueden amarrar aquí, dejar desembarcar a la tripulación, tanto por el Pacífico como por el Caribe. Es decir, ahí tenemos un marco legal que facilita esta situación, aunque siempre ha habido debate sobre hasta dónde debemos ceder nuestra soberanía en temas de seguridad nacional. Muchos dirán, 'pues qué pena, nos ayudan porque no tenemos la capacidad', y sí, es cierto que necesitamos apoyo, pero el precio a pagar puede ser alto.
Según los datos que presentó el gobierno, estos 195 barcos traerán consigo a unos 8,000 efectivos, incluyendo oficiales, tropa e incluso científicos. Dicen que van a echarle ganas a interceptar cargamentos de droga en nuestra Zona Económica Exclusiva (ZEE). Y claro, la necesidad de combatirlo existe, nadie discute eso, pero la manera en que se hace es lo que preocupa a muchos. Se supone que colaborarán con nuestro Servicio Nacional de Guardacostas, dándole un empujón en la lucha contra el crimen organizado. Total, más manos trabajando, ¿no?
Pero, ¡ojo!, porque no todos están contentos con este plan. Los diputados del Frente Amplio votaron en contra, y Rocío Alfaro Molina, su líder, levantó la bandera roja. Su preocupación principal es que algunas de estas embarcaciones llevan armamento pesado, y citó informes inquietantes sobre incidentes en la región donde fuerzas estadounidenses han sido acusadas de acciones extrajudiciales. Eso, mis amigos, es harina de otro costal y no se ajusta precisamente a nuestros valores de respeto a la ley y derechos humanos.
Por otro lado, el bando oficialista, junto con diputados de otros partidos, defendió la alianza como una forma de fortalecer nuestra defensa ante el crimen organizado sin poner en riesgo nuestra autonomía. Recuerden que Costa Rica no tiene armada, dependemos de la ayuda internacional para vigilar nuestras vastas costas. Además, resaltan los números de la Embajada de Estados Unidos: hasta octubre pasado, la colaboración conjunta llevó a la captura de 19 lanchas sospechosas, 59 personas y toneladas de droga – cocaína y marihuana, pa’ que se hagan una idea. Digamos que los resultados aparentan ser buenos, pero hay que analizarlo con lupa.
Estamos hablando de una relación que se remonta a años atrás, una dependencia quizás necesaria, pero que plantea interrogantes importantes. Nuestra geografía nos pone en una posición vulnerable, rodeados de países con problemas mayores de inseguridad y narcotráfico, y eso nos obliga a buscar aliados. Pero, ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar para lograr esa protección? ¿No deberíamos estar invirtiendo más en fortalecer nuestras propias capacidades, en lugar de depender tanto de actores externos?
Este acuerdo también levanta la polvareda sobre la transparencia y el control. ¿Cómo vamos a garantizar que estas operaciones se realicen dentro del marco legal costarricense? ¿Quién va a supervisar que no haya abusos de poder ni violaciones a los derechos humanos? Se necesitan mecanismos claros y efectivos para asegurar que esta alianza beneficie realmente a Costa Rica y no termine convirtiéndose en una fuente de conflictos y controversias. El asunto no es simple, requiere mucha atención y vigilancia por parte de todos nosotros, los ciudadanos.
Ahora bien, yendo directo al grano: Con todo este panorama, ¿ustedes creen que es justificable entregarle nuestras costas a la Guardia Costera estadounidense, aun sabiendo que existen riesgos potenciales para nuestra soberanía e imagen internacional? ¿O es que simplemente no tenemos otra opción, dada nuestra limitada capacidad defensiva? Dejen sus opiniones abajo, quiero saber qué piensa el Foro al respecto… ¡Vamos a conversar!