Maes, ¿cómo va todo? Hoy les traigo el chisme económico del momento, recién salido del horno del INEC. Diay, uno ve el titular y casi que se le dibuja una sonrisa: "Baja el desempleo en Costa Rica". Suena bien, ¿verdad? Casi como para pedir una birra y celebrar. Pero como todo en esta vida, la procesión va por dentro. Cuando uno escarba un poquito más allá del número bonito que nos tiran en la cara, se da cuenta de que el panorama del brete en el país sigue siendo un campo minado, y la informalidad es la torta más grande que tenemos servida en la mesa.
Okay, vamos a los números fríos, porque para eso estamos. Según el INEC, para el trimestre que terminó en julio, la tasa de desempleo se plantó en un 6,7%. Si lo comparamos con el año pasado, sí, es una mejora. Hay menos gente buscando brete y sin encontrar. En papel, la vara suena medio bien. El problemita empieza cuando vemos la "tasa neta de participación", que está en 53,9%. Traducido al español: poco más de la mitad de la gente en edad de trabajar está en la jugada, ya sea trabajando o buscando. El resto, casi la mitad del país, está fuera del mercado. Eso, compas, no es para tirar cohetes.
Pero bueno, agarrense, que aquí es donde la puerca tuerce el rabo. El dato que de verdad debería quitarnos el sueño es el del empleo informal: un 36,9%. ¡Un treinta y siete por ciento! Mae, eso significa que más de una de cada tres personas que usted ve pulseándola en la calle, en el comercio, en la construcción, donde sea, está en un limbo laboral. Sin seguro de la Caja, sin aguinaldo, sin vacaciones pagadas, sin pensión asegurada. Es un despiche silencioso. Gente que se levanta todos los días a ganarse el arroz y los frijoles, pero sin ninguna red de seguridad. ¿De qué nos sirve celebrar que el desempleo "baja", si una porción gigante de los "ocupados" está en condiciones tan precarias?
Y como si fuera poco, hay otro dato que me dejó pensando. El reporte dice que la población activa se redujo, y la caída fue especialmente fuerte entre las mujeres: casi 53,000 menos en un año. Eso no es un datillo para poner en una esquina del reporte. ¡Eso es un campanazo de alerta! Estamos perdiendo talento a lo loco. La pregunta del millón es: ¿el desempleo baja porque se crea más brete... o porque un montón de gente, sobre todo mujeres, simplemente tiró la toalla y dejó de buscar? Porque si es lo segundo, entonces no estamos mejorando, solo estamos maquillando las cifras. ¡Qué sal!
Así que, compas, el panorama es este: un maquillaje de cifras que se ve pasable de lejos, pero que de cerca revela las grietas de siempre. Una leve baja en el desempleo opacada por una informalidad brutal y una preocupante salida de mujeres del mercado laboral. No es ser pesimista, es ser realista. No podemos celebrar una meta si la mitad del equipo está jugando lesionado y sin uniforme. Diay, me encantaría saber qué piensan ustedes. ¿Sienten esa "leve mejoría" en la calle? ¿O para ustedes esta vara del brete sigue igual de complicada, especialmente con la informalidad comiéndonos los talones? ¡Los leo!
Okay, vamos a los números fríos, porque para eso estamos. Según el INEC, para el trimestre que terminó en julio, la tasa de desempleo se plantó en un 6,7%. Si lo comparamos con el año pasado, sí, es una mejora. Hay menos gente buscando brete y sin encontrar. En papel, la vara suena medio bien. El problemita empieza cuando vemos la "tasa neta de participación", que está en 53,9%. Traducido al español: poco más de la mitad de la gente en edad de trabajar está en la jugada, ya sea trabajando o buscando. El resto, casi la mitad del país, está fuera del mercado. Eso, compas, no es para tirar cohetes.
Pero bueno, agarrense, que aquí es donde la puerca tuerce el rabo. El dato que de verdad debería quitarnos el sueño es el del empleo informal: un 36,9%. ¡Un treinta y siete por ciento! Mae, eso significa que más de una de cada tres personas que usted ve pulseándola en la calle, en el comercio, en la construcción, donde sea, está en un limbo laboral. Sin seguro de la Caja, sin aguinaldo, sin vacaciones pagadas, sin pensión asegurada. Es un despiche silencioso. Gente que se levanta todos los días a ganarse el arroz y los frijoles, pero sin ninguna red de seguridad. ¿De qué nos sirve celebrar que el desempleo "baja", si una porción gigante de los "ocupados" está en condiciones tan precarias?
Y como si fuera poco, hay otro dato que me dejó pensando. El reporte dice que la población activa se redujo, y la caída fue especialmente fuerte entre las mujeres: casi 53,000 menos en un año. Eso no es un datillo para poner en una esquina del reporte. ¡Eso es un campanazo de alerta! Estamos perdiendo talento a lo loco. La pregunta del millón es: ¿el desempleo baja porque se crea más brete... o porque un montón de gente, sobre todo mujeres, simplemente tiró la toalla y dejó de buscar? Porque si es lo segundo, entonces no estamos mejorando, solo estamos maquillando las cifras. ¡Qué sal!
Así que, compas, el panorama es este: un maquillaje de cifras que se ve pasable de lejos, pero que de cerca revela las grietas de siempre. Una leve baja en el desempleo opacada por una informalidad brutal y una preocupante salida de mujeres del mercado laboral. No es ser pesimista, es ser realista. No podemos celebrar una meta si la mitad del equipo está jugando lesionado y sin uniforme. Diay, me encantaría saber qué piensan ustedes. ¿Sienten esa "leve mejoría" en la calle? ¿O para ustedes esta vara del brete sigue igual de complicada, especialmente con la informalidad comiéndonos los talones? ¡Los leo!