Maes, pónganle atención a esta vara porque es de esas que se sienten lejos hasta que uno tiene la basura hasta el cuello y el barrio huele a vinagre. Resulta que la empresa EBI, la que maneja el relleno sanitario de Aserrí (mejor conocido como El Huazo), acaba de tirar la bomba: a ese hueco gigante donde va a parar la basura de media Costa Rica le quedan, con mucha suerte, dos años de vida útil. Así como lo oyen. En máximo 24 meses, el principal vertedero del país va a colgar un letrero que diga "Cerrado por llenazo". Y si creen que dos años es mucho tiempo, están más perdidos que el chiquito de la Llorona. Esto es una crisis con cuenta regresiva y el reloj ya está corriendo.
Y es que no estamos hablando de tres o cuatro cantones. ¡Son 34 municipalidades las que dependen de El Huazo! Hagan números: San José, Desamparados, Goicoechea, Montes de Oca, Curridabat, Cartago, Tibás, Moravia... Básicamente, todo el corazón de la Gran Área Metropolitana y un montón de cantones más lejanos como Pérez Zeledón, Osa y Golfito. Es un despiche logístico de proporciones épicas. Imaginen el caos que se arma si, de la noche a la mañana, los camiones recolectores no tienen a dónde ir. La basura se empieza a acumular en las aceras, en los parques, en los caños. No es una película de terror, es el escenario que nos espera si las autoridades no se ponen las pilas, pero para ayer.
El primer cantón que va a sentir el golpe es Desamparados. ¡Qué sal la de ellos! Su contrato con EBI vence en noviembre de este mismo año. Estamos hablando de que más de 250,000 personas podrían quedarse sin un lugar a dónde mandar sus desechos en cuestión de meses. Obviamente, la Muni de Desampa salió a decir que tranquilos, que ya están en "acciones para garantizar la continuidad del servicio" y que ya fueron a visitar un par de "parques ambientales". Diay, ojalá sea cierto, pero suena a la típica respuesta para apagar el incendio con un vaso de agua. La realidad es que encontrar una solución viable, aprobada y funcional para la basura de un cuarto de millón de personas no es un brete que se soluciona con un par de visitas de campo.
La gente de EBI, por su parte, se lavó las manos con una elegancia digna de un político en campaña. Dijeron que esto es simplemente "una nueva realidad que deben enfrentar las municipalidades". ¡Qué fácil! Mientras tanto, el resto de los 33 municipios involucrados parece estar en un silencio sepulcral, como si la vara no fuera con ellos. El problema es que esta crisis no es una sorpresa. Desde hace años se viene hablando del colapso de los rellenos, de la necesidad de reciclar más, de reducir el consumo, pero todo se queda en campañas bonitas y buenas intenciones. Nadie quiere jalarse la torta de tomar decisiones impopulares, como buscar terrenos para nuevos rellenos o implementar sistemas de cobro más estrictos por la basura.
Al final, toda esta torta nos va a reventar en la cara a nosotros, los ciudadanos. Los que pagamos impuestos para un servicio que podría dejar de existir. La pregunta ya no es si El Huazo va a colapsar, sino cuándo. Y más importante aún, ¿qué vamos a hacer al respecto? ¿Seguiremos con el "reciclo si me acuerdo" y esperando que el gobierno o la muni nos solucionen mágicamente el problema? Esta situación nos obliga a vernos en el espejo y aceptar que la montaña de chunches que producimos a diario tiene consecuencias reales y apestosas. La solución no es solo encontrar otro hueco para enterrar el problema.
Entonces, les tiro la bola a ustedes, maes del foro: ¿De quién es la culpa de este desmadre inminente? ¿De las munis por su falta de planificación, de las empresas por su negocio, o de nosotros como sociedad por nuestro consumo desmedido? Y más importante, ¿qué se puede hacer desde ya para no terminar nadando en basura en 2026?
Y es que no estamos hablando de tres o cuatro cantones. ¡Son 34 municipalidades las que dependen de El Huazo! Hagan números: San José, Desamparados, Goicoechea, Montes de Oca, Curridabat, Cartago, Tibás, Moravia... Básicamente, todo el corazón de la Gran Área Metropolitana y un montón de cantones más lejanos como Pérez Zeledón, Osa y Golfito. Es un despiche logístico de proporciones épicas. Imaginen el caos que se arma si, de la noche a la mañana, los camiones recolectores no tienen a dónde ir. La basura se empieza a acumular en las aceras, en los parques, en los caños. No es una película de terror, es el escenario que nos espera si las autoridades no se ponen las pilas, pero para ayer.
El primer cantón que va a sentir el golpe es Desamparados. ¡Qué sal la de ellos! Su contrato con EBI vence en noviembre de este mismo año. Estamos hablando de que más de 250,000 personas podrían quedarse sin un lugar a dónde mandar sus desechos en cuestión de meses. Obviamente, la Muni de Desampa salió a decir que tranquilos, que ya están en "acciones para garantizar la continuidad del servicio" y que ya fueron a visitar un par de "parques ambientales". Diay, ojalá sea cierto, pero suena a la típica respuesta para apagar el incendio con un vaso de agua. La realidad es que encontrar una solución viable, aprobada y funcional para la basura de un cuarto de millón de personas no es un brete que se soluciona con un par de visitas de campo.
La gente de EBI, por su parte, se lavó las manos con una elegancia digna de un político en campaña. Dijeron que esto es simplemente "una nueva realidad que deben enfrentar las municipalidades". ¡Qué fácil! Mientras tanto, el resto de los 33 municipios involucrados parece estar en un silencio sepulcral, como si la vara no fuera con ellos. El problema es que esta crisis no es una sorpresa. Desde hace años se viene hablando del colapso de los rellenos, de la necesidad de reciclar más, de reducir el consumo, pero todo se queda en campañas bonitas y buenas intenciones. Nadie quiere jalarse la torta de tomar decisiones impopulares, como buscar terrenos para nuevos rellenos o implementar sistemas de cobro más estrictos por la basura.
Al final, toda esta torta nos va a reventar en la cara a nosotros, los ciudadanos. Los que pagamos impuestos para un servicio que podría dejar de existir. La pregunta ya no es si El Huazo va a colapsar, sino cuándo. Y más importante aún, ¿qué vamos a hacer al respecto? ¿Seguiremos con el "reciclo si me acuerdo" y esperando que el gobierno o la muni nos solucionen mágicamente el problema? Esta situación nos obliga a vernos en el espejo y aceptar que la montaña de chunches que producimos a diario tiene consecuencias reales y apestosas. La solución no es solo encontrar otro hueco para enterrar el problema.
Entonces, les tiro la bola a ustedes, maes del foro: ¿De quién es la culpa de este desmadre inminente? ¿De las munis por su falta de planificación, de las empresas por su negocio, o de nosotros como sociedad por nuestro consumo desmedido? Y más importante, ¿qué se puede hacer desde ya para no terminar nadando en basura en 2026?