Maes, ¿ya vieron el despiche que se tiene la Caja con el pago a proveedores? O sea, es de no creer. Se supone que implementaron un súper sistema nuevo, un chunche tecnológico llamado ERP-SAP que venía a modernizar todo y a hacer los procesos más eficientes. La promesa era que para agosto ya todo el mundo iba a tener su platica, pero diay, como suele pasar en este país, la realidad es otra y la cosa está más enredada que un nudo ciego. Septiembre arrancó y la lista de facturas pendientes sigue más larga que la fila para sacar cita en el EBAIS. ¡Qué torta más monumental!
Vamos a los números, porque ahí es donde la cosa se pone color de hormiga. Según la misma institución, en agosto había una pelota de ¢73.234 millones por pagar. Lograron cancelar ¢46.691 millones, pero quedaron casi ¢26.500 millones en el limbo, "en proceso". Y eso es la versión oficial, porque la Cámara de la Salud salió a decir que todavía hay como 8 mil facturas guindando. Esto significa que a las empresas que nos dan las medicinas, los equipos y hasta las gasas para los hospitales no les están pagando. Es un efecto dominó que al final nos va a reventar a todos en la cara cuando vayamos a la farmacia de la Caja y nos digan: "No hay".
Lo más irónico de toda esta vara es que, según los informes, el problema no es tanto de plata, sino de pura y física ineptitud para usar el sistema nuevo. La Tesorería tiene cancha para procesar más de 1.300 facturas al día, pero las unidades que tienen que meter los datos apenas están registrando un promedio de 581. Es como tener un Ferrari y no pasar de segunda porque no se sabe meter los cambios. Y para ponerle la cereza al pastel de este desastre, la Junta Directiva, en un acto de genialidad absoluta, acordó extender la implementación del sistema hasta febrero de 2026. O sea, le dieron una prórroga al caos. ¡Increíble!
Como era de esperar, ya todo el mundo está pegando el grito al cielo. La gente de CRECEX (Cámara de Comercio Exterior) está pidiendo que por favor arreglen los cuellos de botella, porque esto no solo ahoga a las empresas, sino que le quita toda la confianza al sistema. Pero el que sí le metió el dedo en la llaga fue el sindicato UNDECA. Ellos denunciaron que hay facturas duplicadas por más de ¢15.000 millones y un montón de registros sin orden de pago. Básicamente, un desorden financiero que podría hacer que hasta el presupuesto del próximo año se vaya al traste. Ya están pidiendo que la Contraloría y la Auditoría Interna sienten responsabilidades.
Diay, al final del día, lo que queda es una sensación de frustración tremenda. Se gastan millones en un sistema que prometía ser la solución a todos los males y termina siendo peor la cura que la enfermedad. Mientras los directivos se dan palmaditas en la espalda y extienden plazos, los proveedores se quedan sin liquidez y los pacientes corremos el riesgo de quedarnos sin insumos. Maes, la pregunta del millón es: ¿hasta cuándo vamos a seguir viendo estos megaproyectos tecnológicos que cuestan un ojo de la cara, se implementan a medias y al final nadie asume la responsabilidad? ¿Es solo mala suerte o hay algo más detrás de este despiche en la institución más importante del país? Los leo.
Vamos a los números, porque ahí es donde la cosa se pone color de hormiga. Según la misma institución, en agosto había una pelota de ¢73.234 millones por pagar. Lograron cancelar ¢46.691 millones, pero quedaron casi ¢26.500 millones en el limbo, "en proceso". Y eso es la versión oficial, porque la Cámara de la Salud salió a decir que todavía hay como 8 mil facturas guindando. Esto significa que a las empresas que nos dan las medicinas, los equipos y hasta las gasas para los hospitales no les están pagando. Es un efecto dominó que al final nos va a reventar a todos en la cara cuando vayamos a la farmacia de la Caja y nos digan: "No hay".
Lo más irónico de toda esta vara es que, según los informes, el problema no es tanto de plata, sino de pura y física ineptitud para usar el sistema nuevo. La Tesorería tiene cancha para procesar más de 1.300 facturas al día, pero las unidades que tienen que meter los datos apenas están registrando un promedio de 581. Es como tener un Ferrari y no pasar de segunda porque no se sabe meter los cambios. Y para ponerle la cereza al pastel de este desastre, la Junta Directiva, en un acto de genialidad absoluta, acordó extender la implementación del sistema hasta febrero de 2026. O sea, le dieron una prórroga al caos. ¡Increíble!
Como era de esperar, ya todo el mundo está pegando el grito al cielo. La gente de CRECEX (Cámara de Comercio Exterior) está pidiendo que por favor arreglen los cuellos de botella, porque esto no solo ahoga a las empresas, sino que le quita toda la confianza al sistema. Pero el que sí le metió el dedo en la llaga fue el sindicato UNDECA. Ellos denunciaron que hay facturas duplicadas por más de ¢15.000 millones y un montón de registros sin orden de pago. Básicamente, un desorden financiero que podría hacer que hasta el presupuesto del próximo año se vaya al traste. Ya están pidiendo que la Contraloría y la Auditoría Interna sienten responsabilidades.
Diay, al final del día, lo que queda es una sensación de frustración tremenda. Se gastan millones en un sistema que prometía ser la solución a todos los males y termina siendo peor la cura que la enfermedad. Mientras los directivos se dan palmaditas en la espalda y extienden plazos, los proveedores se quedan sin liquidez y los pacientes corremos el riesgo de quedarnos sin insumos. Maes, la pregunta del millón es: ¿hasta cuándo vamos a seguir viendo estos megaproyectos tecnológicos que cuestan un ojo de la cara, se implementan a medias y al final nadie asume la responsabilidad? ¿Es solo mala suerte o hay algo más detrás de este despiche en la institución más importante del país? Los leo.