Insensible como piedra
Hoy por fin, después de tanta espera,
me di cuenta que ya no vives ahí,
han pasado largos días e interminables noches,
y bajo el umbral de mi puerta,
o asomada a mi ventana,
he implorado insesante tu presencia
para que ilumines mis ojos opacos
y veas como quedó mi alma vacía
cuando decidiste partir a sabiendas
que moriría de pena,
pero que vas a saber tú de eso,
si eres como una piedra
y las piedras no sienten pena.
Supe que ya no vives ahí
porque sentada en mi grada
deshojando margaritas
nunca vi luz en tú ventana,
nunca se abrió esa puerta,
y tú jardín se marchita lentamente,
mis ojos turbios de llorar
y mi alma en agonía ya no quieren sufrir
pero que vas a saber tú de eso,
si eres como una piedra,
y las piedras no saben sufrir.
Sé que ya no vives ahí,
porque no escuché más tu voz
que como un chiquillo llamaba insistente
y yo corriendo a tú llamado
desbordaba mares de felicidad,
pero mis ojos lánguidos de llorar
y mi alma casi insensible
se cansó de suplicar
pero que vas a saber tú de eso
si eres como una piedra
y las piedras no saben suplicar.
Hoy llegó el momento de cerrar mi puerta
y bajar la cortina, cerrar mis ojos
y que mi alma por fin muera de dolor,
pero que vas a saber tú de eso,
si eres como una piedra
y las piedras no sienten dolor.
Hoy comprendí
que no veré más tus ojos de lobo,
que todo fue un sueño,
dulce sueño pero opaco
porque carecen los sueños de color
como dejaste mi alma
y te olvidaste de mi amor
pero que vas a saber tú de eso
si eres como una piedra,
y como piedra tal, nunca sintió amor