Maes, ¿se acuerdan de la imagen de Costa Rica que tanto nos cuadra vender afuera? La del país verde, el paraíso ecológico, la joya de la biodiversidad mundial. Bueno, parece que a nivel de gobierno esa película la están viendo en blanco y negro y con el volumen bajo, porque la realidad financiera es otra. Resulta que mientras nos damos palmaditas en la espalda por ser tan ecológicos, nos acabamos de jalar una torta monumental: un recorte de más de ¢7 mil millones al presupuesto para cuidar precisamente eso que nos hace únicos. Así como lo leen. Es un despiche que contradice todo nuestro discurso.
La vara no es solo una percepción de cuatro ambientalistas preocupados. Un estudio que se presentó en la Asamblea Legislativa, y que analizó gente carga en el tema como Jean Pierre Ulate de Biofin, lo dejó más que claro. Pasamos de invertir un 0,75% del presupuesto nacional en biodiversidad en 2021 a un miserable 0,64% en 2023. ¿La culpable? La de siempre: la famosa regla fiscal que le pone una faja a todo el gasto público. El Minae, el MAG y el Sinac están sintiendo el apretón, y al final, los que terminan salados son nuestros bosques, ríos y animales.
Pero aquí viene lo más irónico del asunto. Uno pensaría que con menos plata, se optimiza. Pero no. El mismo estudio revela que la gran mayoría de la harina, un 63%, se va en pagar salarios. Y ojo, no es que esté mal pagarle a la gente que hace el brete de cuidar nuestros parques, ¡para nada! El problema es que no les estamos dando las herramientas. Como dijo Ulate, la inversión en infraestructura es “casi nada”. O sea, tenemos a los guardaparques listos para la acción, pero parece que tienen que llegar a apagar un incendio en Uber porque no hay presupuesto ni para un 4x4 decente o para arreglarles el chunche donde duermen. Es como tener a Keylor Navas en la cancha, pero sin guantes ni tacos.
Y claro, ¿qué dice la gente del Gobierno? Diay, lo que uno ya se espera. Salió José Luis Araya, el director de Presupuesto Nacional, a decir que “los recursos son limitados y las necesidades ilimitadas”. La excusa de siempre. Nos prometen que ya para el 2026 la cosa mejora, con un supuesto aumento del 12% para el Minae, y que ahora tienen una “nueva forma de categorizar” que nos va a beneficiar. Pero de aquí a allá, el comején se puede comer la mitad de las casetillas de los guardaparques. Es una promesa a futuro para un problema que tenemos hoy, y que cada día se hace más grande.
Al final, como bien lo resumió la diputada Paulina Ramírez, el liderazgo histórico de Costa Rica no se sostiene con discursos bonitos. De nada sirve ir a cumbres internacionales a hablar maravillas si aquí adentro estamos dejando que nuestro principal activo se vaya al traste por falta de recursos. La pregunta del millón que les dejo para que destrocemos en el foro es esta: ¿Estamos dejando que nuestro 'sello verde' se lave con la primera lluvia por falta de presupuesto? ¿O es que la vara es más complicada y estamos siendo muy injustos? ¡Los leo, maes!
La vara no es solo una percepción de cuatro ambientalistas preocupados. Un estudio que se presentó en la Asamblea Legislativa, y que analizó gente carga en el tema como Jean Pierre Ulate de Biofin, lo dejó más que claro. Pasamos de invertir un 0,75% del presupuesto nacional en biodiversidad en 2021 a un miserable 0,64% en 2023. ¿La culpable? La de siempre: la famosa regla fiscal que le pone una faja a todo el gasto público. El Minae, el MAG y el Sinac están sintiendo el apretón, y al final, los que terminan salados son nuestros bosques, ríos y animales.
Pero aquí viene lo más irónico del asunto. Uno pensaría que con menos plata, se optimiza. Pero no. El mismo estudio revela que la gran mayoría de la harina, un 63%, se va en pagar salarios. Y ojo, no es que esté mal pagarle a la gente que hace el brete de cuidar nuestros parques, ¡para nada! El problema es que no les estamos dando las herramientas. Como dijo Ulate, la inversión en infraestructura es “casi nada”. O sea, tenemos a los guardaparques listos para la acción, pero parece que tienen que llegar a apagar un incendio en Uber porque no hay presupuesto ni para un 4x4 decente o para arreglarles el chunche donde duermen. Es como tener a Keylor Navas en la cancha, pero sin guantes ni tacos.
Y claro, ¿qué dice la gente del Gobierno? Diay, lo que uno ya se espera. Salió José Luis Araya, el director de Presupuesto Nacional, a decir que “los recursos son limitados y las necesidades ilimitadas”. La excusa de siempre. Nos prometen que ya para el 2026 la cosa mejora, con un supuesto aumento del 12% para el Minae, y que ahora tienen una “nueva forma de categorizar” que nos va a beneficiar. Pero de aquí a allá, el comején se puede comer la mitad de las casetillas de los guardaparques. Es una promesa a futuro para un problema que tenemos hoy, y que cada día se hace más grande.
Al final, como bien lo resumió la diputada Paulina Ramírez, el liderazgo histórico de Costa Rica no se sostiene con discursos bonitos. De nada sirve ir a cumbres internacionales a hablar maravillas si aquí adentro estamos dejando que nuestro principal activo se vaya al traste por falta de recursos. La pregunta del millón que les dejo para que destrocemos en el foro es esta: ¿Estamos dejando que nuestro 'sello verde' se lave con la primera lluvia por falta de presupuesto? ¿O es que la vara es más complicada y estamos siendo muy injustos? ¡Los leo, maes!