¡Ay, Dios mío, qué bronca! Parece que la cosa se nos está poniendo difícil acá en Costa Rica. El dólar sigue cayendo como mosca, y ahora bajan por debajo de los ¢500 en plena temporada alta. Eso sí que da qué pensar, ¿no?
Pues resulta que el Grupo Proimagen Costa Rica, esos que le ponen el huevo al turismo, están bien preocupados. Han dicho que esto del dólar bajito está echando a perder la competitividad de nuestros negocios. Ya saben cómo es esto, si no hacemos algo pronto, el turismo, que es nuestro pan de cada día, puede meter la pata.
Lo que les preocupa es que, aunque ganamos en dólares, tenemos que pagar las cuentas en colones. Con la depreciaación, los ingresos se están comiendo un 25%, mientras que los gastos, ni hablar, suben igual de rápido. ¡Un maje! Esto está generando un serio brete para las pymes y los negocios turísticos en general. Imagínate tener que hacer malabarismos para llegar a fin de mes...
Y no es solo eso, chunches. Al turista le sale más caro venir a Costa Rica. Cambia sus billetes verdes a colones y se queda con menos lana. Pura sal, vamos. Y claro, los hoteles y restaurantes más económicos, esos que le dan oportunidad a más gente de visitar nuestro país, son los que más sufren, porque los clientes son más conscientes del precio.
Dicen los de Proimagen que hasta los gringos están murmurando. Agencias de viajes y tour operadores internacionales nos están viendo con ojitos de loca, porque estamos perdiendo terreno frente a otros destinos más baratos. Antes éramos “el paraíso”, ahora somos “carísimo”. ¡Qué vara!
Pero no solo es el bolsillo del turista, mae. También está la imagen del país. Antes nos conocían como un lugar especial, un destino único; ahora, estamos pasando a ser vistos como simplemente... caro. Y eso es un problema, porque la imagen vale oro, especialmente en nuestro negocio.
Esto ya está afectando a todos lados. Las empresas no pueden invertir en mejorar sus instalaciones, ni darle mejores condiciones a sus empleados. Algunos incluso temen que tengan que empezar a despedir gente. ¡Qué torta!, porque así se va el sustento de muchas familias que dependen del turismo, especialmente en comunidades rurales.
En fin, parece que nos toca remar contracorriente. ¿Será posible revertir esta situación con políticas públicas inteligentes, o estamos condenados a ver cómo el turismo, nuestra joya de la corona, se va al traste? ¿Ustedes creen que el gobierno debería intervenir para frenar esta caída del dólar, o deberían dejar que siga su curso natural? ¡Denle con todo en los comentarios!
Pues resulta que el Grupo Proimagen Costa Rica, esos que le ponen el huevo al turismo, están bien preocupados. Han dicho que esto del dólar bajito está echando a perder la competitividad de nuestros negocios. Ya saben cómo es esto, si no hacemos algo pronto, el turismo, que es nuestro pan de cada día, puede meter la pata.
Lo que les preocupa es que, aunque ganamos en dólares, tenemos que pagar las cuentas en colones. Con la depreciaación, los ingresos se están comiendo un 25%, mientras que los gastos, ni hablar, suben igual de rápido. ¡Un maje! Esto está generando un serio brete para las pymes y los negocios turísticos en general. Imagínate tener que hacer malabarismos para llegar a fin de mes...
Y no es solo eso, chunches. Al turista le sale más caro venir a Costa Rica. Cambia sus billetes verdes a colones y se queda con menos lana. Pura sal, vamos. Y claro, los hoteles y restaurantes más económicos, esos que le dan oportunidad a más gente de visitar nuestro país, son los que más sufren, porque los clientes son más conscientes del precio.
Dicen los de Proimagen que hasta los gringos están murmurando. Agencias de viajes y tour operadores internacionales nos están viendo con ojitos de loca, porque estamos perdiendo terreno frente a otros destinos más baratos. Antes éramos “el paraíso”, ahora somos “carísimo”. ¡Qué vara!
Pero no solo es el bolsillo del turista, mae. También está la imagen del país. Antes nos conocían como un lugar especial, un destino único; ahora, estamos pasando a ser vistos como simplemente... caro. Y eso es un problema, porque la imagen vale oro, especialmente en nuestro negocio.
Esto ya está afectando a todos lados. Las empresas no pueden invertir en mejorar sus instalaciones, ni darle mejores condiciones a sus empleados. Algunos incluso temen que tengan que empezar a despedir gente. ¡Qué torta!, porque así se va el sustento de muchas familias que dependen del turismo, especialmente en comunidades rurales.
En fin, parece que nos toca remar contracorriente. ¿Será posible revertir esta situación con políticas públicas inteligentes, o estamos condenados a ver cómo el turismo, nuestra joya de la corona, se va al traste? ¿Ustedes creen que el gobierno debería intervenir para frenar esta caída del dólar, o deberían dejar que siga su curso natural? ¡Denle con todo en los comentarios!