Maes, paren un toque lo que sea que estén haciendo porque la novela política del fin de semana está que arde. Diay, ¿vieron la última del Partido Pueblo Soberano? Resulta que José Miguel Villalobos, mejor conocido en el bajo mundo de la política como el abogado del presi Chaves en aquel despiche del BCIE y los “cariñitos”, ahora es el candidato número uno a diputado por Alajuela. Así como lo oyen. No es el segundo, no es el tercero. El primerísimo lugar de la papeleta. Si a alguien le quedaba duda de que el PPSO es el vehículo personal del mandatario, creo que esta vara ya deja las cosas más que claras. Esto no es una coincidencia, es una declaración de intenciones con nombre y apellido.
Pero esperen, que el chisme se pone mejor. La forma en que se cocinó todo este asunto es para sentarse a comer palomitas. La Asamblea Nacional del partido fue en el Hotel Aurola, a puerta cerrada y sin un solo compa de la prensa a la vista. ¿Transparencia? ¿Debate de ideas? ¡Para nada! Según trascendió, la dinámica era de película: leían el nombre del aspirante, lo pasaban a una salita especial y ¡pum!, a votar de una. Sin discursos, sin propuestas, sin chance de decir ni “pio”. Un proceso más aceitado que cadena de moto nueva. Francamente, que un partido que se autodenomina “Pueblo Soberano” monte semejante brete a escondidas es, como mínimo, una ironía que se cuenta sola. ¡Qué despiche de “democracia interna”!
Y por si la candidatura de Villalobos por Alajuela no fuera suficiente para entender el panorama, súmenle esto: el exministro de Hacienda, don Nogui Acosta, se quedó con el primer lugar por San José. O sea, estamos hablando del círculo de hierro del presidente. El abogado que lo defiende en casos delicados y el hombre que manejó las finanzas del país bajo su mandato. Esto no es armar una papeleta, maes, esto es armar un batallón de leales para asegurarse una fracción legislativa que no le respire feo en Cuesta de Moras. La estrategia es tan sutil como un martillazo en el dedo. La pregunta es si la gente se va a comer el cuento de que son figuras “nuevas” y ajenas a la politiquería tradicional.
Claro, en todo drama hay personajes secundarios que le ponen sabor al caldo. En este caso, la exdiputada Mireya Zamora, que venía del Movimiento Libertario y ahora anda con su propio chunche, el Partido Renacer Democrático, se quedó con las ganas. Perdió la votación por el segundo lugar en Alajuela. ¡Qué sal! Por lo visto, no todos los que llegan a tocar la puerta del chavismo tienen la llave para entrar al cuarto principal. Esto demuestra que, aunque el proceso pareciera un simple trámite, sí había pugnas internas por las migajas del poder que dejaban las figuras principales. Al final, la lealtad directa al “jefe” parece que pesó más que cualquier otra vara.
En fin, el tablero para el 2026 se empieza a mover, y el oficialismo no está jugando para participar, sino para ganar y con control absoluto. La elección de Villalobos y Acosta como puntas de lanza es la prueba más contundente. Blindaje legal y control financiero proyectados directamente al Congreso. Ahora la pelota queda en la cancha de los votantes, especialmente en provincias clave como Alajuela y San José. La vara es, ¿convence esta fórmula de “caras conocidas” en puestos clave o la gente percibirá esto como más de lo mismo, pero con otra camiseta?
Diay, maes, ¿ustedes qué opinan? ¿Es una jugada maestra de Chaves para amarrar la Asamblea o el PPSO se está jalando una torta monumental al mostrar sus cartas con tanta antelación y tan poca transparencia?
Pero esperen, que el chisme se pone mejor. La forma en que se cocinó todo este asunto es para sentarse a comer palomitas. La Asamblea Nacional del partido fue en el Hotel Aurola, a puerta cerrada y sin un solo compa de la prensa a la vista. ¿Transparencia? ¿Debate de ideas? ¡Para nada! Según trascendió, la dinámica era de película: leían el nombre del aspirante, lo pasaban a una salita especial y ¡pum!, a votar de una. Sin discursos, sin propuestas, sin chance de decir ni “pio”. Un proceso más aceitado que cadena de moto nueva. Francamente, que un partido que se autodenomina “Pueblo Soberano” monte semejante brete a escondidas es, como mínimo, una ironía que se cuenta sola. ¡Qué despiche de “democracia interna”!
Y por si la candidatura de Villalobos por Alajuela no fuera suficiente para entender el panorama, súmenle esto: el exministro de Hacienda, don Nogui Acosta, se quedó con el primer lugar por San José. O sea, estamos hablando del círculo de hierro del presidente. El abogado que lo defiende en casos delicados y el hombre que manejó las finanzas del país bajo su mandato. Esto no es armar una papeleta, maes, esto es armar un batallón de leales para asegurarse una fracción legislativa que no le respire feo en Cuesta de Moras. La estrategia es tan sutil como un martillazo en el dedo. La pregunta es si la gente se va a comer el cuento de que son figuras “nuevas” y ajenas a la politiquería tradicional.
Claro, en todo drama hay personajes secundarios que le ponen sabor al caldo. En este caso, la exdiputada Mireya Zamora, que venía del Movimiento Libertario y ahora anda con su propio chunche, el Partido Renacer Democrático, se quedó con las ganas. Perdió la votación por el segundo lugar en Alajuela. ¡Qué sal! Por lo visto, no todos los que llegan a tocar la puerta del chavismo tienen la llave para entrar al cuarto principal. Esto demuestra que, aunque el proceso pareciera un simple trámite, sí había pugnas internas por las migajas del poder que dejaban las figuras principales. Al final, la lealtad directa al “jefe” parece que pesó más que cualquier otra vara.
En fin, el tablero para el 2026 se empieza a mover, y el oficialismo no está jugando para participar, sino para ganar y con control absoluto. La elección de Villalobos y Acosta como puntas de lanza es la prueba más contundente. Blindaje legal y control financiero proyectados directamente al Congreso. Ahora la pelota queda en la cancha de los votantes, especialmente en provincias clave como Alajuela y San José. La vara es, ¿convence esta fórmula de “caras conocidas” en puestos clave o la gente percibirá esto como más de lo mismo, pero con otra camiseta?
Diay, maes, ¿ustedes qué opinan? ¿Es una jugada maestra de Chaves para amarrar la Asamblea o el PPSO se está jalando una torta monumental al mostrar sus cartas con tanta antelación y tan poca transparencia?
