Maes, hablemos claro de la última movida en el ajedrez político tico, porque la vara está que arde. Laura Fernández, la ficha que el chavismo puso sobre el tablero para 2026, salió a decir con una confianza que casi se podía tocar que la fila de alcaldes para unirse a su bus no ha terminado. Y no, no parece que esté bateando. Con la renuncia del alcalde de Río Cuarto al PLN para saltar a Pueblo Soberano, ya van 11. Once líderes locales que le dijeron "ahí nos vemos" al partido que los puso en la silla, todo para sumarse al proyecto que orbita alrededor de Rodrigo Chaves. Esto ya no es una anécdota, es una tendencia.
Visto desde la acera del oficialismo, la jugada es qué nivel. En lugar de empezar de cero a construir un partido, que es un brete titánico y carísimo, están aplicando una estrategia de "adquisición de talento" que es de manual. Están fichando gente que ya tiene estructura, que ya ganó una elección, que conoce su cantón como la palma de su mano. Es como armar un equipo para el Mundial comprando a los capitanes de los otros equipos. Y para que no quede duda de dónde viene el poder, varias de estas "presentaciones" se han hecho en Casa Presidencial, con el presi Chaves como maestro de ceremonias. Más claro, imposible. Les está quedando un trabuco electoral a cachete para el 2026, con presencia real en todo el país.
Pero diay, para que alguien gane, otro tiene que perder. Y aquí es donde se arma el qué despiche para los partidos tradicionales y los emergentes que se creían la última Coca-Cola del desierto. Para Liberación Nacional, ver cómo se le va un alcalde es una puñalada. Para el PUSC y otros como Progreso Social Democrático (que, irónicamente, fue el chunche que llevó a Chaves al poder), perder dos alcaldes cada uno es una hemorragia. Están viendo cómo su poder local, que tanto les costó construir, se desangra poco a poco. Imagínense el trago amargo en La Lucha o en la sede del PUSC; debe ser un silencio sepulcral. ¡Qué sal! Se pasaron meses diciendo que el chavismo no tenía estructura, y ahora les están desmantelando la suya en su propia cara. Es una torta monumental a nivel estratégico.
Ahora, seamos honestos y bajémosle dos rayitas al discurso romántico de "nuevas adhesiones por convicción". ¿De verdad creemos que estos 11 alcaldes tuvieron una epifanía ideológica todos al mismo tiempo? Por favor. Aquí la vara es más pragmática. Un alcalde, sobre todo de un cantón pequeño, necesita tener una buena relación con el gobierno de turno. La cercanía con Zapote y la promesa de un chorro más directo de recursos es un caramelo difícil de ignorar. Es cálculo político puro y duro: ¿me quedo en un partido que parece ir de picada o me subo al barco que no solo flota, sino que parece tener el viento a su favor? La respuesta, para muchos, es obvia. Es una apuesta por la supervivencia y la relevancia.
Al final, lo que estamos presenciando es un reacomodo sísmico del poder político en Costa Rica. El modelo tradicional de lealtad partidaria se está yendo al traste, reemplazado por un movimiento más personalista y centralizado alrededor de una figura presidencial fuerte. Pueblo Soberano está actuando menos como un partido y más como una aspiradora de poder local, absorbiendo todo lo que puede para construir una maquinaria electoral formidable. La pregunta del millón, foreros: ¿estamos viendo el nacimiento de una fuerza política imparable o es solo una burbuja de poder que se va a reventar cuando cambie el viento? ¿Es una movida maestra o un montón de gente subiéndose al barco que creen ganador? Los leo.
Visto desde la acera del oficialismo, la jugada es qué nivel. En lugar de empezar de cero a construir un partido, que es un brete titánico y carísimo, están aplicando una estrategia de "adquisición de talento" que es de manual. Están fichando gente que ya tiene estructura, que ya ganó una elección, que conoce su cantón como la palma de su mano. Es como armar un equipo para el Mundial comprando a los capitanes de los otros equipos. Y para que no quede duda de dónde viene el poder, varias de estas "presentaciones" se han hecho en Casa Presidencial, con el presi Chaves como maestro de ceremonias. Más claro, imposible. Les está quedando un trabuco electoral a cachete para el 2026, con presencia real en todo el país.
Pero diay, para que alguien gane, otro tiene que perder. Y aquí es donde se arma el qué despiche para los partidos tradicionales y los emergentes que se creían la última Coca-Cola del desierto. Para Liberación Nacional, ver cómo se le va un alcalde es una puñalada. Para el PUSC y otros como Progreso Social Democrático (que, irónicamente, fue el chunche que llevó a Chaves al poder), perder dos alcaldes cada uno es una hemorragia. Están viendo cómo su poder local, que tanto les costó construir, se desangra poco a poco. Imagínense el trago amargo en La Lucha o en la sede del PUSC; debe ser un silencio sepulcral. ¡Qué sal! Se pasaron meses diciendo que el chavismo no tenía estructura, y ahora les están desmantelando la suya en su propia cara. Es una torta monumental a nivel estratégico.
Ahora, seamos honestos y bajémosle dos rayitas al discurso romántico de "nuevas adhesiones por convicción". ¿De verdad creemos que estos 11 alcaldes tuvieron una epifanía ideológica todos al mismo tiempo? Por favor. Aquí la vara es más pragmática. Un alcalde, sobre todo de un cantón pequeño, necesita tener una buena relación con el gobierno de turno. La cercanía con Zapote y la promesa de un chorro más directo de recursos es un caramelo difícil de ignorar. Es cálculo político puro y duro: ¿me quedo en un partido que parece ir de picada o me subo al barco que no solo flota, sino que parece tener el viento a su favor? La respuesta, para muchos, es obvia. Es una apuesta por la supervivencia y la relevancia.
Al final, lo que estamos presenciando es un reacomodo sísmico del poder político en Costa Rica. El modelo tradicional de lealtad partidaria se está yendo al traste, reemplazado por un movimiento más personalista y centralizado alrededor de una figura presidencial fuerte. Pueblo Soberano está actuando menos como un partido y más como una aspiradora de poder local, absorbiendo todo lo que puede para construir una maquinaria electoral formidable. La pregunta del millón, foreros: ¿estamos viendo el nacimiento de una fuerza política imparable o es solo una burbuja de poder que se va a reventar cuando cambie el viento? ¿Es una movida maestra o un montón de gente subiéndose al barco que creen ganador? Los leo.