¡Ay, Dios mío! Esto sí que es novela. Resulta que Hamilton Restrepo, el colombiano nacionalizado que andaba moviéndose solito por acá, ahora anda metido en un brete legal que nos trae recuerdos viejos, ¿me entienden? Pues resulta que tienen planes de mandarlo pa' Francia y parece que no le va a caer muy bien.
Según el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), el señor Restrepo tenía un taller mecánico, un restaurante y hasta un ‘lavacar’ en Alajuela, todo eso en propiedad, como si fuera rey. Lo agarraron justo ahí, en Montecillos, y ahora toca bailar con la música francesa, diay. Pero esto no es nuevo, ¿eh? Este personaje lleva rato en la mira de varios.
Parece que el negocio familiar no andaba tan limpio como agua de lluvia. Su esposa, la señora Esquivel, sería la encargada de manejar la sociedad que atiende el taller y el ‘lavacar’. Hay videos circulando en redes sociales que muestran el movimiento que había en esos lugares, así que imagínate… ¡qué vareta!
Pero espere que esto se pone más picante. Resulta que Restrepo, junto con otro compatriota llamado Iván Pablot Martínez, están siendo investigados por presuntos vínculos con el narcotráfico. Ya suman nueve los costarricenses que podrían ser extraditados por casos similares. Parece que la cosa está seria, chavos.
Y aquí viene lo interesante: hace unos años, allá por el 2016, Restrepo ya había sido investigado por darle una ‘cachetada’ de ¢15 millones a un exjuez y a dos auxiliares judiciales. Sí, sí, usted me escucha bien, plata para que hagan la vista gorda. La cosa salió a la luz y armó un escándalo tremendo en la justicia, qué despiche.
¿Recuerdan a Walter Espinoza, el exdirector del OIJ? Él mismo confesó que intentaron allanar propiedades de Restrepo en ese momento, pero uno de los auxiliares, con tal de hacerle un fechorío al abogado Tejeda, vendió la orden por esos ¢15 millones. ¡Qué torta! Un abuso de poder de cuidado, vamos. Además, Chavarría, el fiscal general de aquel entonces, comentó que el caso de Restrepo era uno de los que estaban bajo lupa.
Y ni hablar de los sobornos. Espinoza contó que los funcionarios involucrados recibían lotes, viajes a España y hasta dinero en efectivo para comprar carros. ¡Imagínense el nivel de corrupción! Esta vaina remueve polvo de cosas que creíamos enterradas, ¿verdad? De hecho, incluso el exdirector Gamboa, ahora mismo está enfrentando su propia extradición a Estados Unidos por temas de drogas, así que esto pinta para un buen drama judicial.
Con toda esta historia, uno no puede dejar de preguntarse: ¿Hasta dónde llegará esta limpieza en la justicia costarricense? ¿Será que finalmente se van a esclarecer todas estas conexiones turbias o simplemente volveremos al modo mudo? Dígame, ¿usted cree que con todo este revuelo, realmente vamos a ver cambios reales o será solo humo y espejos?
Según el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), el señor Restrepo tenía un taller mecánico, un restaurante y hasta un ‘lavacar’ en Alajuela, todo eso en propiedad, como si fuera rey. Lo agarraron justo ahí, en Montecillos, y ahora toca bailar con la música francesa, diay. Pero esto no es nuevo, ¿eh? Este personaje lleva rato en la mira de varios.
Parece que el negocio familiar no andaba tan limpio como agua de lluvia. Su esposa, la señora Esquivel, sería la encargada de manejar la sociedad que atiende el taller y el ‘lavacar’. Hay videos circulando en redes sociales que muestran el movimiento que había en esos lugares, así que imagínate… ¡qué vareta!
Pero espere que esto se pone más picante. Resulta que Restrepo, junto con otro compatriota llamado Iván Pablot Martínez, están siendo investigados por presuntos vínculos con el narcotráfico. Ya suman nueve los costarricenses que podrían ser extraditados por casos similares. Parece que la cosa está seria, chavos.
Y aquí viene lo interesante: hace unos años, allá por el 2016, Restrepo ya había sido investigado por darle una ‘cachetada’ de ¢15 millones a un exjuez y a dos auxiliares judiciales. Sí, sí, usted me escucha bien, plata para que hagan la vista gorda. La cosa salió a la luz y armó un escándalo tremendo en la justicia, qué despiche.
¿Recuerdan a Walter Espinoza, el exdirector del OIJ? Él mismo confesó que intentaron allanar propiedades de Restrepo en ese momento, pero uno de los auxiliares, con tal de hacerle un fechorío al abogado Tejeda, vendió la orden por esos ¢15 millones. ¡Qué torta! Un abuso de poder de cuidado, vamos. Además, Chavarría, el fiscal general de aquel entonces, comentó que el caso de Restrepo era uno de los que estaban bajo lupa.
Y ni hablar de los sobornos. Espinoza contó que los funcionarios involucrados recibían lotes, viajes a España y hasta dinero en efectivo para comprar carros. ¡Imagínense el nivel de corrupción! Esta vaina remueve polvo de cosas que creíamos enterradas, ¿verdad? De hecho, incluso el exdirector Gamboa, ahora mismo está enfrentando su propia extradición a Estados Unidos por temas de drogas, así que esto pinta para un buen drama judicial.
Con toda esta historia, uno no puede dejar de preguntarse: ¿Hasta dónde llegará esta limpieza en la justicia costarricense? ¿Será que finalmente se van a esclarecer todas estas conexiones turbias o simplemente volveremos al modo mudo? Dígame, ¿usted cree que con todo este revuelo, realmente vamos a ver cambios reales o será solo humo y espejos?
