Maes, agárrense porque el novelón del Caso BCIE-Cariñitos ya cumplió cinco meses y la vara está más enredada que audífonos en la bolsa del pantalón. Lo que empezó como una investigación por supuestas irregularidades en unos contratos de comunicación, se ha convertido en un despiche de proporciones épicas que involucra al mero presi, Rodrigo Chaves; a su compa del alma, Federico “Choreco” Cruz; y a un empresario, Christian Bulgarelli, que pasó de ser parte del problema a ser el mae que está cantando hasta la Traviata en la Fiscalía. ¡Qué torta la que se armó en Zapote! La hipótesis principal es que se cocinó un contrato de comunicación a la medida para la empresa de Bulgarelli, todo para manejarle la imagen a la Presidencia con fondos del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).
El enredo es tan grande que la Fiscalía tuvo que partir la vara en tres expedientes distintos, porque cada personaje tiene un fuero o una condición legal diferente. El primer expediente, y el más delicado, es el que le apunta directo al presidente Chaves y al ministro de Cultura, Jorge Rodríguez. A los dos los acusan del presunto delito de concusión, que en tico significa, básicamente, usar el puestazo para obligar o convencer a alguien de que suelte plata o un beneficio que no le corresponde. Rodríguez, muy astuto, renunció a su inmunidad para que lo investiguen de una vez. Pero con Chaves, la papa caliente le toca a la Asamblea Legislativa, que tiene que votar el 22 de setiembre si le quitan el fuero. Mientras tanto, el presi alega que es una persecución y que “la red de cuido” se lo quiere volar.
Luego tenemos el segundo acto: el expediente de Federico “Choreco” Cruz. Como él nunca tuvo un puesto oficial en el Gobierno, aunque todo el mundo sabía que era una sombra del presidente, su caso va por aparte. La Fiscalía lo vincula con un “beneficio patrimonial” de $32.000 que habrían salido de toda esta contratación con el BCIE, platica que, supuestamente, era para comprarse una choza. “Choreco” no es un aparecido; fue el asesor principal de Chaves en campaña y uno de sus hombres de confianza en Casa Presidencial, el compa inseparable. Su amistad con el presidente es un punto clave que la Fiscalía no deja de subrayar. Definitivamente, ser el mejor amigo del presi en este brete parece que salió más caro que barato. ¡Qué sal!
Y ahora, el gran final, donde la trama explota: el expediente de Christian Bulgarelli. Este mae es la definición de “darle vuelta a la tortilla”. Pasó de ser imputado a convertirse en el “testigo de la corona” de la Fiscalía. A cambio de que le congelen su propio proceso, Bulgarelli se comprometió a soltar toda la sopa y entregar pruebas hasta para tirar para arriba. Según él, todo empezó por invitación de la exministra de Comunicación, Patricia Navarro. De ahí, lo llevaron a Zapote y, en reuniones con Chaves, Rodríguez y “Choreco”, le dijeron que el contrato con el BCIE era un hecho. Lo más increíble es la joyita que contó: “Me dijeron que (…) requerían que yo escribiera los términos de referencia, porque ellos no sabían cómo hacerlo”. O sea, le pidieron que hiciera el machote para autoconstratarse. Un nivel.
Pero la bomba atómica de Bulgarelli fue cuando confesó que el propio presidente Chaves le “exigió” meter a “Choreco” en el contrato. “Él no pide, él exige”, declaró. Para cumplir, dice que le depositó $32.000 a una cuenta ligada a la compra de una casa para Cruz. Y remató diciendo que, en una conversación, el mismo Chaves le dijo que tenía que darle a Federico “dinero de lo que había recibido del contrato del BCIE”. Con un testigo así, que aporta documentos, audios y transferencias, uno entiende por qué en Zapote andan con el pelo de punta. Si la colaboración de Bulgarelli funciona, este caso podría dar un giro que dejaría a más de uno viendo para el ciprés. Todo el plan original, si es que existió, parece que se les fue al traste.
Diay, maes, con este enredo sobre la mesa y un testigo que canta como un jilguero... ¿Creen que la Fiscalía tiene un caso bien amarrado o que esto al final se va a caer como un coco? ¿Le terminarán quitando la inmunidad al presi en la Asamblea? ¡Suelten la sopa ustedes ahora en los comentarios!
El enredo es tan grande que la Fiscalía tuvo que partir la vara en tres expedientes distintos, porque cada personaje tiene un fuero o una condición legal diferente. El primer expediente, y el más delicado, es el que le apunta directo al presidente Chaves y al ministro de Cultura, Jorge Rodríguez. A los dos los acusan del presunto delito de concusión, que en tico significa, básicamente, usar el puestazo para obligar o convencer a alguien de que suelte plata o un beneficio que no le corresponde. Rodríguez, muy astuto, renunció a su inmunidad para que lo investiguen de una vez. Pero con Chaves, la papa caliente le toca a la Asamblea Legislativa, que tiene que votar el 22 de setiembre si le quitan el fuero. Mientras tanto, el presi alega que es una persecución y que “la red de cuido” se lo quiere volar.
Luego tenemos el segundo acto: el expediente de Federico “Choreco” Cruz. Como él nunca tuvo un puesto oficial en el Gobierno, aunque todo el mundo sabía que era una sombra del presidente, su caso va por aparte. La Fiscalía lo vincula con un “beneficio patrimonial” de $32.000 que habrían salido de toda esta contratación con el BCIE, platica que, supuestamente, era para comprarse una choza. “Choreco” no es un aparecido; fue el asesor principal de Chaves en campaña y uno de sus hombres de confianza en Casa Presidencial, el compa inseparable. Su amistad con el presidente es un punto clave que la Fiscalía no deja de subrayar. Definitivamente, ser el mejor amigo del presi en este brete parece que salió más caro que barato. ¡Qué sal!
Y ahora, el gran final, donde la trama explota: el expediente de Christian Bulgarelli. Este mae es la definición de “darle vuelta a la tortilla”. Pasó de ser imputado a convertirse en el “testigo de la corona” de la Fiscalía. A cambio de que le congelen su propio proceso, Bulgarelli se comprometió a soltar toda la sopa y entregar pruebas hasta para tirar para arriba. Según él, todo empezó por invitación de la exministra de Comunicación, Patricia Navarro. De ahí, lo llevaron a Zapote y, en reuniones con Chaves, Rodríguez y “Choreco”, le dijeron que el contrato con el BCIE era un hecho. Lo más increíble es la joyita que contó: “Me dijeron que (…) requerían que yo escribiera los términos de referencia, porque ellos no sabían cómo hacerlo”. O sea, le pidieron que hiciera el machote para autoconstratarse. Un nivel.
Pero la bomba atómica de Bulgarelli fue cuando confesó que el propio presidente Chaves le “exigió” meter a “Choreco” en el contrato. “Él no pide, él exige”, declaró. Para cumplir, dice que le depositó $32.000 a una cuenta ligada a la compra de una casa para Cruz. Y remató diciendo que, en una conversación, el mismo Chaves le dijo que tenía que darle a Federico “dinero de lo que había recibido del contrato del BCIE”. Con un testigo así, que aporta documentos, audios y transferencias, uno entiende por qué en Zapote andan con el pelo de punta. Si la colaboración de Bulgarelli funciona, este caso podría dar un giro que dejaría a más de uno viendo para el ciprés. Todo el plan original, si es que existió, parece que se les fue al traste.
Diay, maes, con este enredo sobre la mesa y un testigo que canta como un jilguero... ¿Creen que la Fiscalía tiene un caso bien amarrado o que esto al final se va a caer como un coco? ¿Le terminarán quitando la inmunidad al presi en la Asamblea? ¡Suelten la sopa ustedes ahora en los comentarios!