Maes, si han estado viendo las noticias o tienen la suerte de vivir con vista al Poás, seguro ya se dieron cuenta de que el coloso anda medio inquieto. Esta semana se mandó con al menos tres erupciones de ceniza, una vara que ya nos tiene acostumbrados, pero que no deja de ser impresionante. Desde el Ovsicori, la gente que sabe de este brete, confirmaron el movimiento y nos dieron un poco de luz para que no cunda el pánico. La verdad es que, aunque suene aparatoso, la explicación detrás de todo es bastante lógica y, por ahora, no es para salir corriendo a las montañas.
Hablamos con Cyril Müller, que es uno de los cargas del Ovsicori, y el mae nos puso la vara en perspectiva. Esto que está pasando no es que venga una nueva tanda de magma subiendo desde el centro de la Tierra, como pasó a principios de año. Más bien, lo que tenemos es un fenómeno que los científicos llaman "erupciones freáticas". En tico, para que todos entendamos: es básicamente una olla a presión gigante. Con las lluvias de las últimas semanas, el lago del cráter ha subido de nivel. Esa agua se filtra, se topa con el cuerpo de magma que está súper superficial y caliente, y ¡pum! Se genera una explosión de vapor, gases y ceniza. Son erupciones pequeñas pero explosivas, un recordatorio de la fuerza que tiene el volcán ahí guardada.
Ahora, ¿qué tan seguido está pasando esto? Diay, según Müller, es difícil llevar la cuenta exacta porque muchas veces el cráter está nublado. Pero está claro que estamos en un período de más actividad. El martes pasado, por ejemplo, se registró una columna de ceniza que alcanzó los 500 metros sobre el cráter, ¡casi nada! Y el miércoles hubo al menos otras dos más pequeñas. El Ovsicori lo dejó claro: con esta vara no se juega. Este tipo de erupciones superficiales no avisan, no tienen precursores claros como temblores fuertes, así que la recomendación es la de siempre: si andan por la zona, extremen las precauciones y no se la jueguen acercándose más de la cuenta.
Pero no todo es ceniza y advertencias. Hay un par de datos que son un verdadero espectáculo. ¿Han visto esas fotos nocturnas del Poás con una luz roja en el cráter? Bueno, resulta que los gases que emanan de la boca A están a 800 grados Celsius. Para que se hagan una idea, eso es como cuatro veces más caliente que el horno de la cocina cuando su mamá hace queque. Ese calor infernal es lo que provoca esa incandescencia nocturna. Y por otro lado, está la recuperación del lago. ¿Se acuerdan que a inicios de año estaba prácticamente seco? Pues en el último mes ha subido como dos metros. ¡Qué nivel la naturaleza para regenerarse! Claro, ese mismo lago es el que ahora está alimentando las erupciones freáticas.
En resumen, el Poás está en un ciclo muy activo pero, por ahora, controlado. El magma superficial va a tardar meses en enfriarse, así que es de esperar que sigamos viendo estas emisiones de ceniza y vapor por un buen tiempo, sobre todo ahora que entramos de lleno a la época lluviosa. La señal sísmica se mantiene con un tremor leve y no hay deformación del terreno, lo cual son buenas noticias. El nivel de actividad se mantiene en advertencia, lo que significa que hay que estar atentos, pero sin volverse locos. Es un recordatorio de que vivimos en un país geológicamente vivo y que nuestros volcanes siempre tienen algo que decir.
Y ahora para el foro: Maes, ¿alguno de ustedes ha logrado pegar una foto tuanis de la incandescencia o de las erupciones recientes? ¡Suban los chunches si tienen! ¿O más bien prefieren mantener la distancia por si las moscas?
Hablamos con Cyril Müller, que es uno de los cargas del Ovsicori, y el mae nos puso la vara en perspectiva. Esto que está pasando no es que venga una nueva tanda de magma subiendo desde el centro de la Tierra, como pasó a principios de año. Más bien, lo que tenemos es un fenómeno que los científicos llaman "erupciones freáticas". En tico, para que todos entendamos: es básicamente una olla a presión gigante. Con las lluvias de las últimas semanas, el lago del cráter ha subido de nivel. Esa agua se filtra, se topa con el cuerpo de magma que está súper superficial y caliente, y ¡pum! Se genera una explosión de vapor, gases y ceniza. Son erupciones pequeñas pero explosivas, un recordatorio de la fuerza que tiene el volcán ahí guardada.
Ahora, ¿qué tan seguido está pasando esto? Diay, según Müller, es difícil llevar la cuenta exacta porque muchas veces el cráter está nublado. Pero está claro que estamos en un período de más actividad. El martes pasado, por ejemplo, se registró una columna de ceniza que alcanzó los 500 metros sobre el cráter, ¡casi nada! Y el miércoles hubo al menos otras dos más pequeñas. El Ovsicori lo dejó claro: con esta vara no se juega. Este tipo de erupciones superficiales no avisan, no tienen precursores claros como temblores fuertes, así que la recomendación es la de siempre: si andan por la zona, extremen las precauciones y no se la jueguen acercándose más de la cuenta.
Pero no todo es ceniza y advertencias. Hay un par de datos que son un verdadero espectáculo. ¿Han visto esas fotos nocturnas del Poás con una luz roja en el cráter? Bueno, resulta que los gases que emanan de la boca A están a 800 grados Celsius. Para que se hagan una idea, eso es como cuatro veces más caliente que el horno de la cocina cuando su mamá hace queque. Ese calor infernal es lo que provoca esa incandescencia nocturna. Y por otro lado, está la recuperación del lago. ¿Se acuerdan que a inicios de año estaba prácticamente seco? Pues en el último mes ha subido como dos metros. ¡Qué nivel la naturaleza para regenerarse! Claro, ese mismo lago es el que ahora está alimentando las erupciones freáticas.
En resumen, el Poás está en un ciclo muy activo pero, por ahora, controlado. El magma superficial va a tardar meses en enfriarse, así que es de esperar que sigamos viendo estas emisiones de ceniza y vapor por un buen tiempo, sobre todo ahora que entramos de lleno a la época lluviosa. La señal sísmica se mantiene con un tremor leve y no hay deformación del terreno, lo cual son buenas noticias. El nivel de actividad se mantiene en advertencia, lo que significa que hay que estar atentos, pero sin volverse locos. Es un recordatorio de que vivimos en un país geológicamente vivo y que nuestros volcanes siempre tienen algo que decir.
Y ahora para el foro: Maes, ¿alguno de ustedes ha logrado pegar una foto tuanis de la incandescencia o de las erupciones recientes? ¡Suban los chunches si tienen! ¿O más bien prefieren mantener la distancia por si las moscas?