Diay, maes, ¿se acuerdan cuando parecía que al presidente Chaves no se le pegaba nada? Podía salir a decir cualquier vara en la conferencia de prensa y su popularidad seguía por las nubes. Bueno, parece que esa luna de miel está llegando a su fin y el teflón de la sartén presidencial ya muestra sus primeras rayas serias. La última encuesta del CIEP de la UCR, que nunca perdona, acaba de salir del horno y los números confirman lo que muchos ya sentíamos en la calle: el apoyo al mandatario y a su gobierno viene en picada.
Vamos a los datos, que es donde la cosa se pone interesante. El respaldo a Chaves bajó a un 52%, que si bien no es para salir corriendo, sí marca una tendencia clara a la baja desde aquel 63% que tenía a finales del año pasado. Y casi como un reflejo en el espejo, el apoyo al Gobierno en general se parqueó en un 51%. Pero aquí es donde la vara se pone fea de verdad: un aplastante 70% de los ticos tiene “poca o ninguna confianza” en que este gobierno pueda solucionar los problemas del país. ¡Setenta por ciento! Mae, eso no es una cifra, es un portazo en la cara. Significa que 7 de cada 10 personas ven el panorama y piensan: "salados, de esta no salimos con ellos". ¡Qué despiche!
Lo más revelador, como siempre, es cuando uno escarba un poquito en quiénes siguen firmes con el Presi. La encuesta nos dice que su núcleo duro son, principalmente, hombres entre 35 y 54 años, con educación de primaria o secundaria, y que viven en las costas: Limón, Puntarenas y Guanacaste. Pero lo que me dejó pensando fue el análisis de los investigadores del CIEP. Resulta que cuando le preguntan a la gente por qué apoya al gobierno, casi nadie menciona una obra concreta, una ley, un proyecto. Nada. La gente habla de “firmeza”, “liderazgo”, “cambios”… puras generalidades. Esto demuestra que el gobierno ha sido un carga para vender una narrativa, un estilo, pero no tanto para entregar resultados tangibles. La gente no se enamoró de un plan de brete, se enamoró de un personaje.
Y mientras la percepción sobre el “liderazgo” se mantiene en una burbuja, la realidad en la calle nos está comiendo vivos. El principal problema para el 45% de los costarricenses es, de lejos, la inseguridad. Mae, ese número es una bestialidad. Ha crecido sin parar y ya triplica la preocupación por la corrupción, que se queda en un segundo lugar con un 15.5%. Para que se hagan una idea, el miedo a que te bajen del bus o te metan un susto en la choza le está ganando por goleada al enojo por los chorizos de cuello blanco. El costo de la vida, que antes era el dolor de cabeza de todos, ahora es un tercer problema lejano. La gente está dispuesta a pagar el arroz más caro si eso significa poder caminar tranquila por la noche.
Entonces, el panorama que nos deja la encuesta es el de un país partido en dos. Por un lado, un gobierno que todavía mantiene el apoyo de la mitad de la población gracias a una narrativa de mano dura y un estilo confrontativo. Por el otro, una realidad cada vez más cruda donde la inseguridad nos tiene con el Jesús en la boca y la confianza en que las cosas mejoren se fue al traste. La gran pregunta es cuánto tiempo más puede sostenerse la popularidad en pura percepción, mientras los problemas reales siguen creciendo como la espuma.
Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿Creen que esto es solo una mala racha para el Gobierno o de verdad el modelo se está agotando? ¿Qué tiene que pasar para que esa percepción de "firmeza" se traduzca en soluciones reales, sobre todo en seguridad? ¡Los leo en los comentarios!
Vamos a los datos, que es donde la cosa se pone interesante. El respaldo a Chaves bajó a un 52%, que si bien no es para salir corriendo, sí marca una tendencia clara a la baja desde aquel 63% que tenía a finales del año pasado. Y casi como un reflejo en el espejo, el apoyo al Gobierno en general se parqueó en un 51%. Pero aquí es donde la vara se pone fea de verdad: un aplastante 70% de los ticos tiene “poca o ninguna confianza” en que este gobierno pueda solucionar los problemas del país. ¡Setenta por ciento! Mae, eso no es una cifra, es un portazo en la cara. Significa que 7 de cada 10 personas ven el panorama y piensan: "salados, de esta no salimos con ellos". ¡Qué despiche!
Lo más revelador, como siempre, es cuando uno escarba un poquito en quiénes siguen firmes con el Presi. La encuesta nos dice que su núcleo duro son, principalmente, hombres entre 35 y 54 años, con educación de primaria o secundaria, y que viven en las costas: Limón, Puntarenas y Guanacaste. Pero lo que me dejó pensando fue el análisis de los investigadores del CIEP. Resulta que cuando le preguntan a la gente por qué apoya al gobierno, casi nadie menciona una obra concreta, una ley, un proyecto. Nada. La gente habla de “firmeza”, “liderazgo”, “cambios”… puras generalidades. Esto demuestra que el gobierno ha sido un carga para vender una narrativa, un estilo, pero no tanto para entregar resultados tangibles. La gente no se enamoró de un plan de brete, se enamoró de un personaje.
Y mientras la percepción sobre el “liderazgo” se mantiene en una burbuja, la realidad en la calle nos está comiendo vivos. El principal problema para el 45% de los costarricenses es, de lejos, la inseguridad. Mae, ese número es una bestialidad. Ha crecido sin parar y ya triplica la preocupación por la corrupción, que se queda en un segundo lugar con un 15.5%. Para que se hagan una idea, el miedo a que te bajen del bus o te metan un susto en la choza le está ganando por goleada al enojo por los chorizos de cuello blanco. El costo de la vida, que antes era el dolor de cabeza de todos, ahora es un tercer problema lejano. La gente está dispuesta a pagar el arroz más caro si eso significa poder caminar tranquila por la noche.
Entonces, el panorama que nos deja la encuesta es el de un país partido en dos. Por un lado, un gobierno que todavía mantiene el apoyo de la mitad de la población gracias a una narrativa de mano dura y un estilo confrontativo. Por el otro, una realidad cada vez más cruda donde la inseguridad nos tiene con el Jesús en la boca y la confianza en que las cosas mejoren se fue al traste. La gran pregunta es cuánto tiempo más puede sostenerse la popularidad en pura percepción, mientras los problemas reales siguen creciendo como la espuma.
Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿Creen que esto es solo una mala racha para el Gobierno o de verdad el modelo se está agotando? ¿Qué tiene que pasar para que esa percepción de "firmeza" se traduzca en soluciones reales, sobre todo en seguridad? ¡Los leo en los comentarios!