¡Ay, Dios mío! Parece que la polémica alrededor del proyecto del tren eléctrico, llamado Tibisey, sigue creciendo a paso de tortuga. Claudia Dobles, candidata presidencial, sacudió la gallina el martes pasado cuestionando que los usuarios podrían tener que soltarle hasta ¡¢96.000 al mes! para poder moverse en él. Esto, considerando que el gobierno de Rodrigo Chaves propone una tarifa de ¢1.200 por trayecto... ¡Imagínate!
Dobles, sin pelos en la lengua, dio el ejemplo de una estudiante de Cartago que viaja a la Universidad Nacional en Heredia. Conectando las dos líneas, tendrían que afrontar unos ¢4.800 diarios, lo que se traduce en ¡¢96.000 mensuales! Si solo usaran una línea, bajaría a ¢48.000, pero todavía es un buen pastonazo para muchos estudiantes y trabajadores.
“¿Este realmente es el proyecto del pueblo?”, se preguntó Dobles, con evidente sarcasmo. Añadiendo que “de este pueblo no es, porque no le va a resolver la vida.” Lo que llevó a lanzar la frase icónica: “Yo no sé cuál es el pueblo que el presidente de la República dice que tiene la capacidad para montarse en el tren”. Claramente, ahí se veía la frustración y el descontento con cómo se está manejando el asunto.
Pero la cosa no termina ahí, porque Dobles también apuntó que el proyecto, tal como está planteado, deja por fuera a cerca de 500.000 personas. Vecinos de lugares como San Rafael, Lagunilla y Ciruelas en Alajuela, Catedral, Hospital, Mata Redonda, Pavas y Lindora en San José, y Belén en Heredia, quedarían sin acceso a este supuesto beneficio. ¡Qué pena!
Uno de los puntos más criticados es el tramo que llega a El Coyol, con una parada en Parque Viva. El presidente Chaves ha insinuado que esto podría ser algún tipo de “contubernio” con La Nación, dueña de ese lugar. Aunque Dobles defendió que esa ruta sí beneficiaría a quienes viven en la zona y a los trabajadores de las zonas francas, argumentando que el derecho de vía ya existe por allí. Con toda razón, ¿quién se va a negar a que facilite el acceso a gente que trabaja duro?
Dobles aprovechó para defender el plan ferroviario que ella misma impulsó durante la administración de Carlos Alvarado, con tarifas de ¢500, mayor frecuencia, cinco líneas, 47 estaciones y 29 pasos a desnivel. Dijo que su propuesta era “una transformación completa del transporte público, incluyendo sectorización y modernización de la flota vehicular.” ¡Uy, parece que hubo cambios de opinión por todos lados!
En cuanto a las críticas del presidente Chaves, quien alegó que Dobles no era funcionaria pública y aun así lideraba el proyecto, ella respondió con contundencia, citando una resolución de la Procuraduría General que permite a las primeras damas coordinar tareas delegadas por el presidente. Y remató diciendo: “Logré avanzar en planificación urbana, en tren eléctrico, Telca, isla San Lucas y avanzar en otro montón de proyectos como simple ciudadana, imagínense señor presidente lo que yo voy a lograr como presidenta de la República.” ¡Ardidísima, diay!
En fin, el debate continúa candentísimo. Con este precio tan elevado y dejando afuera a tanta gente, ¿este tren eléctrico realmente va a ser un beneficio para el país o se convertirá en otra inversión faraónica que solo engorda las arcas de unos pocos? ¿Ustedes creen que el gobierno debería reconsiderar las tarifas y ampliar la cobertura del proyecto para hacerlo accesible a toda la población?
Dobles, sin pelos en la lengua, dio el ejemplo de una estudiante de Cartago que viaja a la Universidad Nacional en Heredia. Conectando las dos líneas, tendrían que afrontar unos ¢4.800 diarios, lo que se traduce en ¡¢96.000 mensuales! Si solo usaran una línea, bajaría a ¢48.000, pero todavía es un buen pastonazo para muchos estudiantes y trabajadores.
“¿Este realmente es el proyecto del pueblo?”, se preguntó Dobles, con evidente sarcasmo. Añadiendo que “de este pueblo no es, porque no le va a resolver la vida.” Lo que llevó a lanzar la frase icónica: “Yo no sé cuál es el pueblo que el presidente de la República dice que tiene la capacidad para montarse en el tren”. Claramente, ahí se veía la frustración y el descontento con cómo se está manejando el asunto.
Pero la cosa no termina ahí, porque Dobles también apuntó que el proyecto, tal como está planteado, deja por fuera a cerca de 500.000 personas. Vecinos de lugares como San Rafael, Lagunilla y Ciruelas en Alajuela, Catedral, Hospital, Mata Redonda, Pavas y Lindora en San José, y Belén en Heredia, quedarían sin acceso a este supuesto beneficio. ¡Qué pena!
Uno de los puntos más criticados es el tramo que llega a El Coyol, con una parada en Parque Viva. El presidente Chaves ha insinuado que esto podría ser algún tipo de “contubernio” con La Nación, dueña de ese lugar. Aunque Dobles defendió que esa ruta sí beneficiaría a quienes viven en la zona y a los trabajadores de las zonas francas, argumentando que el derecho de vía ya existe por allí. Con toda razón, ¿quién se va a negar a que facilite el acceso a gente que trabaja duro?
Dobles aprovechó para defender el plan ferroviario que ella misma impulsó durante la administración de Carlos Alvarado, con tarifas de ¢500, mayor frecuencia, cinco líneas, 47 estaciones y 29 pasos a desnivel. Dijo que su propuesta era “una transformación completa del transporte público, incluyendo sectorización y modernización de la flota vehicular.” ¡Uy, parece que hubo cambios de opinión por todos lados!
En cuanto a las críticas del presidente Chaves, quien alegó que Dobles no era funcionaria pública y aun así lideraba el proyecto, ella respondió con contundencia, citando una resolución de la Procuraduría General que permite a las primeras damas coordinar tareas delegadas por el presidente. Y remató diciendo: “Logré avanzar en planificación urbana, en tren eléctrico, Telca, isla San Lucas y avanzar en otro montón de proyectos como simple ciudadana, imagínense señor presidente lo que yo voy a lograr como presidenta de la República.” ¡Ardidísima, diay!
En fin, el debate continúa candentísimo. Con este precio tan elevado y dejando afuera a tanta gente, ¿este tren eléctrico realmente va a ser un beneficio para el país o se convertirá en otra inversión faraónica que solo engorda las arcas de unos pocos? ¿Ustedes creen que el gobierno debería reconsiderar las tarifas y ampliar la cobertura del proyecto para hacerlo accesible a toda la población?