¡Ay, Dios mío, qué bronca! La noticia sacudió a todo el país: el accidente en Palmares que dejó a Eli Feinzaig luchando por recuperarse y, lamentablemente, nos quitó a Éricka Benavides. Pero bueno, después de varios días de silencio, el candidato liberoliberal finalmente habló, y vaya que dio que hablar. Desde el hospital, con voz un poco quebradita, Eli nos contó cómo se siente y mandó un saludo a toda la gente que lo está apoyando.
Para los que andaban preguntándose qué pasó exactamente, recuerden que todo sucedió en la carretera Bernardo Soto, camino a una entrevista en una emisora de la Zona Oeste. Un choque tremendo entre el carro del PLP y un camión, ¡imagínate la impresión!, dejó consecuencias devastadoras. La pobre Éricka, una pata clave en el equipo de campaña, desafortunadamente no sobrevivió al impacto. Una pérdida enorme, dicen algunos, que deja un vacío imposible de llenar dentro del partido.
Y hablando del PLP, vaya rollo. Según fuentes internas, el ambiente ahí estaba pesadísimo. Dicen que este es el peor golpe que ha recibido la agrupación en toda su historia. Además de la tristeza por Éricka, tienen a Fabián Cascante, el chofer, peleando por su vida en la UCI, y a Don Pablo Trigueros, el chofer del otro carro, también en condiciones delicadas. Un brete para todos, sin duda alguna. Uno se pone en el lugar y dice: ¡qué sal!
Pero Eli, a pesar del susto y el dolor, parece que mantiene la calma. En sus declaraciones, agradeció las muchísimas muestras de cariño y apoyo que ha recibido de todo el país. Desde mensajes en redes sociales hasta arreglos de comida para el equipo de campaña, la gente realmente se solidarizó con él. Él mismo dijo estar agradecido con los cuerpos de rescate, la Cruz Roja y los doctores que trabajaron incansablemente para atender la emergencia en Palmares. "Sin ellos, la cosa habría sido mucho peor," comentó.
Ahora bien, hablemos de la salud de Eli. Según el parte médico, está estable, consciente, aunque con unos moretones y rasguños de esos que dan ganas de echarse a llorar. Lo mantienen bajo observación, dicen los doctores, para asegurarse de que todo esté funcionando bien. Esperemos que pronto pueda salir del hospital y volver a conectar con la gente. Él mismo ha dicho que quiere seguir adelante con su campaña, pero claro, esto va a tomar tiempo y requiere mucha fuerza mental, ¿eh?
Este incidente, obviamente, cambia el panorama de la contienda electoral. No sabemos si Eli va a poder retomar su ritmo normal, ni cómo afectará esto a la estrategia del PLP. Algunos analistas políticos aseguran que el accidente podría generar un efecto lástima, pero otros creen que la polarización política seguirá siendo el factor determinante en estas elecciones. Veremos qué pasa, mae. El tiempo lo dirá.
Uno no puede negar que este episodio ha tocado fibras sensibles en muchos costarriqueños. La imagen de Eli en el hospital, rodeado de familiares y amigos, transmitió una sensación de vulnerabilidad y humanidad que pocos habían visto antes. A pesar de sus ambiciones políticas, Eli Feinzaig es, al final del día, un ser humano que está sufriendo una gran pérdida. Y eso, señoras y señores, nos recuerda que detrás de cada político hay una persona con sentimientos, sueños y seres queridos.
En fin, un momento difícil para Eli Feinzaig, para el Partido Liberal Progresista y para todo Costa Rica. Pero también una oportunidad para reflexionar sobre nuestra capacidad de solidaridad y empatía. Después de todo esto, me pregunto: ¿cree usted que este tipo de tragedias debería llevar a una pausa en la campaña política, permitiendo que los candidatos se enfoquen en brindar apoyo a las familias afectadas y en la reflexión sobre los valores fundamentales que nos unen como nación?
Para los que andaban preguntándose qué pasó exactamente, recuerden que todo sucedió en la carretera Bernardo Soto, camino a una entrevista en una emisora de la Zona Oeste. Un choque tremendo entre el carro del PLP y un camión, ¡imagínate la impresión!, dejó consecuencias devastadoras. La pobre Éricka, una pata clave en el equipo de campaña, desafortunadamente no sobrevivió al impacto. Una pérdida enorme, dicen algunos, que deja un vacío imposible de llenar dentro del partido.
Y hablando del PLP, vaya rollo. Según fuentes internas, el ambiente ahí estaba pesadísimo. Dicen que este es el peor golpe que ha recibido la agrupación en toda su historia. Además de la tristeza por Éricka, tienen a Fabián Cascante, el chofer, peleando por su vida en la UCI, y a Don Pablo Trigueros, el chofer del otro carro, también en condiciones delicadas. Un brete para todos, sin duda alguna. Uno se pone en el lugar y dice: ¡qué sal!
Pero Eli, a pesar del susto y el dolor, parece que mantiene la calma. En sus declaraciones, agradeció las muchísimas muestras de cariño y apoyo que ha recibido de todo el país. Desde mensajes en redes sociales hasta arreglos de comida para el equipo de campaña, la gente realmente se solidarizó con él. Él mismo dijo estar agradecido con los cuerpos de rescate, la Cruz Roja y los doctores que trabajaron incansablemente para atender la emergencia en Palmares. "Sin ellos, la cosa habría sido mucho peor," comentó.
Ahora bien, hablemos de la salud de Eli. Según el parte médico, está estable, consciente, aunque con unos moretones y rasguños de esos que dan ganas de echarse a llorar. Lo mantienen bajo observación, dicen los doctores, para asegurarse de que todo esté funcionando bien. Esperemos que pronto pueda salir del hospital y volver a conectar con la gente. Él mismo ha dicho que quiere seguir adelante con su campaña, pero claro, esto va a tomar tiempo y requiere mucha fuerza mental, ¿eh?
Este incidente, obviamente, cambia el panorama de la contienda electoral. No sabemos si Eli va a poder retomar su ritmo normal, ni cómo afectará esto a la estrategia del PLP. Algunos analistas políticos aseguran que el accidente podría generar un efecto lástima, pero otros creen que la polarización política seguirá siendo el factor determinante en estas elecciones. Veremos qué pasa, mae. El tiempo lo dirá.
Uno no puede negar que este episodio ha tocado fibras sensibles en muchos costarriqueños. La imagen de Eli en el hospital, rodeado de familiares y amigos, transmitió una sensación de vulnerabilidad y humanidad que pocos habían visto antes. A pesar de sus ambiciones políticas, Eli Feinzaig es, al final del día, un ser humano que está sufriendo una gran pérdida. Y eso, señoras y señores, nos recuerda que detrás de cada político hay una persona con sentimientos, sueños y seres queridos.
En fin, un momento difícil para Eli Feinzaig, para el Partido Liberal Progresista y para todo Costa Rica. Pero también una oportunidad para reflexionar sobre nuestra capacidad de solidaridad y empatía. Después de todo esto, me pregunto: ¿cree usted que este tipo de tragedias debería llevar a una pausa en la campaña política, permitiendo que los candidatos se enfoquen en brindar apoyo a las familias afectadas y en la reflexión sobre los valores fundamentales que nos unen como nación?
