¡Aguante! Parece que el panorama económico pa' los negociavos está más chivito que nunca. Según el estudio más reciente del IICE-UCR, las empresas andan con las miras puestas en el cierre de 2025, mostrando unas expectativas que ni el abuelo Don Chepe en sus mejores tiempos imaginaba. Vamos a destrabarles la movida a ustedes, mi gente, porque esto suena demasiado bueno pa’ ser verdad, ¿no?
La encuesta, hecha a 441 empresas de todos lados – desde el aguacatero hasta la capital – revela que el Índice Global de Expectativas Empresariales llegó a 56,2 puntos en el último trimestre. Eso, mis panas, significa que estamos por arriba del promedio histórico. O sea, ¡más confianza que nunca! Se analizaron cosas como la inversión, el empleo, las ventas y cómo va la economía en general. Esto es importante porque nos da una idea de cómo le va al país, aunque a veces estos números se vean lejos de la realidad que vivimos en la calle.
Lo más bacán (o eso dicen) es que casi el 70% de las empresas no esperan cambiar nada en la planilla. Un buen bocado piensa aumentar el número de trabajadores y apenas un chiquitito dice que van a tener que mandar algunos pa’ casa. Las micro y pequeñas empresas, esas que mueven la rueda verdadera, son las que más piensan contratar, así que ahí hay un rayito de esperanza pa' muchos ticos que andamos buscando brete.
Y hablando de bretes, parece que los negociavos se están echando las manos pa’ atrás con las utilidades. Más de la mitad espera que les vaya bien, algunos creen que se mantendrán igual y otros, con más ganas, piensan que sí van a haber ganancias. En especial, los del agro, la construcción y la manufactura andan bastante contentos con las proyecciones. ¡Eso es como ponerle gasolina al motor de la economía!
Además, la mayoría de los dueños de negocio creen que ahora sí van a estar más fuertes que antes frente a la competencia. Lo que quiere decir que, aunque siempre haya lucha, las empresas ticas saben cómo defender su espacio en el mercado. Esto es fundamental para seguir creciendo y ofrecer productos y servicios de calidad a la población. Que siga así, ¡pa’ que no se duerman en los laureles!
Pero ojo, que no todo es miel sobre hojuelas. La inversión sigue siendo un tema delicado. Solo un pequeño porcentaje de los empresarios está pensando en meterle mano a mejorar la infraestructura, comprar maquinarias nuevas o invertir en tecnología punta. La mayoría prefiere quedarse con lo básico pa’ que el negocio siga funcionando. El sector de servicios es la excepción, ellos sí están con ganas de innovar y expandirse. Imaginen cuánta diferencia podría hacer si todos metieran el turbo en la inversión… ¡Sería otro rollo!
El tipo de cambio tampoco preocupa mucho. Casi el 70% cree que se va a mantener igual, lo cual sería una excelente noticia pa’ no sentir el golpe de la inflación. Porque cuando el dólar sube, todos sentimos el apretón en el bolsillo, diay. Y pa' esos que sí esperan algún cambio, la mayoría piensa que será mínimo, así que no hay motivo pa' alarmarse. Aunque, claro, siempre hay que estar ojo avizor, ¿eh?
Entonces, ¿todo pinta color de rosa? Quizás sí, quizás no. Los números son bonitos, pero la realidad es que todavía hay mucha gente luchando pa’ llegar a fin de mes. Nos queda preguntarnos: ¿Cómo podemos asegurarnos de que este crecimiento económico se traduzca en beneficios reales para todos los costarricenses, y no solo pa’ unos cuantos privilegiados? ¿Debería el gobierno intervenir más activamente para redistribuir la riqueza y garantizar que nadie se quede atrás?
La encuesta, hecha a 441 empresas de todos lados – desde el aguacatero hasta la capital – revela que el Índice Global de Expectativas Empresariales llegó a 56,2 puntos en el último trimestre. Eso, mis panas, significa que estamos por arriba del promedio histórico. O sea, ¡más confianza que nunca! Se analizaron cosas como la inversión, el empleo, las ventas y cómo va la economía en general. Esto es importante porque nos da una idea de cómo le va al país, aunque a veces estos números se vean lejos de la realidad que vivimos en la calle.
Lo más bacán (o eso dicen) es que casi el 70% de las empresas no esperan cambiar nada en la planilla. Un buen bocado piensa aumentar el número de trabajadores y apenas un chiquitito dice que van a tener que mandar algunos pa’ casa. Las micro y pequeñas empresas, esas que mueven la rueda verdadera, son las que más piensan contratar, así que ahí hay un rayito de esperanza pa' muchos ticos que andamos buscando brete.
Y hablando de bretes, parece que los negociavos se están echando las manos pa’ atrás con las utilidades. Más de la mitad espera que les vaya bien, algunos creen que se mantendrán igual y otros, con más ganas, piensan que sí van a haber ganancias. En especial, los del agro, la construcción y la manufactura andan bastante contentos con las proyecciones. ¡Eso es como ponerle gasolina al motor de la economía!
Además, la mayoría de los dueños de negocio creen que ahora sí van a estar más fuertes que antes frente a la competencia. Lo que quiere decir que, aunque siempre haya lucha, las empresas ticas saben cómo defender su espacio en el mercado. Esto es fundamental para seguir creciendo y ofrecer productos y servicios de calidad a la población. Que siga así, ¡pa’ que no se duerman en los laureles!
Pero ojo, que no todo es miel sobre hojuelas. La inversión sigue siendo un tema delicado. Solo un pequeño porcentaje de los empresarios está pensando en meterle mano a mejorar la infraestructura, comprar maquinarias nuevas o invertir en tecnología punta. La mayoría prefiere quedarse con lo básico pa’ que el negocio siga funcionando. El sector de servicios es la excepción, ellos sí están con ganas de innovar y expandirse. Imaginen cuánta diferencia podría hacer si todos metieran el turbo en la inversión… ¡Sería otro rollo!
El tipo de cambio tampoco preocupa mucho. Casi el 70% cree que se va a mantener igual, lo cual sería una excelente noticia pa’ no sentir el golpe de la inflación. Porque cuando el dólar sube, todos sentimos el apretón en el bolsillo, diay. Y pa' esos que sí esperan algún cambio, la mayoría piensa que será mínimo, así que no hay motivo pa' alarmarse. Aunque, claro, siempre hay que estar ojo avizor, ¿eh?
Entonces, ¿todo pinta color de rosa? Quizás sí, quizás no. Los números son bonitos, pero la realidad es que todavía hay mucha gente luchando pa’ llegar a fin de mes. Nos queda preguntarnos: ¿Cómo podemos asegurarnos de que este crecimiento económico se traduzca en beneficios reales para todos los costarricenses, y no solo pa’ unos cuantos privilegiados? ¿Debería el gobierno intervenir más activamente para redistribuir la riqueza y garantizar que nadie se quede atrás?