¡Ay, Dios mío! Este caso de Espinoza Barahona se puso feo, bien feo. Resulta que este señor tendrá que pasar los próximos tres meses tras las rejas, así dicen los jueces de Siquirres, en Limón. Todo por acusaciones de maltrato, ofensas y amenazas contra su compañera de vida. ¡Qué torta!
La jueza le impuso la prisión preventiva como una especie de medida precautoria, pa' que no se escape ni haga ninguna travesura mientras avanza la investigación. Según fuentes cercanas a la Fiscalía, la Plataforma Integrada de Servicios de Atención a la Víctima (PISAV) fue quien pidió la medida, porque parece que la cosa estaba bastante cabrona.
Todo empezó cuando el Centro de Atención Integral en Salud (CAIS) de la CCSS en Siquirres atendió a la señora. Ahí, los profesionales médicos detectaron signos evidentes de violencia física. No era un moretón cualquiera, chunche, sino algo que daba miedo. Las autoridades no tardaron en moverse, revisaron los daños y ya pusieron al sospechoso bajo custodia, directo al calabozo.
Al parecer, los hechos ocurrieron en pleno amanecer del 15 de octubre, cuando todavía todos estaban medio dormidos. Pero la víctima no se quedó callada; buscó ayuda y ahora se encuentra recibiendo atención médica especializada en otro centro, viendo con unos ortopedistas qué tan grave está la situación. Ojalá se recupere pronto, diay.
Ahora, entre tanto, toca esperar a ver cómo va avanzando la investigación. Lo que sí está claro es que la situación es seria y que el Estado está tomando cartas en el asunto. Se busca proteger a la víctima y garantizar que se haga justicia. Aunque a veces uno piensa, '¿pa’ qué tanto brete si luego las cosas siguen igual?', pero bueno, hay que darle una oportunidad al sistema.
Este caso nos recuerda, otra vez, la preocupante realidad de la violencia doméstica en nuestro país. Parece que cada día escuchamos una historia peor que la anterior. Ya no es cosa de otros países, es aquí, en nuestras propias comunidades, en nuestros propios hogares. Hay que ponerlele duro a este problema, porque llegar a estos extremos es inaceptable.
Y hablando de casos parecidos, apenas la semana pasada salió la noticia de ese tipo que mató a Ligia Faerron... ¡Qué sal! Una tragedia terrible que nos dejó a todos impactados. Luego tenemos el tema de los carros sumergidos en la UCR… ¡ufff!, una chincha, eso sí. Y encima, Laura Fernández queriendo tocar las libertades individuales… ¡Qué carga! Esta política a veces te hace sacar los canas verdes, mae.
En fin, la situación es compleja y requiere de mucho esfuerzo colectivo. Tenemos que hablarlo, denunciarlo y apoyarnos mutuamente. ¿Ustedes creen que las medidas actuales son suficientes para combatir la violencia doméstica en Costa Rica, o necesitamos acciones más contundentes? ¿Qué les parece que deberíamos hacer para crear una sociedad más segura y respetuosa para todas y todos?
La jueza le impuso la prisión preventiva como una especie de medida precautoria, pa' que no se escape ni haga ninguna travesura mientras avanza la investigación. Según fuentes cercanas a la Fiscalía, la Plataforma Integrada de Servicios de Atención a la Víctima (PISAV) fue quien pidió la medida, porque parece que la cosa estaba bastante cabrona.
Todo empezó cuando el Centro de Atención Integral en Salud (CAIS) de la CCSS en Siquirres atendió a la señora. Ahí, los profesionales médicos detectaron signos evidentes de violencia física. No era un moretón cualquiera, chunche, sino algo que daba miedo. Las autoridades no tardaron en moverse, revisaron los daños y ya pusieron al sospechoso bajo custodia, directo al calabozo.
Al parecer, los hechos ocurrieron en pleno amanecer del 15 de octubre, cuando todavía todos estaban medio dormidos. Pero la víctima no se quedó callada; buscó ayuda y ahora se encuentra recibiendo atención médica especializada en otro centro, viendo con unos ortopedistas qué tan grave está la situación. Ojalá se recupere pronto, diay.
Ahora, entre tanto, toca esperar a ver cómo va avanzando la investigación. Lo que sí está claro es que la situación es seria y que el Estado está tomando cartas en el asunto. Se busca proteger a la víctima y garantizar que se haga justicia. Aunque a veces uno piensa, '¿pa’ qué tanto brete si luego las cosas siguen igual?', pero bueno, hay que darle una oportunidad al sistema.
Este caso nos recuerda, otra vez, la preocupante realidad de la violencia doméstica en nuestro país. Parece que cada día escuchamos una historia peor que la anterior. Ya no es cosa de otros países, es aquí, en nuestras propias comunidades, en nuestros propios hogares. Hay que ponerlele duro a este problema, porque llegar a estos extremos es inaceptable.
Y hablando de casos parecidos, apenas la semana pasada salió la noticia de ese tipo que mató a Ligia Faerron... ¡Qué sal! Una tragedia terrible que nos dejó a todos impactados. Luego tenemos el tema de los carros sumergidos en la UCR… ¡ufff!, una chincha, eso sí. Y encima, Laura Fernández queriendo tocar las libertades individuales… ¡Qué carga! Esta política a veces te hace sacar los canas verdes, mae.
En fin, la situación es compleja y requiere de mucho esfuerzo colectivo. Tenemos que hablarlo, denunciarlo y apoyarnos mutuamente. ¿Ustedes creen que las medidas actuales son suficientes para combatir la violencia doméstica en Costa Rica, o necesitamos acciones más contundentes? ¿Qué les parece que deberíamos hacer para crear una sociedad más segura y respetuosa para todas y todos?
