¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez con estas varas que nos caen encima... Este lunes amanecimos con la noticia bomba: un tipo de nacionalidad nicaragüense, con cédula de residencia acá en Costa Rica, va camino a enfrentar cargos serios en Estados Unidos por narcotráfico. Parece sacado de película, pero esto es bien real, má’e.
Resulta que este sujeto, identificado como Ruiz (y ahí se queda el apellido nomás), estaría involucrado en una organización criminal internacional que usaba San José como su base de operaciones. Según las autoridades estadounidenses, estos tramperos se dedicaban al trasiego de cocaína desde Costa Rica hacia otros países. Una cosa seria, diay.
Lo que más me sorprende es cómo se organizaba el negocio, pues el pobre Ruiz, según el tribunal de Florida, era uno de los jefes. No andaba precisamente vendiendo bolsitas en la calle; parecía que manejaba cargamentos, hacía logística, administraba las ganancias… ¡Un brete de responsabilidades! Imagínate la presión que debía sentir, aunque claro, eso no justifica nada de lo que hizo.
Y ojo porque no estamos hablando de cantidades pequeñas. Al parecer, el mae estaba listo para entregar 35 kilos de cocaína a unos agentes encubiertos cuando lo agarraron, el pasado 7 de marzo. En medio de una revisión encontraron la droga escondida en un carro que le habían hecho “arreglitos” para camuflar la mercancía. ¡Qué invento!, pero la poli no se dejó engañar, ¡ni modo!
Pero eso no fue todo. Al mismo tiempo que lo pillaron a él, hicieron un allanamiento en una propiedad donde guardaban la droga. ¡Agárrense que esto cae!: encontraron 60 kilogramos de cocaína más. Sesenta kilos, má’e, ¡una torta monumental! Claramente, no eran aficionados a andar jugando con unas pocas pastillas.
Ahora, la defensa seguramente buscará alguna laguna legal, alegará persecución política o cualquier otro argumento para intentar evitar la extradición. Pero parece que el caso está bastante encaminado, y las autoridades gringas ya pidieron formalmente su captura con fines de extradición. Ya veremos qué pasa, aunque la verdad es que parece una jugada perdida para ellos.
Este caso nos pone a reflexionar sobre la seguridad de nuestras fronteras y cómo Costa Rica puede estar siendo utilizada como puente para el tráfico de drogas. No es ningún secreto que tenemos problemas con la vigilancia en nuestros puertos y aeropuertos, y esto demuestra que necesitamos reforzar esos controles si queremos mantener nuestra imagen de país seguro y estable. Además, resalta la importancia de la cooperación internacional para combatir este flagelo que afecta a toda la región.
Esta vara es dura, pura realidad. Costa Rica siempre ha sido un lugar tranquilo, un refugio para muchos, pero parece que también hemos atraído la atención de gente con malas intenciones. ¿Ustedes creen que el gobierno debería invertir más recursos en fortalecer la lucha contra el narcotráfico o considerar otras medidas más drásticas para controlar el flujo de personas que entran al país? ¡Déjenme sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensan ustedes sobre esto!
Resulta que este sujeto, identificado como Ruiz (y ahí se queda el apellido nomás), estaría involucrado en una organización criminal internacional que usaba San José como su base de operaciones. Según las autoridades estadounidenses, estos tramperos se dedicaban al trasiego de cocaína desde Costa Rica hacia otros países. Una cosa seria, diay.
Lo que más me sorprende es cómo se organizaba el negocio, pues el pobre Ruiz, según el tribunal de Florida, era uno de los jefes. No andaba precisamente vendiendo bolsitas en la calle; parecía que manejaba cargamentos, hacía logística, administraba las ganancias… ¡Un brete de responsabilidades! Imagínate la presión que debía sentir, aunque claro, eso no justifica nada de lo que hizo.
Y ojo porque no estamos hablando de cantidades pequeñas. Al parecer, el mae estaba listo para entregar 35 kilos de cocaína a unos agentes encubiertos cuando lo agarraron, el pasado 7 de marzo. En medio de una revisión encontraron la droga escondida en un carro que le habían hecho “arreglitos” para camuflar la mercancía. ¡Qué invento!, pero la poli no se dejó engañar, ¡ni modo!
Pero eso no fue todo. Al mismo tiempo que lo pillaron a él, hicieron un allanamiento en una propiedad donde guardaban la droga. ¡Agárrense que esto cae!: encontraron 60 kilogramos de cocaína más. Sesenta kilos, má’e, ¡una torta monumental! Claramente, no eran aficionados a andar jugando con unas pocas pastillas.
Ahora, la defensa seguramente buscará alguna laguna legal, alegará persecución política o cualquier otro argumento para intentar evitar la extradición. Pero parece que el caso está bastante encaminado, y las autoridades gringas ya pidieron formalmente su captura con fines de extradición. Ya veremos qué pasa, aunque la verdad es que parece una jugada perdida para ellos.
Este caso nos pone a reflexionar sobre la seguridad de nuestras fronteras y cómo Costa Rica puede estar siendo utilizada como puente para el tráfico de drogas. No es ningún secreto que tenemos problemas con la vigilancia en nuestros puertos y aeropuertos, y esto demuestra que necesitamos reforzar esos controles si queremos mantener nuestra imagen de país seguro y estable. Además, resalta la importancia de la cooperación internacional para combatir este flagelo que afecta a toda la región.
Esta vara es dura, pura realidad. Costa Rica siempre ha sido un lugar tranquilo, un refugio para muchos, pero parece que también hemos atraído la atención de gente con malas intenciones. ¿Ustedes creen que el gobierno debería invertir más recursos en fortalecer la lucha contra el narcotráfico o considerar otras medidas más drásticas para controlar el flujo de personas que entran al país? ¡Déjenme sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensan ustedes sobre esto!
