¡Ay, Dios mío, qué chiva la nota! Resulta que un fertilizante hecho aquí en Costa Rica, el Toledo, va a ser puesto a prueba en unos de los centros científicos más importantes de Estados Unidos. Ya se sabe, nosotros siempre hemos sido buenos pa’ inventar cosas y hacerlas bien, aunque a veces nos costamos un poquito.
La empresa costarricense Innovaciones Circulares, ubicada acá mismo, fue elegida entre varias de Latinoamérica – Argentina, Chile, México, Colombia y Ecuador, imagínate la competencia – para participar en este proyecto. Todo esto gracias al Fondo de Acceso a Instalaciones Centrales, una iniciativa de Cultivar STL que quiere ayudar a las empresas agrícolas de nuestra región a innovar y darle duro.
Lo que hace especial al Toledo es que está hecho con procesos naturales, sacando fósforo de esos desechos agrícolas que normalmente tiramos. Joaquín Víquez, el gerente de Innovaciones Circulares, explica que a corto plazo funciona como cualquier otro fertilizante tradicional, pero a largo plazo deja rastros de fósforo que las plantas pueden usar después. ¡Imagínatelo! Un fertilizante que te da resultados ahora y sigue dando en el futuro... ¡qué carga!
Ahora, van a ponerlo a prueba contra los fertilizantes comunes en el Donald Danforth Plant Science Center, allá en Missouri. Ahí le medirán cómo le va a las plantitas en cuanto salud y crecimiento, con toda la tecnología que tienen, desde química bioanalítica hasta ciencia de datos. Katie Murphy, la jefa del laboratorio central del centro, dice que están felices porque el proyecto encaja perfecto con lo que ellos hacen, reduciendo riesgos y validando productos nuevos.
Y ojo, que Innovaciones Circulares lleva trabajando desde el 2012 en encontrar soluciones sostenibles para nuestros agricultores. Este reconocimiento internacional no es broma, nos pone en el mapa como un país que sabe hacer cosas buenas para el medio ambiente y para la producción de alimentos. Pura vida en serio, señores.
Esto también le da un empujón a la idea de la economía circular, que es usar los desechos para crear cosas nuevas y útiles. En vez de tirar los restos de las cosechas, los transforman en un fertilizante que ayuda a las plantas a crecer. ¡Una movida maestra, diay!
La verdad es que este brete representa una oportunidad enorme para Costa Rica, no solo para la empresa, sino para todo el sector agrícola. Demuestra que podemos competir a nivel mundial con ideas innovadoras y sostenibles. Y eso, en tiempos como estos, donde el cambio climático nos está apretando, es fundamental para asegurar nuestro futuro alimentario.
¿Ustedes creen que este éxito podría inspirar a más emprendedores costarricenses a buscar soluciones creativas para problemas ambientales y agrícolas, o piensan que todavía hay demasiadas barreras burocráticas y falta de financiamiento para que estas iniciativas despeguen realmente? Déjenme sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensa la gente sobre esto.
La empresa costarricense Innovaciones Circulares, ubicada acá mismo, fue elegida entre varias de Latinoamérica – Argentina, Chile, México, Colombia y Ecuador, imagínate la competencia – para participar en este proyecto. Todo esto gracias al Fondo de Acceso a Instalaciones Centrales, una iniciativa de Cultivar STL que quiere ayudar a las empresas agrícolas de nuestra región a innovar y darle duro.
Lo que hace especial al Toledo es que está hecho con procesos naturales, sacando fósforo de esos desechos agrícolas que normalmente tiramos. Joaquín Víquez, el gerente de Innovaciones Circulares, explica que a corto plazo funciona como cualquier otro fertilizante tradicional, pero a largo plazo deja rastros de fósforo que las plantas pueden usar después. ¡Imagínatelo! Un fertilizante que te da resultados ahora y sigue dando en el futuro... ¡qué carga!
Ahora, van a ponerlo a prueba contra los fertilizantes comunes en el Donald Danforth Plant Science Center, allá en Missouri. Ahí le medirán cómo le va a las plantitas en cuanto salud y crecimiento, con toda la tecnología que tienen, desde química bioanalítica hasta ciencia de datos. Katie Murphy, la jefa del laboratorio central del centro, dice que están felices porque el proyecto encaja perfecto con lo que ellos hacen, reduciendo riesgos y validando productos nuevos.
Y ojo, que Innovaciones Circulares lleva trabajando desde el 2012 en encontrar soluciones sostenibles para nuestros agricultores. Este reconocimiento internacional no es broma, nos pone en el mapa como un país que sabe hacer cosas buenas para el medio ambiente y para la producción de alimentos. Pura vida en serio, señores.
Esto también le da un empujón a la idea de la economía circular, que es usar los desechos para crear cosas nuevas y útiles. En vez de tirar los restos de las cosechas, los transforman en un fertilizante que ayuda a las plantas a crecer. ¡Una movida maestra, diay!
La verdad es que este brete representa una oportunidad enorme para Costa Rica, no solo para la empresa, sino para todo el sector agrícola. Demuestra que podemos competir a nivel mundial con ideas innovadoras y sostenibles. Y eso, en tiempos como estos, donde el cambio climático nos está apretando, es fundamental para asegurar nuestro futuro alimentario.
¿Ustedes creen que este éxito podría inspirar a más emprendedores costarricenses a buscar soluciones creativas para problemas ambientales y agrícolas, o piensan que todavía hay demasiadas barreras burocráticas y falta de financiamiento para que estas iniciativas despeguen realmente? Déjenme sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensa la gente sobre esto.
