¡Ay, Dios mío, qué bronca! Resulta que el Poder Judicial, pa’ sorpresa de nadie, dio luz verde a la extradición del ex magistrado Celso Gamboa a Estados Unidos. Su abogada, Natalia Gamboa, confirmó la jugada, y el juez Serrano Baby selló el trato. Esto ya pinta pa’ un brete judicial colosal, vamos a ver cómo se desarrolla este chin.
Pa’ ponerle pausa al asunto, recuerden que Gamboa tienen procesos pendientes acá en Costa Rica. Así que, aunque EE.UU. lo quiera rapidísimo, tendrá que agendarse a completar esos trámites por acá primero. Lo que significa que esto no será un paseo dominical, ni mucho menos. Claro, los jueces no estaban analizando si es culpable o inocente, sino si cumplimos con todo el papeleo. Un trámite más, dicen ellos… ¡qué carga!
Ahora, la pregunta del millón: ¿de qué exactamente lo acusan? Pues parece ser que Gamboa estaría involucrado en un esquema de tráfico internacional de drogas que data desde 2017, cuando todavía ostentaba el título de magistrado. Las operaciones, según Estados Unidos, abarcan desde Latinoamérica hasta Norteamérica. ¡Un operativo de dimensiones globales, diay!
Lo que le caen encima son dos cargos pesados. Según la acusación, Gamboa se habría puesto de acuerdo con otros individuos – algunos conocidos, otros no tanto– para fabricar y distribuir más de cinco kilos de cocaína. ¡Más de cinco kilos, chunches! Esto no es un agarrón en la playa, esto es harina gruesa. La acusación es clara: él estuvo metido hasta el cuello en el negocio.
Y eso no es todo. También lo acusan de colaborar con terceros en la fabricación y distribución de esa misma cantidad de droga. Parece que Gamboa no estaba trabajando solo; tenía cómplices, socios en el crimen. Y ahora, todos van a tener que rendir cuentas ante la justicia estadounidense. El caso tiene tantos hilos que da escalofríos, ¿eh?
Pero esperen, que hay más. Además de las acusaciones penales, Estados Unidos busca incautar cualquier activo que provenga directamente o indirectamente de estas actividades ilícitas. Y si no encuentran el dinero sucio, irán tras los bienes sustitutos: propiedades que hayan sido transferidas, vendidas, escondidas o mezcladas con otros fondos. En cuanto a Gamboa, parece que solo aparece una propiedad a su nombre, ubicada en Garabito de Puntarenas. Veremos si ahí encuentran algo interesante.
Este escándalo, por cierto, se engloba dentro de la llamada Operación “Take Back America,” una iniciativa gringa para combatir el crimen organizado transnacional y frenar la migración irregular. Así que Gamboa terminó siendo parte de un plan mayor, digamos. El Departamento de Justicia ya había comunicado la acusación hace unos meses, señalando que Gamboa, presuntamente, facilitó el trabajo de los narcotraficantes. Al caso se suma otra figura clave: un tipo apodado “Pecho de Rata,” aparentemente ligado a las operaciones de Gamboa. Podríamos estar viendo el iceberg de toda una red criminal organizada, ¿quién sabe?
En fin, este tema está dando vuelta y vuelta, y nos deja pensando: ¿Cómo es posible que un ex magistrado esté envuelto en una trama de narcotráfico internacional tan compleja? Y lo más importante, ¿quiénes son las otras piezas clave de este rompecabezas que aún faltan por descubrir? ¿Creen que este caso abrirá la puerta a desenmascarar redes más amplias de corrupción en Costa Rica? Dejen sus opiniones abajo, ¡queremos saber qué piensan ustedes!
Pa’ ponerle pausa al asunto, recuerden que Gamboa tienen procesos pendientes acá en Costa Rica. Así que, aunque EE.UU. lo quiera rapidísimo, tendrá que agendarse a completar esos trámites por acá primero. Lo que significa que esto no será un paseo dominical, ni mucho menos. Claro, los jueces no estaban analizando si es culpable o inocente, sino si cumplimos con todo el papeleo. Un trámite más, dicen ellos… ¡qué carga!
Ahora, la pregunta del millón: ¿de qué exactamente lo acusan? Pues parece ser que Gamboa estaría involucrado en un esquema de tráfico internacional de drogas que data desde 2017, cuando todavía ostentaba el título de magistrado. Las operaciones, según Estados Unidos, abarcan desde Latinoamérica hasta Norteamérica. ¡Un operativo de dimensiones globales, diay!
Lo que le caen encima son dos cargos pesados. Según la acusación, Gamboa se habría puesto de acuerdo con otros individuos – algunos conocidos, otros no tanto– para fabricar y distribuir más de cinco kilos de cocaína. ¡Más de cinco kilos, chunches! Esto no es un agarrón en la playa, esto es harina gruesa. La acusación es clara: él estuvo metido hasta el cuello en el negocio.
Y eso no es todo. También lo acusan de colaborar con terceros en la fabricación y distribución de esa misma cantidad de droga. Parece que Gamboa no estaba trabajando solo; tenía cómplices, socios en el crimen. Y ahora, todos van a tener que rendir cuentas ante la justicia estadounidense. El caso tiene tantos hilos que da escalofríos, ¿eh?
Pero esperen, que hay más. Además de las acusaciones penales, Estados Unidos busca incautar cualquier activo que provenga directamente o indirectamente de estas actividades ilícitas. Y si no encuentran el dinero sucio, irán tras los bienes sustitutos: propiedades que hayan sido transferidas, vendidas, escondidas o mezcladas con otros fondos. En cuanto a Gamboa, parece que solo aparece una propiedad a su nombre, ubicada en Garabito de Puntarenas. Veremos si ahí encuentran algo interesante.
Este escándalo, por cierto, se engloba dentro de la llamada Operación “Take Back America,” una iniciativa gringa para combatir el crimen organizado transnacional y frenar la migración irregular. Así que Gamboa terminó siendo parte de un plan mayor, digamos. El Departamento de Justicia ya había comunicado la acusación hace unos meses, señalando que Gamboa, presuntamente, facilitó el trabajo de los narcotraficantes. Al caso se suma otra figura clave: un tipo apodado “Pecho de Rata,” aparentemente ligado a las operaciones de Gamboa. Podríamos estar viendo el iceberg de toda una red criminal organizada, ¿quién sabe?
En fin, este tema está dando vuelta y vuelta, y nos deja pensando: ¿Cómo es posible que un ex magistrado esté envuelto en una trama de narcotráfico internacional tan compleja? Y lo más importante, ¿quiénes son las otras piezas clave de este rompecabezas que aún faltan por descubrir? ¿Creen que este caso abrirá la puerta a desenmascarar redes más amplias de corrupción en Costa Rica? Dejen sus opiniones abajo, ¡queremos saber qué piensan ustedes!