¡Ay, Dios mío, qué bronca! Después de tanto rodeo y palo, parece que la jueza le metió turbo al caso de Celso Gamboa. El Tribunal Penal, con toda la calma del mundo, le dio el visto bueno a la extradición a Estados Unidos. Esto significa que, después de meses de circo mediático, el exmagistrado tendrá que ir a rendir cuentas allá, acusado de meterse en negocios turbios con la droga.
Para ponerlos al día, este asunto viene arrastrando desde hace buen tiempo. Resulta que Estados Unidos, a través de la DEA, lo quiere ver bailar por presuntamente estar involucrado en tráfico internacional de drogas y conspiración. La Fiscalía Federal gringa lo acusa de participar en operaciones ilícitas que movían cocaína desde acá hacia tierras ajenas, y ya saben cómo termina eso... ¡tremendo problema!
Todo este proceso ha sido un verdadero espectáculo, mi clave. Imagínense, un exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia, ahora enfrentándose a cargos tan graves. La defensa, claro, no se quedó quieta y presentó pruebas y objeciones para intentar evitar que Gamboa dejara el país, pero la jueza Serrano, sin andarse por maderas, mandó todo pa’ abajo. Dijo que las pruebas presentadas no eran suficientes para cambiar la opinión inicial.
Y hablando de la defensa, esos abogados juraron que van a apelar esta decisión. Dicen que tienen tres días hábiles para presentar el recurso ante una sala superior. Pero si me preguntan, yo creo que esto ya está casi cerrado. A ver si encuentran alguna varita mágica que los salve de esta situación. ¡Qué pena por ellos y por Gamboa, porque este brete se lo hizo él mismo!
Ahora bien, recordemos que la captura de Gamboa no fue precisamente un acto heroico suyo. Lo agarraron junto con el famoso “Pecho de Rata” –Edwin López Vega–, luego de una investigación conjunta entre el OIJ y la DEA que duró más de un año. Zúñiga, el jefe del OIJ, salió diciendo que este caso es un hito importante en la lucha contra el crimen organizado de alto nivel. ¡Veremos si realmente lo es, mae!
Este caso ha hecho ruido a diestra y siniestra, especialmente porque involucra a alguien que estuvo en la cúspide del Poder Judicial. Todos nos preguntamos cómo pudo pasar esto, cómo alguien tan influyente se pudo meter en un lío así. Algunos dicen que es producto de la corrupción rampante, otros que es simplemente mala suerte. Pero la verdad es que, cualquiera que sea la razón, esto da mucho que pensar sobre la transparencia y la ética en nuestro país.
En fin, parece que Gamboa ya empacó sus cosas (figurativamente, claro). Esto marca un punto importante en la relación entre Costa Rica y Estados Unidos en materia de cooperación contra el crimen. Y también nos deja una lección importante: nadie, ni siquiera los que tienen el título de doctor o fueron magistrados, están por encima de la ley. Así que, ¡a cumplirla, señores!
Con todo esto que hemos conversado, ¿creen que la extradición de Gamboa marcará un precedente importante para futuros casos de corrupción que involucren a altos funcionarios públicos, o simplemente será un capítulo más en nuestra historia de escándalos?
Para ponerlos al día, este asunto viene arrastrando desde hace buen tiempo. Resulta que Estados Unidos, a través de la DEA, lo quiere ver bailar por presuntamente estar involucrado en tráfico internacional de drogas y conspiración. La Fiscalía Federal gringa lo acusa de participar en operaciones ilícitas que movían cocaína desde acá hacia tierras ajenas, y ya saben cómo termina eso... ¡tremendo problema!
Todo este proceso ha sido un verdadero espectáculo, mi clave. Imagínense, un exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia, ahora enfrentándose a cargos tan graves. La defensa, claro, no se quedó quieta y presentó pruebas y objeciones para intentar evitar que Gamboa dejara el país, pero la jueza Serrano, sin andarse por maderas, mandó todo pa’ abajo. Dijo que las pruebas presentadas no eran suficientes para cambiar la opinión inicial.
Y hablando de la defensa, esos abogados juraron que van a apelar esta decisión. Dicen que tienen tres días hábiles para presentar el recurso ante una sala superior. Pero si me preguntan, yo creo que esto ya está casi cerrado. A ver si encuentran alguna varita mágica que los salve de esta situación. ¡Qué pena por ellos y por Gamboa, porque este brete se lo hizo él mismo!
Ahora bien, recordemos que la captura de Gamboa no fue precisamente un acto heroico suyo. Lo agarraron junto con el famoso “Pecho de Rata” –Edwin López Vega–, luego de una investigación conjunta entre el OIJ y la DEA que duró más de un año. Zúñiga, el jefe del OIJ, salió diciendo que este caso es un hito importante en la lucha contra el crimen organizado de alto nivel. ¡Veremos si realmente lo es, mae!
Este caso ha hecho ruido a diestra y siniestra, especialmente porque involucra a alguien que estuvo en la cúspide del Poder Judicial. Todos nos preguntamos cómo pudo pasar esto, cómo alguien tan influyente se pudo meter en un lío así. Algunos dicen que es producto de la corrupción rampante, otros que es simplemente mala suerte. Pero la verdad es que, cualquiera que sea la razón, esto da mucho que pensar sobre la transparencia y la ética en nuestro país.
En fin, parece que Gamboa ya empacó sus cosas (figurativamente, claro). Esto marca un punto importante en la relación entre Costa Rica y Estados Unidos en materia de cooperación contra el crimen. Y también nos deja una lección importante: nadie, ni siquiera los que tienen el título de doctor o fueron magistrados, están por encima de la ley. Así que, ¡a cumplirla, señores!
Con todo esto que hemos conversado, ¿creen que la extradición de Gamboa marcará un precedente importante para futuros casos de corrupción que involucren a altos funcionarios públicos, o simplemente será un capítulo más en nuestra historia de escándalos?