¡Aguas, pura vida! Las autoridades le dieron pa' los suyos a unos delicuentes que estaban causando tremendo problema por Limón. El OIJ metió un golpe certero, desarticulando una banda que era el brazo armado de un cártel reconocido, y vaya que encontraron cositas, ¡una vara! Parece que estos señores pensaban que podían hacer lo que quisieran en nuestras tierras, pero claro, ¡con Costa Rica no se juega!
Todo este brete empezó porque la violencia en la región se había puesto bien fea. Disputas territoriales que terminaban en sangre y gente inocente sufriendo las consecuencias. Ya la cosa estaba insostenible, y el gobierno tuvo que actuar, moviendo sus fichas para ponerle fin a este desmadre. El OIJ, como siempre, a la cabeza de la operación, dando muestra de que no se andan con rodeos cuando hay que defender la seguridad de todos nosotros.
La operación fue una maravilla, casi cinematográfica. Doce allanamientos sorpresa, con agentes buscando como perros sabuesos cualquier prueba que vinculara a estos tipos con los crímenes. Y vaya si la encontraron: armas, municiones, celulares... Un arsenal digno de una película de acción, pero lamentablemente, una realidad terrible para nuestra sociedad. Se dice que estos sujetos eran responsables de varios asesinatos, dejando huérfanos a niños y destrozando familias enteras. ¡Una pena, diay!
Entre los detenidos tenemos a dos hombres identificados como De La O y Flores, acusados directamente de participar en cuatro asesinatos que sacudieron a la provincia entre 2024 y 2025. Además, capturaron a tres hombres, dos García y un Reyes, quienes presuntamente eran los encargados de guardar todo ese armamento peligroso. ¡Imagínate la responsabilidad que tenían esos señores! Con toda esa parafernalia bélica, cualquiera se pondría tramado.
Y hablando de armamento, ¡qué narices! Encontraron 31 armas de fuego, incluyendo rifles AK-47 y AR-15, además de 15 pistolas, ¡y eso sin hablar de las municiones!: 4768 balas, 80 cargadores… Una cantidad impresionante que daba escalofríos. También incautaron fajos de colones, teléfonos celulares, marihuana, tarjetas SIM y hasta computadoras. Todo esto indica una organización muy estructurada y bien financiada, dispuesta a lo que fuera para cumplir sus objetivos turbios.
Para que nos quede más claro cómo de graves eran las cosas, recordemos algunos de los casos que llevaron a esta intervención policial. En Año Nuevo de 2024, un joven fue asesinado frente a una cancha de fútbol en Limoncito, dejándolo a él y a un niño herido de muerte. Luego, en julio de 2024, otro hombre fue víctima de una emboscada en Río Banano, y finalmente, en agosto de 2025, un papá fue asesinado delante de su hija en Pueblo Nuevo, justo cuando iba a buscarla al colegio. ¡Terrible, diay! Estos crímenes dejaron una cicatriz profunda en la comunidad.
Después de cometer el asesinato en Pueblo Nuevo, los vándalos intentaron borrar sus rastros prendiéndole fuego al vehículo que usaron. Pero bueno, nuestros detectives son perspicaces y lograron recuperar algunas pistas que les ayudaron a identificar a los culpables. Lo importante ahora es que están tras las rejas y que enfrentarán la ley por sus acciones. Esperemos que esto sirva de ejemplo para otros que piensen en seguirles los pasos. Que sepan que las autoridades no van a tolerar ni un poquito más de esta clase de comportamiento.
Esta operación es un respiro para la tranquilidad de la población limonense y un mensaje claro para todos aquellos que se dedican a sembrar el miedo y la inseguridad: ¡aquí no pasa nada! Pero me pregunto, ¿cree usted que estas medidas serán suficientes para frenar la influencia de los cárteles en Costa Rica, o necesitamos una estrategia aún más contundente para proteger a nuestras comunidades?
Todo este brete empezó porque la violencia en la región se había puesto bien fea. Disputas territoriales que terminaban en sangre y gente inocente sufriendo las consecuencias. Ya la cosa estaba insostenible, y el gobierno tuvo que actuar, moviendo sus fichas para ponerle fin a este desmadre. El OIJ, como siempre, a la cabeza de la operación, dando muestra de que no se andan con rodeos cuando hay que defender la seguridad de todos nosotros.
La operación fue una maravilla, casi cinematográfica. Doce allanamientos sorpresa, con agentes buscando como perros sabuesos cualquier prueba que vinculara a estos tipos con los crímenes. Y vaya si la encontraron: armas, municiones, celulares... Un arsenal digno de una película de acción, pero lamentablemente, una realidad terrible para nuestra sociedad. Se dice que estos sujetos eran responsables de varios asesinatos, dejando huérfanos a niños y destrozando familias enteras. ¡Una pena, diay!
Entre los detenidos tenemos a dos hombres identificados como De La O y Flores, acusados directamente de participar en cuatro asesinatos que sacudieron a la provincia entre 2024 y 2025. Además, capturaron a tres hombres, dos García y un Reyes, quienes presuntamente eran los encargados de guardar todo ese armamento peligroso. ¡Imagínate la responsabilidad que tenían esos señores! Con toda esa parafernalia bélica, cualquiera se pondría tramado.
Y hablando de armamento, ¡qué narices! Encontraron 31 armas de fuego, incluyendo rifles AK-47 y AR-15, además de 15 pistolas, ¡y eso sin hablar de las municiones!: 4768 balas, 80 cargadores… Una cantidad impresionante que daba escalofríos. También incautaron fajos de colones, teléfonos celulares, marihuana, tarjetas SIM y hasta computadoras. Todo esto indica una organización muy estructurada y bien financiada, dispuesta a lo que fuera para cumplir sus objetivos turbios.
Para que nos quede más claro cómo de graves eran las cosas, recordemos algunos de los casos que llevaron a esta intervención policial. En Año Nuevo de 2024, un joven fue asesinado frente a una cancha de fútbol en Limoncito, dejándolo a él y a un niño herido de muerte. Luego, en julio de 2024, otro hombre fue víctima de una emboscada en Río Banano, y finalmente, en agosto de 2025, un papá fue asesinado delante de su hija en Pueblo Nuevo, justo cuando iba a buscarla al colegio. ¡Terrible, diay! Estos crímenes dejaron una cicatriz profunda en la comunidad.
Después de cometer el asesinato en Pueblo Nuevo, los vándalos intentaron borrar sus rastros prendiéndole fuego al vehículo que usaron. Pero bueno, nuestros detectives son perspicaces y lograron recuperar algunas pistas que les ayudaron a identificar a los culpables. Lo importante ahora es que están tras las rejas y que enfrentarán la ley por sus acciones. Esperemos que esto sirva de ejemplo para otros que piensen en seguirles los pasos. Que sepan que las autoridades no van a tolerar ni un poquito más de esta clase de comportamiento.
Esta operación es un respiro para la tranquilidad de la población limonense y un mensaje claro para todos aquellos que se dedican a sembrar el miedo y la inseguridad: ¡aquí no pasa nada! Pero me pregunto, ¿cree usted que estas medidas serán suficientes para frenar la influencia de los cárteles en Costa Rica, o necesitamos una estrategia aún más contundente para proteger a nuestras comunidades?
