Diay maes, ¿ya vieron la última bomba que nos tiraron? Resulta que el Tío Sam se levantó con el pie izquierdo y decidió que ahora va a ser un despiche conseguir la visa si usted, en algún momento de su vida, tuvo un brete relacionado con el Partido Comunista Chino (PCC). Y no, no es vara, la noticia de CRHoy lo deja clarísimo. El gobierno de Trump anunció una nueva política que, en buen tico, significa que si su currículum tiene la más mínima mancha roja de China, puede irse despidiendo del sueño americano, al menos por un buen rato. ¡Qué torta! Esto no es un simple requisito nuevo, es una movida de ajedrez en el tablero mundial donde Costa Rica, como siempre, es uno de los peones que se pueden sacrificar sin mucho drama.
El argumento de los gringos suena, a primera vista, hasta noble. Dicen que esta medida es para "contrarrestar la influencia de China" y proteger el "Estado de derecho" en Centroamérica. O sea, según ellos, el PCC anda por aquí moviendo hilos, desestabilizando la choza y ellos, como los superhéroes de la película, vienen a salvarnos. Pero seamos honestos, ¿a quién le están hablando? Esto tiene un tufillo a Guerra Fría 2.0 que no se lo quita nadie. La vara es que mientras los dos titanes se agarran del pelo, los que quedamos en medio somos nosotros. Un día estamos firmando tratados comerciales con China para vender más piña y café, y al otro nos cae esta sanción indirecta que nos recuerda quién es el que manda en este lado del charco.
Pero aquí es donde el asunto se pone más denso y personal. La restricción no es solo para el mae que está ahorita mismo recibiendo un salario de una empresa estatal china. ¡No, señor! La directriz dice que también aplica para quienes lo hayan hecho en el PASADO. Imagínese usted: tal vez hace diez años, recién salido de la U, su primer brete fue en una compañía de tecnología con capital chino. Usted ni sabía quién era el dueño, solo necesitaba la plata. Pues ahora, ¡salado! Por ese chunche en su historial laboral, usted es de pronto un agente desestabilizador. Y para ponerle la cereza al pastel, la medida podría afectar hasta a los FAMILIARES. O sea, no solo le friegan el paseo a usted, sino que su tata, su mamá o sus hijos podrían irse en la baila por un trabajo que usted tuvo hace una década. Es una locura.
El comunicado del Departamento de Estado es clarísimo y no deja espacio para interpretaciones. Hablan de "proteger la prosperidad económica y los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos". Nadie les niega su derecho a protegerse, obvio. Pero usar a toda Centroamérica como campo de batalla para su pleito con China se siente, como mínimo, abusivo. Nos ven como su patio trasero y actúan en consecuencia. Esta política no distingue entre un espía de alto nivel y un ingeniero tico que simplemente aceptó una buena oferta de brete. Para ellos, todo va en el mismo saco. Es una generalización peligrosa que mete en problemas a gente que probablemente ni vela tiene en este entierro geopolítico.
Al final, este enredo nos deja con un montón de preguntas y un sabor de boca bastante amargo. Nos pone entre la espada y la pared: o le hacemos caso a las oportunidades económicas que ofrece China, o nos alineamos sin chistar con Estados Unidos para no perder beneficios como las visas. Esto va más allá de un simple trámite migratorio; es una prueba de fuego para nuestra soberanía y nuestra capacidad de navegar en un mundo cada vez más polarizado. Por eso les pregunto, maes, ¿qué opinan de todo este despiche? ¿Tiene jupa que Estados Unidos nos meta así en su bronca con China, afectando a ticos de a pie? ¿O creen que es una medida dura pero necesaria para frenar una influencia que sí podría ser peligrosa para la región? ¡Los leo!
El argumento de los gringos suena, a primera vista, hasta noble. Dicen que esta medida es para "contrarrestar la influencia de China" y proteger el "Estado de derecho" en Centroamérica. O sea, según ellos, el PCC anda por aquí moviendo hilos, desestabilizando la choza y ellos, como los superhéroes de la película, vienen a salvarnos. Pero seamos honestos, ¿a quién le están hablando? Esto tiene un tufillo a Guerra Fría 2.0 que no se lo quita nadie. La vara es que mientras los dos titanes se agarran del pelo, los que quedamos en medio somos nosotros. Un día estamos firmando tratados comerciales con China para vender más piña y café, y al otro nos cae esta sanción indirecta que nos recuerda quién es el que manda en este lado del charco.
Pero aquí es donde el asunto se pone más denso y personal. La restricción no es solo para el mae que está ahorita mismo recibiendo un salario de una empresa estatal china. ¡No, señor! La directriz dice que también aplica para quienes lo hayan hecho en el PASADO. Imagínese usted: tal vez hace diez años, recién salido de la U, su primer brete fue en una compañía de tecnología con capital chino. Usted ni sabía quién era el dueño, solo necesitaba la plata. Pues ahora, ¡salado! Por ese chunche en su historial laboral, usted es de pronto un agente desestabilizador. Y para ponerle la cereza al pastel, la medida podría afectar hasta a los FAMILIARES. O sea, no solo le friegan el paseo a usted, sino que su tata, su mamá o sus hijos podrían irse en la baila por un trabajo que usted tuvo hace una década. Es una locura.
El comunicado del Departamento de Estado es clarísimo y no deja espacio para interpretaciones. Hablan de "proteger la prosperidad económica y los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos". Nadie les niega su derecho a protegerse, obvio. Pero usar a toda Centroamérica como campo de batalla para su pleito con China se siente, como mínimo, abusivo. Nos ven como su patio trasero y actúan en consecuencia. Esta política no distingue entre un espía de alto nivel y un ingeniero tico que simplemente aceptó una buena oferta de brete. Para ellos, todo va en el mismo saco. Es una generalización peligrosa que mete en problemas a gente que probablemente ni vela tiene en este entierro geopolítico.
Al final, este enredo nos deja con un montón de preguntas y un sabor de boca bastante amargo. Nos pone entre la espada y la pared: o le hacemos caso a las oportunidades económicas que ofrece China, o nos alineamos sin chistar con Estados Unidos para no perder beneficios como las visas. Esto va más allá de un simple trámite migratorio; es una prueba de fuego para nuestra soberanía y nuestra capacidad de navegar en un mundo cada vez más polarizado. Por eso les pregunto, maes, ¿qué opinan de todo este despiche? ¿Tiene jupa que Estados Unidos nos meta así en su bronca con China, afectando a ticos de a pie? ¿O creen que es una medida dura pero necesaria para frenar una influencia que sí podría ser peligrosa para la región? ¡Los leo!
