Maes, agárrense porque se armó el zafarrancho con un tema que nos toca a todos de cerca, ya sea porque tenemos güilas, sobrinos o simplemente porque nos importa el futuro del país: el bendito uso de los celulares en los colegios. La cosa está que arde. Por un lado, tenemos al Ministro de Educación, con una visión más “moderna”, diciendo que no hay que prohibir el chunche, sino usarlo para aprender. Y por el otro, una diputada que llegó con los tacos de frente a presentar un proyecto de ley para que los celulares desaparezcan de las aulas y hasta de los recreos. ¡Qué despiche!
Vamos por partes. El mandamás del MEP, José Leonardo Sánchez, salió a decir que la idea no es convertir las clases en un festival de TikToks. Su propuesta, que ya está cocinándose en una reforma, es que el uso del celular quede a criterio del docente y sea para un fin “estrictamente pedagógico”. O sea, la vara es que el profe dé luz verde para investigar algo rápido, usar una app educativa o cualquier cosa que sume a la materia. Según él, es reconocer que la tecnología y la inteligencia artificial ya son parte de nuestro mundo y es mejor enseñar a usarlas bien que hacerse el mae que no existen. Suena lógico, ¿verdad? No satanizar la herramienta, sino darle un buen uso.
Pero diay, como en toda buena novela tica, llegó la contraparte con todo. La diputada independiente Cynthia Córdoba no se anduvo por las ramas y mandó un proyectil directo a la línea de flotación del MEP: el expediente 25153. Este plan propone prohibir tajantemente los celulares y tabletas en escuelas y colegios, tanto en clases como en recreos. ¡Así como lo leen! Su argumento principal no es solo la distracción, que ya todos sabemos que es un problema, sino la brecha educativa. Ella dice, y tiene un buen punto, que mientras algunos güilas con más recursos usan la tablet para bretear en serio, otros la usan para cualquier cosa menos para estudiar, creando una desigualdad en el propio uso de la tecnología.
Y aquí es donde la cosa se pone más densa. Córdoba no quiere un simple decreto, porque sabe que en este país eso puede ser un “saludo a la bandera”. Ella quiere una ley en toda regla para darle seguridad jurídica al asunto. Tiene el respaldo de gente de peso, como Rocío Solís, exjerarca del PANI y exviceministra académica. Solís fue clarísima: “En el MEP cuesta que un decreto se mantenga, llega un nuevo ministro... y borrón y cuenta nueva”. Ambas apuntan a que el uso excesivo de pantallas está generando ansiedad y afectando el cerebro de los carajillos. No es un tema menor, están hablando de un problema de salud pública y desarrollo neurológico, no solo de si ponen atención en Cívica.
Entonces, ¿en qué quedamos? La situación es un enredo total. Por un lado, la propuesta del MEP suena tuanis porque se adapta a los tiempos, a un mundo donde la tecnología es inevitable. Prohibir por prohibir a veces es la salida fácil y poco efectiva. Pero, por otro lado, la realidad en muchas aulas es un desmadre de notificaciones, ciberbullying y una distracción constante que los profes a duras penas pueden manejar. El argumento de la diputada y la experta sobre la seguridad jurídica y los efectos en la salud de los güilas es demasiado fuerte como para ignorarlo. No es una idea jalada del pelo; es una respuesta a un problema que muchos padres y educadores ven todos los días.
Diay, maes, la pregunta del millón es... ¿ustedes qué harían? ¿Son #TeamMEP con el uso controlado o #TeamLeyAntiCelular con la prohibición total? ¿Hay un punto medio realista o esta vara ya está destinada a irse al traste sin importar lo que se decida? ¡Los leo en los comentarios!
Vamos por partes. El mandamás del MEP, José Leonardo Sánchez, salió a decir que la idea no es convertir las clases en un festival de TikToks. Su propuesta, que ya está cocinándose en una reforma, es que el uso del celular quede a criterio del docente y sea para un fin “estrictamente pedagógico”. O sea, la vara es que el profe dé luz verde para investigar algo rápido, usar una app educativa o cualquier cosa que sume a la materia. Según él, es reconocer que la tecnología y la inteligencia artificial ya son parte de nuestro mundo y es mejor enseñar a usarlas bien que hacerse el mae que no existen. Suena lógico, ¿verdad? No satanizar la herramienta, sino darle un buen uso.
Pero diay, como en toda buena novela tica, llegó la contraparte con todo. La diputada independiente Cynthia Córdoba no se anduvo por las ramas y mandó un proyectil directo a la línea de flotación del MEP: el expediente 25153. Este plan propone prohibir tajantemente los celulares y tabletas en escuelas y colegios, tanto en clases como en recreos. ¡Así como lo leen! Su argumento principal no es solo la distracción, que ya todos sabemos que es un problema, sino la brecha educativa. Ella dice, y tiene un buen punto, que mientras algunos güilas con más recursos usan la tablet para bretear en serio, otros la usan para cualquier cosa menos para estudiar, creando una desigualdad en el propio uso de la tecnología.
Y aquí es donde la cosa se pone más densa. Córdoba no quiere un simple decreto, porque sabe que en este país eso puede ser un “saludo a la bandera”. Ella quiere una ley en toda regla para darle seguridad jurídica al asunto. Tiene el respaldo de gente de peso, como Rocío Solís, exjerarca del PANI y exviceministra académica. Solís fue clarísima: “En el MEP cuesta que un decreto se mantenga, llega un nuevo ministro... y borrón y cuenta nueva”. Ambas apuntan a que el uso excesivo de pantallas está generando ansiedad y afectando el cerebro de los carajillos. No es un tema menor, están hablando de un problema de salud pública y desarrollo neurológico, no solo de si ponen atención en Cívica.
Entonces, ¿en qué quedamos? La situación es un enredo total. Por un lado, la propuesta del MEP suena tuanis porque se adapta a los tiempos, a un mundo donde la tecnología es inevitable. Prohibir por prohibir a veces es la salida fácil y poco efectiva. Pero, por otro lado, la realidad en muchas aulas es un desmadre de notificaciones, ciberbullying y una distracción constante que los profes a duras penas pueden manejar. El argumento de la diputada y la experta sobre la seguridad jurídica y los efectos en la salud de los güilas es demasiado fuerte como para ignorarlo. No es una idea jalada del pelo; es una respuesta a un problema que muchos padres y educadores ven todos los días.
Diay, maes, la pregunta del millón es... ¿ustedes qué harían? ¿Son #TeamMEP con el uso controlado o #TeamLeyAntiCelular con la prohibición total? ¿Hay un punto medio realista o esta vara ya está destinada a irse al traste sin importar lo que se decida? ¡Los leo en los comentarios!